Hace unos días veíamos unos consejos prácticos para padres novatos. Como los niños no traen un manual bajo el brazo, los padres primerizos tienen que informarse mucho para este nuevo reto en su vida. Hoy pasamos a ver los errores más comunes de madres primerizas.
Nada más quedarte embarazada recibirás un aluvión de consejos (algunos pedidos, aunque la mayoría no) de lo que debes o no debes hacer con tu bebé. Los consejos siempre están bien, siempre y cuando no sean críticas negativas hacia ti o hacia tu forma de educar o criar a tu hijo. Lo más importante casi es saber los errores más comunes para poder evitarlos.
Seguir más los consejos externos que al pediatra
Los consejos, sobre todo los que llegan de personas cercanas a nosotras, suelen ser tenidos más en consideración y eso está bien. Pero tenemos que aceptar que los tiempos cambian, y lo que antes se decía que era bueno, ahora se sabe que no lo es. Existirán siempre los típicos trucos de la abuela inofensivos pero debes seguir el criterio médico. Tu madre o tu suegra por mucho que sepan, nunca sabrán tanto como el médico.
No te obsesiones esterilizando todo
Las cosas de tu bebé deben estar limpias, por supuesto, pero no te obsesiones. Durante los tres primeros meses o en bebés prematuros se aconseja esterilizar sus cosas. A partir de ahí los niños necesitan estar en contacto con cierto tipo de bacterias para que desarrollen sus defensas. Si lo esterilizas todo su sistema inmune no se desarrollará correctamente.
Bañarle todos los días
No es necesario que le bañes todos los días. Con hacerlo entre 2 o 3 veces a la semana es suficiente. Si no corremos el riesgo de que su fina piel se reseque. Diariamente puedes lavarlo con una esponja húmeda.
No le dejes llorar
Hace un tiempo se decía el consejo de que a los niños había que dejarlos llorar hasta que se cansaran. Es lo peor que se puede hacer. Si un niño llora es por algo, y como no sabe hablar todavía se expresa a través del llanto. Puede que tenga hambre, frío, dolor o que necesite tu cariño. Así que cálmale, atiende sus necesidades y haz que se sienta protegido.
Los niños necesitan saber que estamos ahí, somos su principal fuente de seguridad. Si los ignoramos se sentirán frustrados, solos y desprotegidos.
Aislarse en casa
Que hayas sido madre no quiere decir que tengas que estar recluida en tu casa. Los bebés necesitan la luz del sol y aire para desarrollar anticuerpos. Y tú también necesitas desconectar y dar paseos con tu bebé.
Abrigarle demasiado
Los bebés suelen necesitar más calor que los adultos, pero tampoco hace falta que le vistas como un esquimal. Puedes tomar como referencia sus manos y sus pies para saber si tiene frío.
Cortarle el pelo para que nazca más fuerte
Por mucho que le cortes el pelo a un bebé, no hará que le nazca más fuerte. Además por la cabeza es por donde se va la mayoría de nuestro calor corporal.
Cambiarle de pecho antes de acabar
Lo que queda al final de la toma en el pecho es lo que contiene más alimento. Además que al vaciar bien el pecho se previene la mastitis.
Eliminar al padre de las rutinas del bebé
El padre también necesita sentirse incluido en el vínculo madre-hijo. Deja que se involucre en las rutinas y cuidados del bebé. Puede que tarden en cogerle el truco, pero si no lo intenta nunca aprenderá.
Silencio durante la siesta diurna
Si tu bebé está en la siesta de día no debes estar en silencio absoluto ni a oscuras. Si no, se despertará por cualquier ruido y no tendrá un sueño más profundo y reparador por la noche.
No echar siesta
Muchas mamás aprovechan las siestas de sus bebés para adelantar las tareas del hogar que se van a acumulando sin parar. Es complicado, pero tienes que intentar descansar o tu cuerpo se verá resentido, y no harás más que acumular cansancio. Tú también necesitas descansar.
Todas las madres cometen errores, nadie es perfecto. El mejor consejo es que sigas tu instinto. Algunas veces te equivocarás y otras no, eso no te hará ser peor o mejor madre.
Por qué recuerda… vamos aprendiendo según la vida nos va poniendo a prueba.