Los preadolescentes y adolescentes están pasando por muchos cambios, tanto físicos como mentales. También es un momento en que pueden comenzar a mostrar comportamientos problemáticos, como la agresión, cambios de humor, discutir y desafiar las reglas establecidas.
Como padre, es natural que este tipo de comportamientos se conviertan en el centro de tu atención: son problemas que quieres resolver. Pero en realidad es mejor no centrarse en estos comportamientos. En cambio, trata de entender la perspectiva de tus hijos.
Para comprender mejor a tus hijos, deberás practicar la escucha activa. La escucha activa ocurre cuando prestamos toda nuestra atención a lo que alguien está diciendo. Esto significa que no está haciendo multitareas mientras tus hijos están hablando contigo. Significa que no estás revisando tu teléfono o escribiendo una lista de cosas que hacer.
Escuchar activamente significa no interrumpir a tus hijos mientras hablan. Significa no juzgarlos o moralizar sobre algo que hicieron. Significa no ofrecer consejos no solicitados. Puedes mostrarles a tus hijos que les está prestando toda tu atención al decirles cosas como «adelante» y «cuéntame más”. De vez en cuando, resume tu comprensión de lo que tus hijos han estado diciendo. Por ejemplo, podrías decir: «Parece que hay un grupo genial de niños en tu clase, y que te sientes excluido por ellos”.
Esto le indica a tu hijo que estás escuchando activamente. También es una forma de verificar que entiendes lo que él o ella está diciendo. Algunos padres piensan que si solo pudieran hacer que sus hijos entiendan algún principio fundamental, todo el problema desaparecería. Pero a menudo lo que más necesitan los preadolescentes y adolescentes es no entender; necesitan sentirse comprendidos .
Cuando no se sienten comprendidos, se vuelven desafiantes. Por otro lado, cuando se sienten comprendidos, crea un espacio donde se sienten seguros. Y eso, a su vez, crea un entorno en el que están abiertos a mirar el problema desde una nueva perspectiva.