El proceso del parto es sin duda uno de los momentos más importantes y emocionantes en la vida de una mujer. Comprender en profundidad sus fases puede ayudar a muchas futuras madres a saber qué esperar y cómo prepararse.
El parto se divide en varias fases, cada una de ellas con características y procesos diferentes, pero todas igualmente importantes para la llegada del bebé al mundo. La primera fase, la de dilatación, es la más larga y puede durar desde varias horas hasta días. Pero, ¿qué ocurre exactamente en cada fase del parto y cómo evoluciona el proceso hacia el nacimiento? A continuación, vamos a profundizar en cada una de las fases de manera detallada.
¿Qué es la dilatación?
La dilatación es el proceso en el cual el cuello del útero se abre para permitir el paso del bebé. El cuello del útero, que normalmente es un cilindro estrecho, debe estirarse y abrirse hasta un diámetro de aproximadamente 10 centímetros, lo necesario para dejar pasar la cabeza del bebé.
Durante esta fase, las contracciones comienzan de manera leve e irán aumentando en frecuencia e intensidad. Estas contracciones son necesarias ya que, gracias a ellas, se produce la apertura progresiva del cuello del útero.
Fase de dilatación
Esta fase se puede dividir a su vez en otras dos etapas: la fase de dilatación latente y la fase activa.
Fase de dilatación latente
En esta primera parte, las contracciones suelen ser irregulares pero comienzan a tener presencia. El objetivo de estas contracciones es ablandar y adelgazar el cuello del útero para facilitar su apertura. En general, esta etapa es la más larga del trabajo de parto y puede durar desde unas pocas horas hasta varios días, especialmente en madres primerizas.
En esta fase puede que algunas mujeres apenas sientan molestia, mientras que otras ya experimentan dolor. Las contracciones suelen durar entre 30 y 45 segundos, con intervalos de entre 5 y 30 minutos.
Fase de dilatación activa
Cuando se alcanzan los 4-5 centímetros de dilatación, se inicia la fase activa. Aquí las contracciones se vuelven más regulares, intensas y dolorosas. En este momento, el cuello del útero se abrirá progresivamente hasta alcanzar los 10 centímetros necesarios para permitir el paso del bebé.
La frecuencia de las contracciones pasa a ser de cada 3-4 minutos y duran alrededor de 60-90 segundos. Es importante destacar que, en esta fase, es cuando muchas mujeres optan por analgesia epidural u otras técnicas para el alivio del dolor.
Fase de expulsión
Una vez alcanzados los 10 centímetros de dilatación, comienza la segunda etapa del trabajo de parto, conocida como fase de expulsión. Aquí es cuando se debe empujar activamente para ayudar al bebé a descender a través del canal del parto.
Las contracciones son normalmente muy fuertes y se presentan cada 2-3 minutos. La sensación de presión en la espalda baja y el área del perineo es intensa, la madre siente como el bebé se desplaza hacia abajo. Durante esta fase, el médico o la matrona estarán vigilando el progreso y guiando los pujos.
El tiempo que una mujer pasa en esta fase varía enormemente. Algunas pueden pasar tan solo 30 minutos empujando, mientras que otras mujeres, especialmente las primerizas, pueden estar en este proceso hasta 2-3 horas. Si el bebé no está descendiendo con facilidad o si el tiempo se está prolongando demasiado, el equipo médico podría intervenir para facilitar el parto.
Fase del alumbramiento
Después de la expulsión del bebé, una nueva fase comienza: es el momento de expulsar la placenta. Aunque el bebé ya ha nacido, el trabajo de parto no ha concluido. El útero sigue contrayéndose, aunque en una menor intensidad, para ayudar a desprender y expulsar la placenta y las membranas que rodeaban al bebé.
Este proceso puede durar entre 5 y 30 minutos. Durante este tiempo, el médico o la matrona estarán atentos para verificar que la placenta se expulsa completamente. Cualquier fragmento restante puede llevar a complicaciones como hemorragias o infecciones. En algunos casos, se puede realizar un masaje uterino para ayudar a que este órgano se contraiga y libere la placenta sin problemas.
Intervenciones médicas durante el trabajo de parto
Dependiendo de cómo evolucione el trabajo de parto, el equipo médico puede optar por realizar intervenciones para asegurar el bienestar de la madre y el bebé. Algunas de las herramientas más comunes son:
- Ruptura artificial de las membranas: Si la bolsa de aguas no se ha roto de forma natural, el médico puede decidir romperla artificialmente para acelerar el progreso del parto. Esta intervención es rápida y suele ser indolora.
- Administración de oxitocina: Si las contracciones no son lo suficientemente fuertes o frecuentes, se puede administrar oxitocina para estimular la actividad uterina.
- Episiotomía: En algunos casos, el médico puede decidir realizar un pequeño corte en el perineo para ampliar la apertura vaginal y facilitar el paso del bebé, especialmente si existe riesgo de desgarro.
En casos más complicados, como cuando el bebé viene en una posición desfavorable o hay algún problema con su bienestar, se puede optar por realizar una cesárea.
¿Cuándo acudir al hospital?
Muchas mujeres primerizas se preguntan cuándo es el momento adecuado para acudir al hospital. Si bien cada parto es diferente, hay algunas señales claras de que el trabajo de parto ha comenzado:
- Contracciones regulares: Si las contracciones ocurren cada 5 minutos y se mantienen durante al menos una hora, es momento de ir al hospital.
- Rotura de bolsa: Si la bolsa de aguas se rompe, aunque no haya contracciones, es fundamental acudir al hospital para evitar infecciones.
- Sangrado: Cualquier tipo de sangrado vaginal debe ser evaluado por un médico lo antes posible.
Factores que pueden afectar la duración del parto
El tiempo que dura el proceso de parto es muy variable y depende de múltiples factores. Algunas de las variables que pueden afectar la duración del parto son:
- Si es el primer embarazo o no: En mujeres que ya han tenido partos vaginales previos, el proceso suele ser más rápido.
- Posición del bebé: Si el bebé está en una posición desfavorable, como de nalgas o con la cabeza hacia arriba (posición occipito posterior), el proceso del parto puede ser más largo y complicado.
- Condiciones uterinas: Un cuello del útero que no está completamente borrado o que es demasiado rígido puede retardar el proceso de dilatación.
Manejo del dolor
Para muchas mujeres, una de las principales preocupaciones durante el parto es el dolor. Afortunadamente, existen varias técnicas para manejarlo:
- Analgesia epidural: Una de las técnicas más comunes y efectivas consiste en la administración de medicación que insensibiliza parte del cuerpo. Esto se realiza a través de un catéter insertado en la región lumbar.
- Analgesia no farmacológica: Existen alternativas que no implican el uso de fármacos, como las técnicas de respiración, el masaje, la hidroterapia o incluso el uso de pelotas de nacimiento para facilitar el proceso.
- Opiáceos: En algunos casos se administran medicamentos opiáceos para aliviar el dolor aunque sin alcanzar el nivel de bloqueo completo que proporciona la epidural.
Es muy importante que la mujer se sienta cómoda con el método de alivio del dolor que elija, y debe recordar que tiene derecho a cambiar de opinión a lo largo del parto si siente que lo necesita.
El proceso del parto es una experiencia única e intensamente personal. La preparación, tanto física como mental, puede marcar una gran diferencia. Para muchas mujeres, conocer y comprender las fases del trabajo de parto les proporciona una mayor sensación de control y calma en uno de los momentos más importantes de sus vidas. Con el apoyo adecuado, cada fase del parto puede ser vista como un paso más hacia la llegada del bebé, ¡el momento más esperado!