Los niños deben aprender a tener buenas conversaciones internas porque es la única manera de que comprendan lo que quieren, cómo lo quieren y también, a entender sus emociones y la de los demás. Las conversaciones internas nos indican quienes somos y nos ayudan a entender el camino por el que queremos transitar en la vida.
Las conversaciones internas pueden ser negativas o positivas. Cuando son negativas pueden conducir a baja autoestima, depresión y a tomar decisiones erróneas en la vida. Los pensamientos negativos pueden hacer que los niños crezcan bajo la sombra de la inseguridad emocional causándole graves consecuencias en su desarrollo y socavando su posible éxito.
En este sentido, es normal que los niños en ocasiones tengan pensamientos negativos, ¡todos los tenemos de vez en cuando! Pero deben aprender a reconducir esos pensamientos para que no marquen su personalidad. Para enseñarle a tu hijo a lidiar con esos pensamientos, primero tendrás que aprender a lidiar tú con ellos, porque solo si sabes hacerlo bien podrás enseñarlo correctamente.
Cuando estás atascado en un pensamiento negativo sobre ti mismo, imagina que hay un niño pequeño dentro de ti a quien le estás contando esas cosas negativas, después practica confortar al niño. ¿Qué le dirías a un niño o ser querido si alguien les hablara de esa manera? Así como no querrías que nadie le dijera cosas hirientes a un niño o a tu mejor amigo, no debes tampoco hablarte así de mal a ti.
Normalmente, los pensamientos o las palabras internas que le dices a alguien más serán amables, reconfortantes y compasivas, lo que te ayudará a hablarte a ti mismo más de esa manera. A tu hijo, como ya es un niño tendrás que decirle que si le hablaría de esa manera a un buen amigo o a un vecino… Y que de igual modo que no le hablaría así a un amigo o a un vecino, ¡tampoco se debe hablar así a él mismo!