Los niños no merecen que se les grite. Los padres cuando lo hacen es porque han perdido la paciencia y el respeto hacia sus hijos. Lo que está claro es que si un padre grita y no respeta a sus hijos, no puede esperar que éstos le respeten y le hablen siempre bien. Si gritas a tus hijos solo puedes esperar que antes o después ellos también te griten.
Además, un niño cuando recibe gritos de sus padres, solo se bloqueará su cerebro y no aprenderá nada de lo que le estés diciendo en ese momento. Los gritos causan heridas emocionales difíciles de curar. Es doloroso como la persona que te tiene que dar seguridad y amor te grita inundando miedo. Por eso, en lugar de gritar a tus hijos esmero que te centres en otras prácticas y habilidades mejores.
En lugar de gritarles…
La educación hacia los hijos puede ser más positiva si te lo propones. Gritar a los hijos está prohibido. Si quieres gritar claro que puedes hacerlo, ¡pero en la cima de una montaña y no en casa delante de tus hijos! En lugar de gritar a tus hijos puedes:
- Trabajar la educación emocional en casa. Aprender a manejar tus propias emociones y así enseñar a tus hijos a hacerlo también. Si tú sabes hacerlo, tus hijos lo aprenderán. Si hablas con respeto y en voz baja, tus hijos también lo harán.
- Gánate el respeto de tus hijos. El respeto de los hijos no se gana gritando, eso solo consigue miedo y rabia. Para que tus hijos te respeten solo necesitas disciplina y autoridad pero sin gritos ni amenazas… solo con educación emocional.
- Ten empatía. La empatía es un arma poderosa y cuando te pongas en los zapatos de tus hijos, entonces ellos se sentirán queridos y respetados. Esto solo se consigue a través de las emociones.
- Que no falten los limites. En casa no pueden faltar los límites y las normas para que los niños sepan qué se espera de ello. Así sabrán qué se espera de ellos y qué es lo aceptado y lo no aceptado.