Entrevistamos a Eva Bailén: «me parece un error aprovechar el descanso de los niños para mandar deberes»

Hace tiempo que quería tener una conversación con Eva Bailén sobre los deberes. Hace unos días hablé con ella y le comenté que si contestaría algunas preguntas para Madres Hoy y aceptó encantada. Posiblemente, muchos de vosotros conoceréis a Eva por su exitosa campaña de «deberes los justos» y por ser la autora del libro Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo publicado en 2016.

Los que sois lectores habituales de Madres Hoy sabréis que los deberes y yo no somos buenos amigos. De hecho, los quiero bastante alejados de los estudiantes porque creo que no les ayuda en nada para su aprendizaje. Está claro que hay deberes y deberes pero la mayoría son repetitivos, aburridos y mecánicos. ¿En serio aportan algo bueno a los alumnos en su día a día? Eva Bailen, nos responde en Madres Hoy a esa pregunta y a muchas otras. ¿Os animáis  a seguir leyendo?

Madres Hoy: Eva, muchas gracias por haber aceptado la entrevista para Madres Hoy acerca de los deberes. Llevas luchando por la racionalización de los deberes mucho tiempo, ¿crees que tu campaña ha causado el impacto que querías en la sociedad?

Eva Bailén: La campaña por los deberes justos está llegando muy lejos, ha llegado hasta el Congreso de los Diputados e incluso a las personas que están trabajando por el Pacto Educativo. Creo que he conseguido mucho más de lo que imaginé al principio, y se están notando cambios en la sociedad, aunque sin el respaldo político adecuado los avances podrían revertirse con el tiempo. Confío en que todo el trabajo que he hecho se consolide y con las futuras reformas educativas el problema de los deberes se extinga.

MH: Hay una pregunta que no deja de aparecer en mi cabeza, Eva. La OMS ha declarado que un exceso de deberes es perjudicial para los estudiantes. Sin embargo, son muchos centros todavía los que se siguen pasando con los deberes. ¿A qué crees que es debido?

EB: Opino que existe una creencia maligna muy arraigada en nuestra sociedad: la del cuanto antes mejor. Por esa creencia se defienden teorías y mitos sin sentido, como el de que cuanto antes aprendan a leer los niños, mejor para ellos, o la de que cuanto antes se acostumbren a hacer deberes y estudiar mucho mejor para su futuro académico. Al final la creencia ha podido con la evidencia científica y con las recomendaciones de la OMS. En los entornos en los que los niños no son tenidos en cuenta, su bienestar emocional importa poco y los adultos se preocupan más por los resultados y por la competitividad, que por el desarrollo adecuado y sano de los niños. En esos casos, los deberes, aunque sean desorbitados se ven justificados con el único fin de garantizar el éxito educativo.

MH: Con los deberes repetitivos los alumnos no aprenden. ¿Con qué actividades fuera del colegio sí que podrían hacerlo?

EB: Hay deberes muy aburridos, muy repetitivos y con los que se mecanizan determinados ejercicios, y es cierto que en esos casos se pierde la chispa del aprendizaje. La repetición sirve en algunos casos, como cuando se está aprendiendo a tocar un instrumento o se practica un deporte, pero es repetición entendida como perfeccionamiento. Sin embargo, en el caso de los deberes no se justifica. Por ejemplo, si los niños practican multiplicaciones todos los días, seguro que acabarán multiplicando muy rápido, pero lo importante debería ser que supieran, dado un problema real, cuándo tienen que utilizar la multiplicación o cualquier otra operación matemática.

Para hacer las cuentas rápido tenemos calculadoras u ordenadores. ¿Confiaríamos en un arquitecto que hiciera todos sus cálculos mentalmente? Fuera del colegio, lo importante sería que vieran la aplicación de lo que están aprendiendo en la escuela, cómo se aplica eso en su vida y en la de su familia. En la cocina, en el supermercado, en las facturas, en la publicidad hay aplicaciones de lo que se enseña en los colegios que los niños deberían ser capaces de comprender y de relacionar. Mandar deberes por ocupar la tarde de los niños no debería ser una opción.

MH: ¿Crees que la realización de deberes facilita la tarea de evaluación de los profesores?


EB: Creo que los deberes que se hacen en casa no deberían ser evaluados. Los deberes que no se hacen en clase en presencia del profesor no se sabe si los ha hecho el alumno con o sin ayuda. Si están mal hechos, es posible que los haya hecho el alumno solo, pero ni corrigiéndolos en clase a veces los niños se dan cuenta de cuál ha sido su error. Y si están bien hechos, puede que los haya hecho con ayuda, incluso es posible que tenga un profesor particular. Si los deberes tienen peso en la nota de la evaluación, incrementamos las desigualdades sociales y asociamos rendimiento académico con deberes, lo cual es un error. El rendimiento académico excelente se puede conseguir sin hacer deberes.

MH: “Mañana no tenéis clase y pasado es sábado. Tenéis tres días para hacer los deberes”. Seguro que has oído en más de una ocasión esa frase, Eva. ¿Podrías decirnos qué opinas de ella?

EB: Los fines de semana y los puentes son para descansar, para desconectar y para afianzar lo aprendido. Y se afianza dando una tregua. Me parece un error aprovechar que los niños tienen días de descanso para mandar más deberes. Si un adulto no tiene periodos de descanso acaba aborreciendo su trabajo, y lo último que queremos es que un niño aborrezca la escuela. A veces se ha forzado tanto a los niños con deberes en vacaciones o puentes incluso obligándoles a leer libros que no les interesan que hemos conseguido que odien la lectura. Unas vacaciones serían ideales para darles tiempo para leer lo que les guste, que escojan, que vayan a la biblioteca y descubran el placer de leer sin presión.

MH:  ¿Qué te parece la idea de que los estudiantes hagan los deberes por miedo a ser castigados?

EB: Es triste, pero ocurre muchas veces. Hay niños que hacen los deberes por miedo al castigo sin recreo, al negativo, a la humillación. Creo que es el peor modo de mantener y despertar la curiosidad de los niños, de que se interesen por aprender, de que vayan a la escuela con ilusión, motivados y emocionados. Los castigos reprimen, y en educación son un enemigo a evitar.

MH: El objetivo máximo de la educación debería ser formar estudiantes libres y con pensamiento crítico. ¿Crees que los deberes son un obstáculo para conseguir ese objetivo?

EB: Los deberes tradicionales, repetitivos, sacados de libros de texto, carentes de creatividad son un obstáculo para desarrollar el pensamiento crítico y el espíritu emprendedor. Los deberes son un reflejo de lo que sucede en el aula, según sean las metodologías usadas en clase, así serán las tareas que se propongan para casa. Es un verdadero problema que el sistema educativo no se interese por desarrollar el pensamiento crítico, y además se expanda tanto que no deje siquiera tiempo libre a los niños fuera de las aulas.

MH: Sabemos que tienes hijos, ¿cómo te sientes al ver que todas las tardes pasan su tiempo de ocio haciendo deberes y ejercicios?

EB: Cuando empecé la campaña de los deberes justos www.change.org/losdeberesjustos mi hijo no tenía tiempo de jugar. Era lo que más me dolía, ver que su jornada no acababa hasta la hora de la cena. Además nuestra vida estaba totalmente condicionada por los deberes y el tiempo que tenía que dedicar a estudiar. No podíamos salir los fines de semana, porque él tenía que hacer muchos deberes y estudiar, sentía que mi vida y la de toda mi familia estaba fuera de nuestro control. Era pasmoso ver como las tardes día tras día, año tras año, había que pasarlas encerrado en casa, lo vivíamos todos como un castigo. Vives entre la impotencia, la perplejidad y la indefensión. No quieres cuestionar el trabajo de los profesores, y si no lo haces sabes que tu hijo sufre. Tremendo. Ahora mismo puedo decir que estoy feliz, porque mis hijos ya tienen tiempo libre y disfrutan de su vida.

MH: Entonces, ¿los deberes son para los padres o para los estudiantes? 

EB: Los deberes como todo tienen un momento, una edad a la que se puede esperar que todos los estudiantes sean maduros, capaces de gestionar su tiempo, y entonces sean realmente para ellos. Un niño de 6, 7 u 8 años es muy probable que no sea maduro para gestionar su tiempo ni para estar encerrado a solas en una habitación, como si estuviera castigado. Si se manda deberes a niños pequeños, los deberes son más para los padres que para los niños. Un estudiante de Secundaria, ya debería ser capaz de asumir sus deberes y gestionar el momento en el que los va a hacer. De todos modos, siempre hay que tener en cuenta que un niño que pasa 7 horas diarias en clase, como ocurre en Secundaria, no se puede exigir que después además estudie y haga deberes varias horas, porque su jornada ya sería mayor que la de un adulto.

MH: ¿No sería más adecuado eliminarlos en vez racionalizarlos?

EB:  Sinceramente, con la carga lectiva que tienen los niños, creo que se podrían eliminar los deberes por completo. Pero claro, también hay que tener en cuenta qué entra dentro de lo que denominamos deberes. Leer por ejemplo ¿son deberes? Podrían serlo, pero se tendría que hacer por gusto. Racionalizar es un termino amplio que incluye moderar y dar sentido o razón a lo que se hace. Creo que hay docentes geniales que saben motivar a sus alumnos y si piden que hagan algún trabajo en casa no quiero que sientan que se les ha prohibido hacerlo.

MH: Entre tantos deberes, actividades extraescolares y exámenes, ¿crees que los niños de educación primaria están perdiendo su infancia?

EB: No me gusta generalizar, creo que es una situación frecuente pero no extendida. Yo siempre pongo mi ejemplo: de mis tres hijos solo uno ha pasado por esta situación. Por lo que creo que hay un porcentaje de niños considerable que sí están perdiendo la infancia, y es por ellos por los que debemos luchar. No me parece sano ni acertado para el desarrollo de un niño que pase su infancia sin tiempo para jugar o dormir las horas necesarias por la excesiva carga de tareas y exámenes.

Las extraescolares pueden ser maravillosas si el niño las disfruta, pero si las imponen los padres por un deseo de completar la formación de sus hijos para que sean más competitivos, y al niño le estresan, mejor que no las haga.

MH: Muchísimas gracias por acompañarnos en Madres Hoy, Eva. Pero me gustaría hacerte una última pregunta. ¿Cuál sería la educación que tú quisieras para tus hijos y qué te gustaría que fomentaran en los colegios?

EB: Me gustaría que la educación se centrase realmente en los niños, en sus ritmos, en sus necesidades e intereses. Ahora los niños parece que tienen que ser expertos en muchas materias, sin que haya cabida para lo artístico o lo literario, que es lo más creativo y lo que produce grandes satisfacciones en muchas personas. La cantidad de contenidos que actualmente estudian, pero no aprenden, es desmesurada, y no les ayuda a manejar emociones, a conocerse a ellos mismos o conocer a los demás. Me parece fundamental que un estudiante complete su formación habiendo encontrado su elemento. Que sepa qué es lo que le hace feliz y le apasiona, sea lo que sea, desde pintar, investigar, hasta cortar el pelo o arreglar coches. Y que sea un ciudadano empático, respetuoso y comprometido. Me gustaría que la educación se centrara más en el bienestar y en la mejora de la sociedad que en el éxito desde el punto de vista económico.


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