Formas de educar a los hijos

Formas de educar a los hijos

Como padres o madres conocemos la importancia y relevancia que tiene educar a nuestros hijos. Nos gusta hacerlo sin errores, pero no siempre somos perfectos, y sabemos que la forma de educar podrá tener consecuencias relevadoras cuando los niños ya tengan una edad adulta. En Madres Hoy os desvelamos las formas de educar a un hijo, porque dependiendo de la filosofía y la personalidad de cada familia, se estará implantando un tipo de educación diferente.

La forma o manera de educar es uno de los deberes con mayor responsabilidad para los padres. Muchas de nuestras actuaciones, órdenes o normas vendrán comedidas con un pensamiento crítico, aunque en la mayoría de las ocasiones no lo evaluemos como tal.

Formas de educar a los hijos

Nuestro ejercicio como padres y nuestro afán por poder protegerlos nos lleva también a tener que ejercer como educadores. Nuestra autoridad forma parte de la educación y eso nos derivará a una forma u otra de educarlos.

La educación represiva o autoritaria

Representa un estilo educativo autoritario. Si miramos atrás en el tiempo era la forma de educar en los años ochenta y noventa, bajo una disciplina poco tolerante y con comunicación escasa. No suele haber mucho diálogo entre padres e hijos y cuando hay que explicar los motivos no se exponen.

Su forma de dar órdenes y de educación se reprime con un “esto se hace porque lo digo yo”, dónde esta cualidad afirma que es una forma autoritaria. Son padres que no saben hacer resolutivo un conflicto porque tampoco les educaron de cómo hacerlo. Ante estas situaciones necesitan que los niños cumplan con sus mandatos  y si se niegan son capaces de ponerse a la altura del niño.

Formas de educar a los hijos

La poca afectividad y la alta presión para que los niños asuman responsabilidades hace con el tiempo repriman sus sentimientos. A la larga los hijos acaban sintiendo rencor e incluso terminan teniendo traumas, por lo que se vuelven mucho más introvertidos cara a los padres. Esto conlleva a tener que mentir, contar pocos detalles de sus sentimientos para que los padres no tomen represalias. En otras ocasiones un elevado control sobre los niños hace que se les sobreproteja, haciendo que no vivan ellos mismos sus experiencias.

Educación permisiva

Esta forma de educar es todo lo contrario a la represiva. El control que se hace es mucho más permisivo, en muchas de las ocasiones es tan escaso que resulta ser inexistente. El trato que hay es totalmente igualitario, les hablan y les hacen cómplices de sus sentimientos. Esta modalidad hace que los niños no sean capaces de comprender este tipo de confesiones dado a su edad y por lo tanto no lleguen a razonar tal situación.

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En muchos de los casos son demasiado afectuosos con el comportamiento de los niños, para no complicar la vida de los padres se aferran en complacer cualquier capricho. En ocasiones llenan los espacios emocionales de los niños con bienes materiales, o no les implican en tareas o responsabilidades porque creen que no son acordes a su edad.

A la larga estos niños crean un vínculo tan cerrado con sus padres que al final les cuesta interactuar con el resto de la gente. Incluso tendrán problemas para responder a ciertas conductas dónde tienen que cumplir normas. Otro de los inconvenientes que se pueden presentar es a medida que crecen, ya que quieren valorar la vida con grandes caprichos que no pueden llegar a estar a su alcance.


Formas de educar a los hijos

Educación democrática

En este caso los padres tienen un mayor control de las circunstancias. También serán muy afectuosos, pero serán algo menos flexibles, midiendo las responsabilidades que tienen que acatar dependiendo de la edad del niño. Los padres se involucran totalmente en las tareas de los niños y tienen una comunicación mucho más afectiva, resolviendo sus problemas con total seguridad y comprensión.

A la larga estos niños se educarán con un nivel mayor de autocontrol y su autoestima no se verá dañada. Podrán afrontar mucho mejor sus ocupaciones y tareas con mayor independencia. Incluso serán sociables, respetuosos y comprensivos con sus relaciones personales.

No hay que olvidar que la forma de educar nace de cada uno de nosotros y en la mayoría de los casos nuestro objetivo es hacerlo tal y como nos enseñaron. La autoridad nos brinda en cómo tienen que maniobrar su vida estos pequeños. El afecto y el cariño también son la base para que sepan crecer lleno de valores.


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