Entrevistamos a Maria Berrozpe: «Los bebés necesitan permanecer en contacto constante con su madre»

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Hoy os presento la entrevista que le hemos realizado a María Berrozpe, autora de un libro recién editado y titulado “Dulces Sueños”, que ha publicado Alianza Editorial. Os anticipo que no es un libro con consejos para que el bebé duerma mejor, sino una herramienta para que sean las madres y los padres tomen decisiones autónomas, pero sobre todo respetuosas con los los valores familiares. La información es ‘poder’ y es lo que nos ofrece su lectura. Ha sido posible gracias al análisis y estudio de la literatura científica y divulgativa sobre el sueño infantil.

María Berrozpe es doctora en ciencias biológicas y ha dedicado su carrera profesional a la investigación, que compagina con la crianza de sus tres hijos. Reside en Zurich y en la actualidad investiga y estudia todo lo que está relacionado con la salud primal y el desarrollo de los niños. Nuestra protagonista de hoy es también autora de La Ciencia del Sueño Infantil (web de divulgación científica) y el libro “Una nueva maternidad”; además de monitor de La Liga de la Leche Internacional. Podéis conocerla más en su blog Reeducando a Mamá. Antes de dejaros con la entrevista, me gustaría contaros que si hay algo que me seduce de su nuevo libro es que ofrece una nueva imagen de la ciencia del sueño infantil, puesto que se presenta como integrativa y multidisciplinar.

Si nos lees eres madre o padre, y si lo eres te preguntarás cada día, o te habrás preguntado en el pasado (en el caso de tener hijas e hijos grandes) ‘qué hacer’ si al bebé le cuesta dormirse: ¿Puedo dormir con él? ¿Cuándo lo paso a su habitación? ¿Es bueno que mame por la noche? Ante estas preguntas es posible que encuentres respuestas acordes con tus propios valores, otras que no te ayudan, incluso un montón de consejos profesionales que en ocasiones se convierten en ‘métodos de adiestramiento’. Muchas de las recomendaciones harán sufrir a los peques, y a ti, y no son solución porque no eres tu la que toma decisiones adaptadas a vuestra forma de criar. Y ahora si:

Madres Hoy: ¿Es cierto que asistimos a la que se califica como ‘epidemia’ de insomnio infantil? Si no recuerdo mal he leído alguna vez en La ciencia del sueño infantil que solo ocurre en las sociedades occidentales, ¿cuáles son las causas?

María Berrozpe: En nuestra sociedad ponemos unas condiciones de sueño a nuestros hijos poco acordes con su naturaleza de bebés secundariamente altriciales, mamíferos y primates. Queremos que duerman en solitario lejos de nosotros, mientras que ellos están “programados” para mantenerse en contacto con su madre, u otro adulto cuidador en su ausencia, las 24 horas del día. De ello ha dependido su supervivencia durante nuestra evolución. Los bebés todavía no saben que en la actualidad prácticamente no corren peligro solos en su cuna o hamaquita. Para ellos es tan peligroso y les produce tanto pánico como cuando en la antigüedad quedaban expuestos a las garras de un depredador.

MH: ¿Crees que las madres y los padres hemos perdido confianza en nuestra capacidad de criar y hacerlo bien? ¿Qué otro factor podría explicar la cantidad de profesionales del campo de la pediatría que vienen dándonos recomendaciones sobre dónde y cómo deberían dormir los bebés? ¿No crees que se ha llegado a niveles excesivos de intervencionismo?

M.B.: No sabría decirte muy bien si la hemos perdido o nos la han quitado. Desde finales del siglo XIX y principios del XX una serie de obras divulgativas reflejan la enorme intromisión de los pediatras y psicólogos en la crianza de los hijos, las cuales empezaron a normativizar una serie de comportamientos de origen meramente cultural, en nombre de la ciencia médica. Los padres perdimos la confianza y dejamos en sus manos una responsabilidad que nos correspondía.

MH: ¿No es la familia la que debería ostentar la máxima autoridad en cuestiones de crianza, sueño infantil incluido?

M.B.: Yo creo que se trata de incluir a todos los actores que pueden ayudar a resolver una problemática. Me explico: evidentemente la medicina es indispensable para resolver situaciones patológicas. Si tenemos un niño con fiebre lo más sensato será consultar al médico. Otras ciencias pueden ayudarnos a explicar el comportamiento de nuestros hijos, por ejemplo, la biología evolutiva, la neurología o la antropología y tener ciertos conocimientos de ellas pueden ayudarnos mucho en la crianza. Pero finalmente somos los padres los que tenemos que tomar las decisiones de cómo queremos criar y nuestros valores y conocimientos no deberían ser nunca menospreciados por ninguna disciplina científica, incluida la medicina.

MH: Realmente, si se piensa fríamente, confiar en ‘métodos de adiestramiento’ para que nuestros hijos duerman resulta de lo más extraño, pero es que, además, según he leído en otras entrevistas que te han hecho: la pediatría ‘del sueño’ ha despreciado conocimientos que otras disciplinas podrían aportar. ¿Quieres contarnos algo especialmente relevante sobre lo que la biología aporta acerca de las necesidades ‘de sueño’ que tienen los niños?

M.B.: Lo más relevante es que somos mamíferos secundariamente altriciales por lo que estamos diseñados para estar en contacto constante con nuestra madre para ser alimentados frecuentemente. Pero la pediatría del sueño ha basado toda su investigación del último siglo en el estudio del bebé que duerme sólo y es alimentado con leche de biberón, tal y como apunta el profesor de antropología James McKenna.

De esta manera ha puesto como modelo saludable el sueño en solitario, normativizándolo e ignorando que estas condiciones son aberrantes para el bebé humano. Por eso este investigador propone el término Breastsleeping como un nuevo concepto en el que basar la investigación del sueño infantil.

MH: Cuando hablas de que a nuestros niños les resulta difícil adaptarse a las exigencias culturales que imponemos, ¿a qué te refieres?

M.B.: A que les pretendemos obligar a dormir solos a una edad a la que su cerebro todavía no está preparado para comprender que no hay peligro y que están bien así. O les quitamos la lactancia nocturna y esperamos que consoliden el sueño durante toda la noche a unas edades en las que su arquitectura del sueño todavía está evolucionando y es natural que sufran despertares nocturnos en los que reclamen a su cuidador y quieran alimentarse.

Oskar Jenni, pediatra del Hospital infantil de Zürich, introdujo el concepto de “bondad de ajuste” en el contexto del sueño infantil precisamente para referirse a esas condiciones ambientales determinadas por la cultura que respetan las necesidades del niño y su capacidad de adaptación. En caso de no respetarse la bondad de ajuste, estamos frente a una pobreza de ajuste, que se da cuando las exigencias ambientales sobrepasan la capacidad de adaptación del niño. Una situación que puede llegar a provocar patologías reales. Según Jenni, las intervenciones clínicas deberían tener como objetivo respetar la bondad de ajuste, y no conseguir que el niño duerma solo a cualquier precio.

MH: ¿Los niños necesitan a sus padres por la noche? ¿Qué ocurre en el cerebro de un niño al que se deja solo por la noche desatendiendo su llanto? ¿Y cuáles son consecuencias podría tener en su desarrollo?

M.B.: Los bebés necesitan el papel regulador de su cuidador, preferentemente su madre, para elaborar una respuesta saludable y adaptativa al estrés. Una situación estresante sufrida en el abandono, como es la oscuridad de su habitación solitaria, puede provocar una respuesta tóxica que tenga consecuencias nocivas en su salud mental y física a corto y largo plazo.

Hasta el momento no existen estudios evaluando convenientemente los efectos del estrés producido por las técnicas de adiestramiento basadas en dejar llorar, y a eso se aferran sus defensores. Pero podríamos extrapolar resultados de otros estudios que demuestran que ya el estrés producido por un cuidado poco responsivo (como es una madre deprimida) es suficiente para provocar un daño significativo. Otros estudios demuestran que los bebés a los que se deja llorar hasta que se duermen, en realidad siguen estresados cuando ya han dejado de llorar, por lo que se produce una desincronización entre lo que muestran y lo que sienten.

Y por otra parte también se ha visto que los bebés que colechan tienen una respuesta más saludable a situaciones diarias suavemente estresantes, como un baño. Todo esto nos lleva a pensar que dejar llorar a los bebés para que “aprendan” a dormir puede influir de manera significativa en la regulación de su respuesta al estrés, lo que repercutirá significativamente en su salud.

MH: ¿Es cierto que el colecho es una práctica habitual en otras culturas? Además de ser facilitador de la lactancia, ¿qué otras ventajas tiene para los bebés y sus madres o padres?

M.B.: En los bebés más pequeños el colecho facilita la regulación de su temperatura, latido cardiaco y hasta arquitectura del sueño, lo que conlleva una mejor adaptación metabólica a la vida fuera del útero.

A medida que el bebé crece ya es capaz de regular su fisiología él sólo, pero todavía sentirá una gran atracción por colechar con su madre. Este es un comportamiento absolutamente natural y puede suponer una experiencia preciosa para todos. Es una verdadera pena que en nuestra cultura haya estado, y todavía lo esté por algunos sectores, tan demonizado, impidiendo que tantos niños hayan disfrutado de él.

Las madres que colechan responden mejor a las señales de sus bebés, y también se sienten más satisfechas con sus cuidados. Por otra parte, se ha demostrado que los padres que colechan tienen niveles de testosterona más bajos, lo que repercute en su comportamiento paternal positivamente.

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MH: Creo que ya va siendo hora de que nos cuentes qué vamos a encontrar en el libro, ¿por qué crees que nos gustará?

M.B.: Porque os dará una visión completa, multidisciplinar y contextualizada del sueño infantil. Este libro no tiene recetas mágicas para que los niños duerman sino esa información que te puede ser útil para que tú mismo encuentres la mejor receta para que tus hijos y tú durmáis felices.

MH: Puede que no sea tu estilo dar consejos ‘al uso’ a nuestras lectoras y nuestros lectoras, pero ¿cómo facilitar que un bebé o niño pequeño duerma feliz y tenga un sueño tranquilo? Si cualquier niño sano acabará durmiendo ‘bien’ en algún momento de su niñez, ¿cuál sería el papel de los adultos que lo cuidan?

M.B.: El papel de los adultos es dar seguridad. Creo que todos los seres humanos, niños y adultos, lo que más necesitamos para dormir realmente bien es sentirnos seguros.

Y una vez finalizada la entrevista, solo me queda agradecer muchísimo a Maria que nos haya presentado su libro y sobre todo que aporte esa visión tan respetuosa sobre las necesidades de sueño infantil. Ha sido un placer 🙂 .


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