Frasco de la calma: técnica para tranquilizar a los niños

frasco calma

Calmar a un niño puede resultar a veces tarea imposible, y muchas veces los padres y profesores se sienten desbordados. Con las técnicas adecuadas esta labor puede resultarnos mucho más sencilla.

El frasco de la calma está inspirado en el método Montessori. Es un invento que sirve tranquilizar a los niños en cuestión de minutos, además de estimular su creatividad y autonomía. ¿Qué bien suena, verdad?

¿Cómo funciona el frasco de la calma?

No deja de ser un frasco (de cristal o plástico) que tiene purpurina, agua, pegamento y colorante. La técnica consiste en que cuando el niño esté estresado, en plena rabieta o en ataque de llanto, utilice el frasco de la calma. A través del movimiento hipnótico de la purpurina al agitarlo, se consigue que el niño se centre en ello, su ritmo cardíaco y respiración se relajen y su estado de agitación disminuya. Puedes ayudarle indicándole que haga respiraciones profundas.

Espera a que se calme para decirle: “este frasco es como tú, y tus emociones son como la purpurina. Cuando lo agitas mucho es como cuando estás enfadado o nervioso. La purpurina se agita rápidamente como te pasa con tus emociones que no puedes pensar. Pero si te concentras en el frasco la purpurina irá bajando de velocidad al igual de tus emociones, hasta que lleguen a calmarse.”

Es una técnica efectiva que sirve para calmar el estrés y la ansiedad infantil. Además podemos aprovechar esta situación de calma que provoca para poder hablar con el niño en un ambiente más relajado de lo ocurrido. En momentos de calma es mucho más sencillo hablar de las emociones.

El frasco de la calma está diseñado para niños desde los dos a los seis años aproximadamente pero también es efectivo para adolescentes, incluso para adultos.

¡Y ojo! No es un castigo, es una técnica.

¿Cómo hacer un frasco de la calma?

Es muy fácil de hacer, además podemos aprovechar para hacer esta manualidad con los niños y pasar un rato juntos. Ellos pueden elegir el color de la purpurina para sentirse que son parte de la creación. Escoge el tamaño según la edad del niño y materiales no tóxicos.

Para ello necesitaremos:

  • Un frasco transparente con tapa, preferentemente de plástico para evitar que se rompa.
  • Purpurina del color que se quiera (el color azul denota calma, serenidad)
  • Pegamento glitter o transparente.
  • Agua templada o caliente.
  • Colorante alimenticio (opcional).

Pasos

  1. Caliente el agua y llena las 3/4 del frasco de agua.
  2. Echa dos cucharadas soperas de pegamento glitter o transparente y remueve (si le quieres echar más pegamento recuerda echar menos agua).
  3. Echa 2 o 3 cucharadas de purpurina (según el tamaño del tarro) y vuelve a remover. Puedes empezar echando un poco y echarle más si te parece poco.
  4. Si has elegido echarle colorante alimenticio este es el momento.
  5. Cierra herméticamente el frasco (puedes hacerlo con silicona caliente). Asegúrate bien que no vierte antes de dárselo al niño.

¡Y listo¡ Al agitar el frasco veremos moverse la purpurina y como va cayendo lentamente. Podemos crear varios frascos de la calma según la emoción (tristeza, ira, aburrimiento, enfado…). Es el momento perfecto para hablar con nuestros hijos de las emociones y trabajar con ellos su gestión. Esta técnica les ayudará a expresar sus sentimientos.

Por que recuerda… la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo (Nelson Mandela).


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