Las rabietas en los niños son habituales. A medida que los pequeños se desarrollan, es natural que pasen por momentos de frustración y expresen su malestar a través de llantos, gritos o golpes. Acciones que a los padres nos ponen generalmente nerviosos y no siempre acertamos a manejar de la mejor forma. Descubre cuáles son errores comunes de los padres ante las rabietas de nuestros hijos y ¡cambia de estrategia!
Como padres, es importante que sepamos manejar estas situaciones de manera adecuada, evitando cometer errores que puedan empeorar la situación o tener consecuencias negativas a largo plazo. A continuación, exploramos algunos de los errores más comunes, ¡descúbrelos!
Ignorar o minimizar las emociones del niño
Uno de los errores más frecuentes es ignorar o restar importancia a las emociones que el niño está experimentando. Los padres tendemos a pensar o queremos pensar que es solo una forma de llamar la atención y que si no prestamos atención desaparecerá. Enfocarlo de esa manera, sin embargo, puede hacer que el niño se sienta incomprendido.
La frustración de un niño que se siente incomprendido o no escuchado, podría agravar la rabieta y desencadenar una crisis aun mayor. Por eso lo ideal es validar las emociones del niño, demostrando empatía y brindándole consuelo.
Ceder ante las demandas del niño
Una cosa es validar las emociones del niño y otra ceder ante las demandas de este en medio de una rabieta. En ocasiones el nivel de estrés que nos provocan estas rabietas nos conduce a complacerlo con el fin de calmar la situación rápidamente lo que es un error.
Si accedes a sus demandas en una rabieta el niño aprenderá que estas son efectivas para lograr lo que desea. Estarás, por tanto, propiciando un patrón de comportamiento que a la larga podría derivar en problemas de conducta y manipulación.
No deberíamos sentirnos avergonzadas porque nuestro hijo tenga una rabieta, ¡todos la tienen en algún momento! Ellos como nosotros se enfadan, se frustran y requieren atención y no tienen aun las herramientas para gestionar esos sentimientos. Así que, ¡intentemos tomárnoslo con calma!
Perder la calma y reaccionar negativamente
Es comprensible que ante una rabieta te sientas estresada y/o avergonzada como acabamos de mencionar, pero debes intentar no perder la calma. Gritar y responder con enfado a las demandas del niño empeorará la situación.
Actuar con violencia no solo envía al niño un mensaje equivocado sobre como manejar sus emociones sino que además podría tener consecuencias negativas en tu relación madre-hijo. Por eso es importante respirar profundamente y con una actitud y una voz tranquila buscar formas positivas de lidiar con la situación.
Acércate al niño y colócate frente a el, propiciando el contacto visual. Entonces utiliza tranquilas para pedirle que de forma tranquila te explique que ocurre. Después consuélalo y redirecciona la atención del niño a algo más positivo.
Darle explicaciones mientras esté alterado
Sabes que le ha pasado o puedes suponerlo, pero de nada serviría ni regañarle por ello ni darle una larga explicación de por qué no debe actuar así mientras esté alterado. Espera a que se calme y a que esté dispuesto a escucharte.
Una vez los dos estéis tranquilos cuando no haya distracciones explícale por qué no debe hacer lo que ha hecho o como puede hacerlo de otra manera. Explícaselo de tu a tu de forma calmada y dale siempre alternativas del tipo: cuando vuelvas a sentirte así, acércate a mi y dímelo para que pueda ayudarte. Si te ocurre de nuevo lo mismo con otro niño pídele por favor que… Lo importante es que el niño entienda que hay otras formas de lidiar con la situación y que no tiene por que hacerlo solo.
¿Reconoces estos errores comunes de los padres ante las rabietas de los hijos? Todos hemos caído en ellos y no debemos castigarnos por ello, solo cambiarlo la próxima vez que ocurra para tener una relación mas sana con el pequeño y guiarle de forma adecuada.