Fiesta del Medio Otoño: tradición, leyendas y celebraciones

  • El festival honra la cosecha y la luna llena, con reuniones familiares y faroles.
  • La leyenda de Chang'e y Hou Yi sostiene el simbolismo de la luna y la esperanza.
  • Los pasteles de luna evolucionan hacia versiones más ligeras, con gran diversidad regional.
  • Celebraciones destacadas en China, Hong Kong, Vietnam, Canadá y la comunidad china en Madrid.

Fiesta del Medio Otoño

La Fiesta del Medio Otoño vuelve a reunir a millones de personas bajo la luna llena con una mezcla de tradición, gastronomía y familia, uno de los rituales más queridos del calendario lunar. Este año, la cita cae el 6 de octubre y llega marcada por pasteles de luna más sobrios y opciones consideradas más saludables, lejos de los excesos de otras temporadas.

Más allá de China, las celebraciones se extienden por Asia y las diásporas del mundo, con calles iluminadas por faroles, degustaciones y actividades culturales. En ciudades como Hong Kong, Hanoi, Toronto o Madrid, la comunidad se reúne para compartir mesa y rituales que piden salud, buena fortuna y gratitud por la cosecha.

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Orígenes y la leyenda de la Luna

Leyenda de la luna en la Fiesta del Medio Otoño

Los relatos populares sitúan el origen simbólico del festival en una antigua crisis cósmica: diez soles abrasaban la tierra hasta que el arquero Hou Yi abatió nueve para devolver el equilibrio. Desde entonces, el sol restante siguió un ciclo regular, y el pueblo celebró el orden recuperado. Este trasfondo legendario nutre la idea de armonía entre cielo, naturaleza y comunidad.

El mito clave lo protagoniza Chang’e, esposa de Hou Yi. Al custodiar un elixir de inmortalidad, lo ingirió para evitar que un ladrón se hiciera con él y, sin querer separarse de su amado, eligió permanecer en la Luna. Así nació la figura de la dama lunar que inspira ofrendas y poesía cada medio otoño, recordando el anhelo de reunión familiar incluso en la distancia.

Tradiciones, gastronomía y celebraciones en distintos lugares

Tradiciones de la Fiesta del Medio Otoño

La mesa manda en esta fecha y el pastel de luna, o yuebing, es su emblema. Con forma circular que evoca la plenitud, sus rellenos van de la pasta de semillas de loto o judía roja a mezclas con yema de huevo salada, frutos secos y semillas. Hoy abundan versiones más ligeras y limpias en ingredientes, que buscan moderación sin perder el carácter festivo.

Su historia es antigua: de uso ritual ya en torno al siglo II, ganó peso entre las dinastías Wei, Jin y Tang, y quedó documentado como “pastel de luna” en el Meng Liang Lu de Wu Zimu durante la dinastía Song. Con el tiempo surgieron estilos regionales —cantoneses, de Pekín o Suzhou, entre otros—, reflejando la diversidad culinaria del mundo chino.

Más allá del dulce, el festival trae faroles, paseos nocturnos y juegos de acertijos. Al coincidir con la recolección, muchas familias aprovechan varios días festivos para agradecer los frutos de la tierra y reforzar vínculos alrededor de la mesa. Ese espíritu comunitario refuerza el sentido de “fiesta de la reunión” que define la fecha.

En Hong Kong, el Parque Victoria despliega una gran feria de faroles que coincide con el Día Nacional, con visitantes que recorren instalaciones luminosas y actividades culturales. La propuesta combina tradición y espectáculo urbano con focos en la luz, la artesanía y la convivencia.

Vietnam vive el festival con intensidad. En el Barrio Antiguo de Hanoi, la calle Hang Ma resplandece con faroles y artículos festivos abarrotados de familias y visitantes, que compran decoraciones y comparten una atmósfera cálida y bulliciosa. En zonas montañosas de Son La, maestros, autoridades y voluntarios organizan noches de luna para escolares internos: fabrican faroles con bambú, reparten obsequios y suman revisiones médicas básicas, cuidando tanto la alegría como el bienestar comunitario.


En Canadá, la diáspora multiplica propuestas: en Richmond (Columbia Británica) se celebran talleres de abanicos y juegos de acertijos; en Toronto, supermercados y centros comunitarios acogen degustaciones, ventas de yuebing y actuaciones de danza del león. Estas citas sirven para acercar la tradición al público local sin perder la raíz.

En España, Madrid reúne a una de las comunidades chinas más notables del país, con más de 38.000 residentes concentrados especialmente en Usera, Puente de Vallecas y Carabanchel. Aunque allí no existe festivo oficial, asociaciones vecinales y centros culturales preparan actividades para celebrar la fecha, de modo que las familias se reúnen y compartan costumbres a su manera, desde degustaciones hasta talleres de faroles.

La preferencia por pasteles menos dulces y con ingredientes más naturales gana terreno en mercados internacionales, donde se detecta un giro hacia sabores limpios y formatos moderados. Así, se mantienen las raíces del yuebing mientras se adaptan recetas y presentaciones a nuevos hábitos, con equilibrio entre tradición y salud.

Como cada otoño lunar, el festival enlaza pasado y presente: la luna convoca a familias, el mito de Chang’e alimenta la imaginación popular y los faroles tiñen las calles de color. El protagonismo gastronómico del yuebing, la gratitud por la cosecha y la vida comunitaria dibujan una celebración que, tanto en Asia como en la diáspora, se vive con respeto por la memoria y ganas de compartir.