Heridas de la infancia: Qué son y cuáles son las más frecuentes

Heridas de la infancia

Las heridas de la infancia son más frecuentes de lo que pensamos. Aunque pensemos que no, la gran mayoría de las personas arrastra alguna de las conocidas como heridas. Por eso a veces nos culpamos de que, ya de mayores, una relación no funcione o quizás, lleguen a desembocar en problemas de autoestima o incluso ansiedad.

De manera que es siempre importante analizar la infancia para descubrir si tenemos esas huellas en forma de heridas. Quizás pienses que esto solo les ocurre a los niños que llevan una infancia complicada pero no es así. A veces estas marcas en forma de heridas de la infancia se instalan por diversos motivos. De ahí que debemos identificarlas y darles solución cuanto antes.

Qué son las heridas de la infancia

Se les denominan así a algo que se genera a partir de alguna dificultad que hemos vivido. De ahí que les hayamos denominado huellas. Porque se quedan en nosotros y saldrán a lo largo de la vida y de la situaciones que nos toque vivir. A partir de las heridas reaccionamos con diferentes conductas para intentar seguir adelante, escondiendo un poco el origen de todo ello. Así que, podemos decir que se trata de una serie de cargas que tenemos desde muy pequeños. Hay que mencionar que en ocasiones son tan livianas que realmente no nos afectan en nuestro día a día, pero otras muchas sí.

Traumas infantiles

Cuáles son las heridas más comunes

Miedo a sentir rechazo

Los niños pequeños necesitan mucha atención y además, aceptación. De manera que si esto no se consigue por parte de su entorno, quedará grabado en la retina del pequeño y lo arrastrará toda su vida. ¿De qué forma? Pues intentado hacer todo al milímetro para evitar las críticas, ser sumamente perfeccionista, harán todo lo posible por complacer a los demás, a pesar de abandonarse ellos mismos y por eso, las relaciones no siempre les funcionarán.

Miedo al abandono

En este caso no siempre se trata de un abandono como tal, sino de la ausencia de una de las figuras más importantes en la vida de las personas. Cuando se siente ese vacío, llega una de las heridas de la infancia. Algo que acarrearemos de maneras diferentes: por un lado, no confiando en las personas o por otro, siendo demasiado dependientes cuando tenemos alguien a nuestro lado.

Miedo a la humillación

Cuando desde pequeños siempre se nos riñe, se nos juzga y esto se convierte en un hábito, al final el pequeño pensará que hay algo con él que siempre está mal. Lo que repercutirá en su vida y en su comportamiento, como es lógico. Esto le llevará a tener una autoestima muy baja y a no saber aprovechar o disfrutar lo que uno tiene.

Cómo solucionar las heridas de la infancia

Miedo de la traición

Si bien el abandono era una de las heridas de la infancia que acarrea más problemas, la traición es otra. Porque también es una manera de que el niño se sienta que no puede confiar en esa persona. Algo que si se extiende en el tiempo también puede suceder que la confianza brille por su ausencia en tu vida de adulto.

Miedo a la injusticia

Cuando uno es pequeño, una herida como esta puede ocurrir cuando el padre o la madre son realmente severos. Cuando no muestran demasiadas muestras de afecto y sí son bastante distantes. De mayores nos convertiremos también en ellos, en tener una gran exigencia en cada paso que demos.

Cómo se puede dar solución a estos problemas

Lo mejor de todo es previniéndolos. Por eso, en la educación que le demos a nuestros hijos, debemos tener en cuenta varios aspectos donde la afectividad, la escucha, educar en positivo, el evitar los gritos y tener una mejor comunicación pueden dar unos grandes frutos. Si ya es bastante tarde, nunca está de más el pedir ayuda y dejar que sea el profesional terapeuta quien pueda brindarte los mejores pasos para poder sanar esas heridas de la infancia.



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