Enseña a tu hijo a ser un defensor, no un testigo ante el acoso escolar

Primeras relaciones sentimentales La preadolescencia y la adolescencia es el momento de iniciar las primeras relaciones sentimentales y empezar a experimentar en el mundo del amor y la sexualidad. Estas primeras relaciones pueden resultar muy estresantes,  sobre todo para un joven que aún no está preparado para manejar este tipo de emociones. Para lidiar con esto es importante hablar con los hijos sobre las relaciones, animarle a que no se implique demasiado o a que no se complique la vida y, sobre todo ayudarle a  desarrollar habilidades sociales y aprender a manejar sus emociones para evitar dramas y conflictos innecesarios. 

Desgraciadamente en la actualidad, existen muchos casos de bulliyng en las escuelas donde los niños se convierten unos en agresores, otros en víctimas y otros… en testigos. Tanto los agresores como las víctimas tienen culpa de que ocurra acoso escolar. Los primeros por crearlo y los segundos, por permitirlo.

La presión de grupo es algo poderoso. Pero también lo es defender a otros niños. Existen investigaciones que muestran que cuando una persona se pronuncia contra el acoso, estas agresiones se detienen.

Pero cuando un niño excluye a otro niño, entonces el problema se agrava. Es necesario que enseñes a tu hijo a que cuando ocurra agresión en su escuela, no se quede de brazos cruzados. Esto no significa que deba meterse en mitad de una pelea o de que se convierta también en un objetivo para el bullying o acoso escolar… sino que hay diferentes maneras de abordar las situaciones y convertirse en defensor.

Se puede hacer esto de varias maneras. Antes que nada, puede decirles a los demás que excluir a alguien no es correcto, no es necesario hacerlo directamente al agresor, si no decirlo a los demás testigos para que se den cuenta que ellos también pueden cambiar las cosas, independientemente de lo que diga o haga el agresor. O bien, puede tomar medidas para hacerse amigo del alumno excluido invitándole a hacer algo juntos después de la escuela. También puede ofrecer sentarse con esa persona en el almuerzo, caminar con él/ella en los pasillos y hablar con él/ella entre clases.

Se puede hacer mucho para ser defensor de una persona que sufre bullying o acoso escolar. Si todos los que son testigos pusieran de su parte para parar el acoso, no existiría tal cosa en las aulas y tampoco habrían víctimas. Es cosa de todos acabar con el acoso escolar.


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