Geeta Nargund habla sobre la consecuencia de retrasar la maternidad

Retrasar la maternidad

Tras leer las declaraciones de la doctora Geeta Nargund, y algunos de los comentarios que se han generado en torno a ellas, me atrevo a enunciar públicamente una realidad que me cayó encima como una losa tras el nacimiento de mi primer hijo. Tenía yo por entonces 34 años y me sentí engañada: engañada por una sociedad que me había hecho creer que mi carrera profesional era mucho más importante que todo lo demás; engañada porque en ese momento le puse número a mi deseo de ser madre, y entendí que no podría llegar a tener cuatro hijos. Once años después descubrí una referencia a Carolina del Olmo en Números Rojos que en mi opinión da en el clavo cuando reflexiona sobre la ‘desigualdad’ de que las mujeres se retiren de la cumbre empresarial al decidir tener hijos; sin embargo le da la vuelta a la idea hasta señalar que idealmente deberían ser cada vez menos los hombres y mujeres que se ‘dejan engañar’ por el abusivo predominio del trabajo y lo económico en nuestras vidas.

Lo realmente importante en nuestras vidas debería ser lo que perdura en el tiempo, y por lo tanto los esfuerzos deberían centrarse ahí: me refiero a la maternidad, a la paternidad. ¿De qué sirve que padre o madre (o ambos) tengan carreras brillantes que les ‘obligan’ a pasar muchísimo tiempo fuera de casa? ¿para qué tenemos hijos si les negamos el contacto al que tienen derecho y que tanto necesitan? ¿cómo transmitiremos los valores necesarios si no estamos presentes?, a diario me hago esta y otras preguntas. En mi opinión no te empodera más ser una buena profesional, que ser una madre consciente y presente; y en este engaño muchas veces nos olvidamos de lo que querrían los niños. Esta introducción me sirve para contaros que hace unas semanas, la doctora Nargund (conocida especialista en fertilidad de Gran Bretaña), lanzaba una advertencia: las mujeres que posponen la maternidad más allá de los 30 años, corren el riesgo de no poder concebirlos (de forma natural, se entiende)

Actualmente vivimos en una especie de mundo imaginario e idealizado, creemos que la maternidad se puede postergar hasta…, hasta que muchas mujeres se topan con la realidad de tener que acudir a las técnicas de reproducción asistida para poder ser madres. Otras conciben sin problemas incluso pasados los 40, y muchas más confían en el modelo que les ofrecen famosas embarazadas con 44, 46, e incluso más, sin reparar en que probablemente hayan tenido que recurrir a la ovodonación o la gestación subrogada (y que conste que hoy no voy a plantear ninguna reflexión sobre este aspecto en concreto). La cuestión es que el cuerpo envejece en todos los sentidos, pero como recibimos mucha presión para ser ‘eternamente jóvenes’ (otro de los engaños de los tiempos que corren), no nos damos cuenta de que el número de ovocitos que se tiene a los 20, es muy (pero que muy) superior al que un ginecólogo encontrará en el análisis de una mujer de 42, además de que en el segundo caso estarán envejecidos.

Retrasar la maternidad

Maternidad: ¿a qué edad?

He oído incluso declaraciones afirmando que el ‘reloj biológico’ existe solo en la mente, creo que quien dice tal cosa miente descaradamente: te puedes sentir joven con 50, SENTIR, pero el cuerpo no responde igual. Estas posturas de negación son como mínimo egoístas: jóvenes tienen que ser los jóvenes, cada uno juega un papel y todos tenemos cabida, desde las diferentes edades y experiencias

Da igual la edad en la que los expertos en fertilidad sitúen el descenso de las probabilidades de ser madre: las estadísticas a veces no ajustan a lo que conocemos. La otra cuestión en juego es que independientemente de que se diga ‘las mujeres maduras tienen más experiencia, se toman las cosas con más calma, y cosas por el estilo’; la fuerza física y aguante en las edades tempranas ya ha desaparecido, o está en vías de hacerlo. Está claro que puedes decidir y decides, pero ¿cuando lo haces tienes todos los factores en cuenta? O lo que es aún más determinante ¿no crees que – como afirma el obstetra Michel Odent – racionalizamos demasiado la maternidad, siendo como es un hecho natural?

Como aquí ya hemos hablado en detalle sobre ello, no voy a alargarme sobre la mejor edad para ser madre. Sí que debo apuntar que el presidente saliente de la Sociedad Británica de Fertilidad, apoya las declaraciones de Nargund. Y añade que cuando se decide ser madre a los 30 (incluso antes, diría yo) y se presentan problemas, los médicos pueden ayudar antes de que la fertilidad empiece a descender.

Antes de finalizar me gustaría volver sobre una idea expuesta al principio de este post: hace 20 o 30 años hubiera sido casi imposible alertar sobre el retraso en la edad de la maternidad. Eran tiempos de liberación, de conseguir una sólida formación, de demostrar de lo que éramos capaces las mujeres. En aquella época se mezclaba todo: ‘si eres una madre, eres una maruja, una ama de casa abnegada, estás recluida entre las 4 paredes de la casa’; pero lejos de todo eso, años después las que hemos ejercido la maternidad como si de una profesión se tratara, hemos educado, nutrido y acompañado emocionalmente a las futuras generaciones. ¿En qué quedamos? Diría que en el momento actual podría ser más fácil puesto que los padres están tomando conciencia de su papel REAL y se implican como nunca lo habían hecho, al menos de forma tan visible, con ello la presencia social de la madre puede ser más equilibrado.

La formación nos llena como personas, tener un trabajo enriquecedor también, pero pocas experiencias son tan ‘liberadoras’ como la maternidad, sobre todo si se vive conscientemente, y ayuda a encontrase a una misma; por otra parte me resulta aceptable que una mujer decida no ser madre, pero eso no tiene nada que ver con el tema que se aborda hoy. Como Geeta creo que es importante dejar de decirles a los jóvenes que tener hijos les va a atar y va a frustrar sus expectativas, que decidan ellos sin condicionantes, que no inhiban sus deseos en este sentido; tanto si son hombres como mujeres.


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