Ganglios en la cabeza del bebé: ¿qué son y cuándo preocuparnos?

Bebé llorando

¿Has detectado un pequeño bultito en la garganta o el cuello de tu bebé? Podría tratarse de un ganglio linfático. De hecho, la aparición de ganglios en la cabeza del bebé es bastante común y no suele representar ningún peligro, ni siquiera requerir tratamiento, en la mayoría de casos.

Las infecciones provocan que los ganglios se activan e inflaman. Es ahí cuando se hacen visibles y se convierten en una molestia que desaparece cuando lo hace la infección. La mayoría de casos son así, pero no por ello debemos despreocuparnos. Vigilarlos y saber reconocer cuando comenzar a preocuparnos es clave para evitar sustos. Y en Bezzia os damos algunas claves para ello.

¿Qué son los ganglios linfáticos?

Estamos hablando de los ganglios linfáticos pero, ¿qué son? De forma resumida podríamos decir que son estructuras propias del sistema linfático, una red de vasos, más pequeños que las arterias y las venas, con unas estaciones intermedias en su recorrido, llamadas ganglios.

Ganglios linfáticos en bebés

Distribuidos por casi la totalidad del cuerpo, los ganglios contienen células del sistema inmune, encargado de las defensas de nuestro organismo. En condiciones normales son fácilmente palpables en niños, sobre todo en el cuello uno de los lugares donde mas se agrupan.

Como ya hemos adelantado en la introducción los ganglios son pequeños, habitualmente de menos de un centímetro de diámetro. Podríamos compararlos con una lenteja. Es una de las características que nos permiten reconocerlo, pero también lo hacen otras como su consistencia blanda y el hecho de ser móviles.

¿Por que aumentan de tamaño los ganglios?

Cuando un niño tiene una infección, los ganglios de la zona afectada aumentan de tamaño. De hecho, las infecciones, tanto víricas como bacterianas, son la causa mas frecuente del incremento de volumen de los ganglios pero no la única como tendrás tiempo de leer a continuación.

En los bebés, por ejemplo, es muy habitual que los ganglios se noten en la parte posterior de la cabeza. Su misión allí es cuidar del cuero cabelludo y cuando los niños sufren costra láctea, una forma coloquial de llamar a la dermatitis seborreica en el cuero cabelludo en los bebés, se activan y crecen.

Otro foco muy habitual de infecciones en niños son la garganta y el oído. Los niños padecen numerosos episodios de infecciones respiratorias superiores (catarros, faringitis, amigdalitis, otitis…). Por eso es bastante frecuente que durante sus primeros años presenten casi de forma continua ganglios inflamados en la regiones laterales del cuello.

Las infecciones por hongos o por parásitos también pueden producir similares efectos pero son mucho menos frecuentes en niños. Como también lo son el resto de enfermedades que pueden provocar que los ganglios crezcan: enfermedades inmunes, endocrinológicas (hipotiroidismo, déficit de corticoides…), enfermedades reumatológicas (lupus eritematoso, artritis reumatoide), vasculitis, tumorales (linfomas, leucemias, metástasis tumorales).

Si bien la mayoría de las enfermedades que producen el crecimiento de los ganglios son benignas, estos también pueden manifestar alguna enfermedad grave y… ¿Cómo reconocerlo? ¿Cuándo debemos preocuparnos?


¿Cuándo debo preocuparme?

Hay hechos que podrían alertarte sobre la posibilidad de que los ganglios linfáticos sean la manifestación de algo mas que una reacción a una infección común. Síntomas que a continuación mencionamos y que deberían hacer pedir cita con el pediatra:

  • La consistencia del ganglio cambia y ahora es muy dura.
  • No se mueve como antes, permanece fijo.
  • Ha crecido mucho (mas de 3 centímetros) y no deja de hacerlo a pesar de que el catarro, la otitis etc. ya remitió.
  • Aparecen de forma generalizada, por todo el cuerpo.
  • Van acompañados de otros síntomas como fiebre prolongada, dolores, pérdida de peso…

Los ganglios linfáticos, por tanto, son habituales y poco preocupantes en la mayoría de los casos. Los síntomas se suelen aliviar a medida que evoluciona la infección inicial gracias al tratamiento indicado por el pediatra. Solo en algunos casos, los ganglios linfáticos en la cabeza del bebé responden a una causa grave, sin embargo, es necesario estar atento y en contacto con el pediatra para detectarlo.


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