Como sabéis, hoy mismo (y en el lapso de varias horas) Juana Rivas se ha entregado a la Justicia, y se le ha concedido libertad provisional; hecho este último que me ha hecho suspirar aliviada. Pero no voy a ahondar en ello porque de lo que hablamos en este post es de esas hijas y esos hijos, víctimas invisibles de la violencia de género, que a veces son considerados como prolongación de sus madres, y sobre ellos también se ejerce violencia que tiene como fin la manipulación y el sufrimiento. de estas.
A fecha de junio pasado 6 menores de edad habían sido asesinados por sus padres, como culminación de una serie de episodios de maltrato y violencia; el maltratador utiliza en algunos casos los permisos concedidos en el régimen de visitas (o se hace valer de la custodia compartida) para acabar con las vidas de sus propios hijos. Se estima que cada año 840000 hijas e hijos de mujeres maltratados sufren las consecuencias de la violencia de género (540000 de forma directa). De hecho en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género que se firmó en el mes de julio, ya se incluyen como medidas la supresión de custodia compartida para maltratados, el régimen de visitas, y las visitas a la cárcel para que los niños vean al progenitor.
Se propone suprimir también los atenuantes de las sentencia por maltrato (reparación del daño o confesión del crimen). Hemos dicho en alguna ocasión que la Violencia de Género (violencia machista, si queréis) existe, y es un fenómeno altamente preocupante que se manifiesta de diferentes formas. La más extrema es el feminicidio, y tenemos datos actualizados hoy mismo, que cifran las víctimas (incluyendo hijas e hijos de las mujeres que sufren esta violencia) en 71 personas. Ni es para mirar a otro lado, ni para aguantar chistes, bromas de mal gusto, o memes cuestionando la veracidad de los hechos.
Muchas de las mujeres víctimas no denuncia los hechos (en torno a un 80 %) por diferentes razones, y precisamente otra de las medidas del mencionado Pacto de Estado es que “se ampliará la condición de víctima a mujeres que aún no hayan interpuesto denuncia penal”, de esta forma será posible su acceso a recursos de protección y atención integral.
Violencia Vicaria: cuando el maltratador daña a los hijos como víctimas secundarias.
Los hijos tenidos en común, y a veces los hijos que la mujer aporta de anteriores parejas, son ‘usados’ como instrumentos para maltratar a la madre; en estos casos ostentan una triste doble condición: víctimas de violencia de género y víctimas de maltrato infantil. Es un tema que debe cobrar relevancia, y no solo desde el punto de vista jurídico (poniendo el foco en el “interés superior del menor”, como hemos estado leyendo respecto de los dos hijos de Juana Rivas), sino porque estas criaturas van a sufrir secuelas y marcas de por vida, y van a requerir de una atención social y / o psicológica, a fin de abordar y prevenir diferentes trastornos. Nuevamente, un futuro desarrollo del Pacto contra Violencia de Género, establecería la prevención como herramienta eficaz de detección
Patricia Hernández hace un año que alcanzó la mayoría de edad, y lidera la asociación “Avanza sin Miedo”, ha visto como su madre era maltratada por su padre, y ha sentido miedo en infinidad de ocasiones. Sabe que las niñas y los niños no lo tienen claro en estas situaciones: no tienen a quien pedir ayuda, y no se les presta suficiente atención ni apoyo. Por eso se ha propuesto ser voz de otras niñas y niños, por eso lucha para que el sistema judicial funcione de verdad para estas víctimas. En sus palabras: “Un maltratador no será nunca un buen padre”.
La mentira del SAP.
El Síndrome de Alienación parental, es inventado, o mejor dicho: no existe y no está aceptado por clasificaciones mundiales de trastornos mentales; es defendido por algunos científicos y juristas, y entendido como la idea de que un progenitor (mayoritariamente la madre) pone en contra del otro (mayoritariamente el padre) a los hijos. Hoy por hoy se acepta en los juzgados como categoría diagnóstica, según cuenta el médico forense Miguel Llorente, pero no debería ser así, mientras no sea aceptado por la comunidad científica. El SAP viene siendo utilizado para conseguir derechos, custodias o visitas, por parte de los padres. Y por cierto, previsiblemente en Cataluña se eliminará, lo cual es una buena noticia.
Vivimos en una sociedad con estructuras culturales que perpetúan el patriarcado, y que pueden estar influyendo en el sistema judicial: lo que necesitan las víctimas de violencia de género es mayor conciencia social y más rigor en el abordaje de cada uno de los casos, adecuando los mecanismos a cada uno de los casos, y protegiendo adecuadamente a las víctimas.
El interés superior del menor.
La razón principal de que se vele principalmente por los niños, es que son personas en desarrollo, muy vulnerables y que se encuentran en situación de desprotección; ellas y ellos son víctimas directas (agresiones directas) e indirectas (asistir al maltrato que sufre la madre). Parece claro que va a afectarles negativamente: desde normalización de la violencia y de las relaciones desiguales, hasta retraso académico, pasando por problemas de socialización y diversos trastornos emocionales, del sueño y de la alimentación.