Errores frecuentes en la crianza de nuestros hijos

Niña presencia discusión de sus padres

Cuando nos convertimos en padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos; el mejor colegio, la mejor ropa, la mejor comida, la mejor cama en la que dormir… Pero a veces se nos olvida, o no somos capaces de entender, que todo lo que un niño necesita es a unos padres conscientes. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, bajo mi punto de vista, en muchas ocasiones se nos olvida qué es un niño. Un niño es un alma nueva sin maldad que está dispuesta a ser moldeada al gusto de sus progenitores.

En el momento que  nos iniciamos en la ardua tarea que supone educar y criar a un niño, nos suceden muchas dudas que casi siempre, con el propio instinto natural, se resolverían. Pero es común rechazar ese instinto primario natural por culpa de que no es lo normal en nuestro entorno. La hostilidad, las prisas y el mal humor son frecuentes con nuestros hijos, y tratamos de locos a aquellos que respetan, piden perdón y no pegan a sus hijos como método educativo. Como persona observadora que soy, he ido recogiendo los errores más frecuentes a la hora de criar a los más pequeños, los que más veo o escucho en mi entorno. ¿Os estoy llamando malos padres por haber cometido o cometer alguna de estas cosas? No. Esa no es la finalidad de mi post. Mi intención es haceros padres conscientes para criar hijos felices.

Dejar llorar a los bebés

Cuando hablo de esto con una persona que está a favor de dejarles llorar, empiezo siempre con la misma pregunta: ¿a ti te gustaría estar llorando y que te dejasen metida en un carro-cuna-parque, y que no te mirasen tan siquiera? Casi todas las respuestas son una negativa, pero añadiendo que al ser una persona adulta que no manipula con los llantos.

El llanto desconsolado, el que solo puede ser calmado con un abrazo, un poco de teta, un poco de mamá, un poco de papá… En resumen, un llanto que solo termina con atención. Dejar que este llanto se alargue durante minutos e incluso horas, perjudica y mucho la salud emocional de nuestro hijo. Quizás en esos primeros años de vida no seamos conscientes, pero cabe la posibilidad de que estemos criando niños carentes de empatía por el dolor ajeno.  Recordad que el llanto es el único medio de comunicación de los más pequeños. También quiero aclarar que no todos los llantos que no son atendidos dejan secuelas en nuestros hijos. Os hablo de este tipo solamente, del que no puede ser calmado si no es con atención.

Muchas veces mi hija se pone a «llorar» pero se calla ella sola sin necesidad de que yo tenga que consolarla. Suele ser sobre todo si algo le sale mal; se frustra como ser humano que es, o que quiere hacer algo que no debe y yo no la dejo, pues como persona que es también siente enfado y rabia. Por lo tanto mi recomendación es ignorar a las personas que os digan que vuestros hijos son unos manipuladores natos, que solo lloran para teneros todo el día encima de ellos, y que les cojáis todo lo que podáis ahora que son pequeños. La empatía es la cualidad más importante que tiene el ser humano, y criar hijos empáticos ayudará a que el día de mañana se porten bien con el mundo ya que será capaces de sentir el dolor de los demás.

Niña pequeña llorando

Gritar a los niños

El grito es el compañero del maltrato físico; hacen el mismo daño solo que éste no deja marcas exteriores. Los gritos dejan cicatrices emocionales que son igual de difíciles de curar que un «guantazo a tiempo». Los niños nos ven como sus ídolos, sus protectores, su todo. No tienen nada más en el mundo, nos valoran más que a cualquier otra cosa material que tengan. Si nos ven perder los papeles con ellos, como al chillarles para ordenarles algo por ejemplo, ellos terminarán por cogernos miedo. También se puede dar la otra variante, y es que nos pierdan el respeto que nos tengan a esas edades tempranas porque se acostumbrarán a los gritos. Y no solo eso, los usarán en un futuro, y no tan lejano como podemos pensar, a modo de comunicación con vosotros, padres, y también con el resto de personas.

Yo sé que este error es muy difícil de controlar, sobre todo cuando tenemos que repetir las cosas muchísimas veces y el agotamiento mental supera al físico desde hace meses. Pero, de verdad, intentad contar hasta 10 antes de gritarles, porque no funciona ni funcionará jamás de manera positiva. El niño no te va a hacer más caso por cómo de alto le digas las cosas, si no por el modo en el que se las digas. El amor y la amabilidad abren más puertas que la ira y la hostilidad.

Madre gritando a su hijo

El azote a tiempo

Llamado así para quitarle importancia pero no deja de ser violencia física hacia nuestros hijos. ¿Cómo reaccionaría una sociedad en la que se les pegase a los ancianos porque no hacen caso? ¿O que una pareja se pegasen entre ellos porque no piensan igual? Se pondrían medios para «salvar» a los agredidos; sin embargo cuando de nuestros hijos se trata, pensamos que la nalgada a tiempo es lo mejor ya que «a nosotros nos lo hicieron y estamos muy bien». Pienso que muy bien no podemos estar si vemos eso como algo normal. La violencia genera más violencia, y un niño al que se le educa mediante la nalgada va a aprender que la violencia es una manera de responder ante los problemas de la vida. Del mimo modo que con los gritos, los niños se acostumbraran al golpe y nos cogerán miedo o nos perderán el respeto.

Tu hijo es tu bien más preciado, alguien que lleva parte de ti en sus genes, eres su mayor ejemplo. No le falles porque alguien te diga que un azote a tiempo quita muchas tonterías y deja clara tu decisión a tus familiares de no emplear la violencia como método educativo con tu hijo para que nadie se sobrepase con él ya que es bastante frecuente que los abuelos usen la nalgada al igual que hicieron con nosotros en su día. Padres y azotes a tiempo


Obligarles a comer

Muy resumido ya que creo que hay poco que explicar con el título. Obligar a comer genera estados de ansiedad antes, durante y después de comer. El día de mañana tendremos niños que comen mal, que no comen nada o niños que el día de mañana tengan más probabilidades de desarrollar un trastorno alimenticio. Ojo, hay que saber diferenciar entre «no quiero comer esto porque no me gusta» a «no quiero comer esto porque no quiero más» Cuando llega la hora de la comida, hay que intentar que los niños que comen peor no tengan ansiedad por ese momento. Hay que respetar las cantidades de comida que quieran comer y nunca «cebarlos» con algo que si les guste por miedo a que pasen hambre o tengan alguna carencia. No obligar a comer a los niños

No cogerles en brazos

Esto bien podría ir unido al punto primero que hemos tratado, pero lo he querido poner aquí porque tengo dos puntos de vista respecto a esto. Negar unos brazos a veces me parece lógico;  no siempre tenemos la cantidad de extremidades que nos gustarían o la espalda que nos merecemos.  Pero en momentos en el que ves que tu niño lo está pasando verdaderamente mal, negar los brazos es igual que ignorar un llanto desconsolado. Para los más pequeños, tus brazos, tu pecho, tu persona, sois su lugar de seguridad; ni la cuna, ni el parque, ni sus juguetes; simplemente tú. Muchas veces no tenemos más remedio que dejar que los pequeños reclamen los brazos unos minutos porque no podemos atenderles en ese momento y siempre y cuando la negación no les genere ansiedad o un llanto descontrolado habremos tomado una buena decisión.

No dejarles dormir en nuestra cama

Las razones por las que muchas parejas discuten sobre su decisión respecto a esto es por miedo a que la pareja se resienta por no poder mantener relaciones sexuales al estar el niño durmiendo en la cama. Si una pareja se resiente por eso, puede que el problema sea otro y no el hecho de que el niño no os deje intimidad nocturna. El colecho, que así se llama al compartir cama con nuestro hijo, es algo que todas las especies animales hacen cuando llega la hora de dormir. El sentimiento de protección del niño es enorme entre sus dos personas favoritas en este mundo y el sentimiento nuestro de tranquilidad por saber que está descansando bien y que no necesita nada es un alivio. Es verdad que no se descansa igual, pero bueno, algún día volaran del nido como todos hemos hecho.

Hay gente que critica a quien practica colecho, pero luego si que dejan que el perro se meta en la cama, y ojo, que la mía también duerme en la cama, pero no le veo sentido alguno a que se deje dormir al perro en la cama y no al niño porque «el niño luego no se va a ir nunca a su cama». El perro tampoco se va a ir de la cama, dormir en manada es un lenguaje universal y es una pena que nosotros lo estemos perdiendo.Colecho con nuestros hijos

Hay muchas más cosas de las que podríamos hablar, como por ejemplo de cómo cargamos a un niño pequeño con demasiadas responsabilidades o cómo a uno más mayor no le dejamos crecer. Éstas situaciones me han parecido las más frecuentes y espero que os sirva para abrir la mente y hacer lo que vuestro cuerpo os pida. No somos malos padres ni malas madres, somos humanos pero muchas veces poco conscientes de lo que nuestros hijos verdaderamente necesitan en este mundo.


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