La vida no es fácil, para nadie, sin embargo, existen circunstancias que nos sobrepasan a veces, que nos rompen. Esto es especialmente peligroso cuando somos padres, puesto que nuestros hijos pagarán las consecuencias de nuestro propio sufrimiento.
Nuestros hijos necesitan la mejor versión de nosotros mismos para que les sirva de ejemplo. No podemos dejarnos llevar por nuestro propio victimismo. Es prioritario dominar nuestros miedos, nuestros fantasmas interiores, sanar nuestras heridas en beneficio de ellos y en el nuestro propio.
Consecuencias inmediatas de tener unos padres rotos
Unos padres rotos pueden reflejar su condición de adultos rotos de diversas maneras. Puede que estén en una depresión y ni siquiera tengan fuerzas de prestar atención a sus hijos. Provocarían una sensación de vacío y de abandono que les hará perder la confianza en el resto del las personas.
La depresión es un enemigo invisible, que hace más daño del que puede parecer.
Tal vez les domine la ira y la frustración y tengan conductas violentas. Esto afectará la estabilidad emocional en el hogar en su conjunto. Una situación inestable perjudicaría seriamente la estabilidad emocional Es posible también que tengan algún problema de adicción, que lleve a problemas de índole económica, a parte del desequilibrio emocional y social que requieren las situaciones de este tipo.
Todas estas posibilidades tienen como nexo en común que perjudican el desarrollo del niño, como consecuencia de la falta de satisfacción para las necesidades físicas y emocionales del mismo.
Violencia psicológica
A veces los padres rotos, actúan de forma inconsciente ejerciendo violencia psicológica. Esto tiene sus consecuencias.
Podemos decir por ejemplo que unos hijos criados en un ambiente de violencia psicológica, acabarán creyendo cualquiera de los insultos que le hayan proferido sus padres. Se llenarán de pensamientos negativos y de desconfianza hacia los demás. Es muy difícil confiar en los demás cuando las personas que deben protegerte y cuidar tus necesidades durante la etapa más frágil de tu vida, no lo han hecho. Esto provoca en el niño un vacío emocional difícilmente recuperable. Es una especie de rencor hacia su progenitor o progenitores, que es complicado superar. Esta sensación de falta de protección les confiere una fragilidad que les hace susceptibles de tener otro tipo de problemas más complejos, como el desarrollo anormal de sus habilidades sociales. Puede pasar que este desarrollo anormal se refleje en tres tipos de comportamiento totalmente diferente:
- Comportamiento victimario: haciendo víctimas a los demás de la propia frustración, creada por la situación.
- Comportamiento retraído: el niño se vuelve retraído y busca protegerse a través del aislamiento.
- Comportamiento protector: trata de proteger a otras víctimas, como su hermano/a, madre/padre, etc.
Niños frágiles hacen adultos rotos
Todos los niños tienen una serie de necesidades físicas y emocionales que cubrir, que han de ser satisfechas. Solo así se logrará el desarrollo necesario para convertirlos en adultos fuertes y capaces. La atención es una de las necesidades más importantes para un niño. Si no obtiene tu atención, es posible que crezca con algún tipo de carencia física o emocional. Si pasamos por alto cualquiera de estas necesidades, el niño desarrollará un vacío. Precisará llenarlo y esto impedirá su correcto desarrollo.
Sentir el amor de sus padres es básico y esencial para la salud emocional de un niño.
Un niño que crece con este tipo de carencias es un niño frágil, que probablemente, pasará por una adolescencia complicada y se convertirá con el tiempo en un adulto roto. A no ser que se cubran sus carencias y se trate de reparar el daño. Recuerda que los niños de hoy son los padres del mañana.