El embarazo y spa no siempre van de la mano porque es una de esas dudas frecuentes que suelen asaltarnos cuando estamos esperando un bebé. Una vez más se convierte en un tema a tratar porque son varias las afirmaciones que recaen sobre ello. Así que, si estás pensando ir a pasar unos días a un spa, conviene que sepas lo siguiente.
Es cierto que el embarazo supone una serie de cambios físicos pero también a nivel psicológico. De ahí que muchas mujeres quieran liberar las tensiones de cada uno de los trimestres y que el acudir a un spa sea una buena opción para relarjarse. Aunque debes tener claro los siguientes puntos que mencionamos.
Embarazo y spa en el primer trimestre de gestación
El primer trimestre siempre suele ser el más delicado de toda la gestación, como bien sabrás. No hay una evidencia clara donde se prohíban pero tampoco son de lo más aconsejables. ¿Por qué? Pues porque los cambios en nuestro cuerpo son bastante importantes y este tipo de lugares, debido a la temperatura del agua, pueden hacer que la temperatura del cuerpo también aumente. De ahí que si las aguas tienen una temperatura mayor a 37º están totalmente desaconsejadas. De ahí que tampoco las saunas se aconsejan durante el embarazo ni los cambios bruscos de temperatura.
Un tiempo límite en el segundo trimestre de embarazo
Pasado el primer trimestre, si no tienes ningún tipo de complicación y llevas un embarazo de bajo riesgo, sí que puedes meterte en una bañera de hidromasaje, por ejemplo. Pero ojo, tampoco estar allí mucho tiempo: unos 10 minutos, aproximadamente sería suficiente. Esto es debido de nuevo al calor. No queremos que el cuerpo se caliente demasiado, porque podría afectar a la llegada de la sangre y del oxígeno al útero. Lo que sería complicado para nuestro bebé. Lo que puedes hacer es estar solo unos minutos, sentada y con medio cuerpo fuera del agua para equilibrar dicha temperatura.
¿Qué pasa si estoy embarazada y entro a aguas termales?
Cuando ya estamos en el tercer trimestre de embarazo y vas a un spa o recibes tratamientos termales, siempre es mejor que evites los siguientes:
- Baños de burbujas así como las cascadas o los hidromasajes.
- Los baños de vapor.
- las técnicas que usen agua fría y caliente en contraste.
- Los barros si están a temperaturas elevadas.
- Los baños en piscinas al final de la gestaación por posibles infecciones.
Así que, lo que debemos tener claro es que sí pueden existir riesgos si nos encontramos con temperaturas elevadas en las aguas, que es lo que suele sucede en las termales, o cambios bruscos. Porque esto altera nuestro cuerpo y puede que el útero no reciba cuanto necesita. Hacia el último trimestre, dichos cambios incluso pueden provocar contracciones.
¿Puedo ir al spa estando embarazada?
A pesar de todo lo que hemos comentado sí que puedes acudir al spa estando embarazada. Pero como ves, tienes que extremar siempre las precauciones. Sobre todo a modo de controlar la temperatura del agua y de dejarte llevar por ciertos tratamiento que no se aconsejan. Pero es cierto que un spa puede tener muchas ventajas como aliviar el cansancio, relajarte, reducir la hinchazón de los pies e incluso ayudarte a que puedas conciliar el sueño. Por eso, es conveniente que antes de dar el paso lo consultes con tu médico, ya que será él quien pueda darte luz verde o no. Esto dependerá del tipo de embarazo que lleves.
También te hablará de las infecciones vaginales. Sabemos que en el embarazo somos mucho más propensas a contraerlas y por ello debemos extremar también las precaciones en este tema. Por lo que un cambio de bañador más frecuente, beber mucha agua y una alimentación equilibrada, nos pueden ayudar en ello.