Hipercrianza: cuando la hiperprotección trae la infelicidad

hipercrianza

La hipercrianza es un término que hemos de añadir a los ya tan conocidos como «padres/madres tóxicos», «niños burbuja», «padres helicóptero» o «el cultivo concertado». Sabemos muy bien que en ocasiones, estas dimensiones pueden llegar a molestarnos o aún más, que nos hagan caer en la duda si también nosotros estaremos haciendo algo mal…¿Seré una madre tóxica solo porque me preocupo cada día por mi hijo y le pregunto cómo le ha ido en el colegio? ¿Estaré cometiendo un error por recomendarle de qué amigos debe fiarse y de cuáles no?

Si bien es cierto que a veces quedamos algo saturados al respecto de los riesgos de la sobreprotección en los niños, cabe decir que la clave está en el equilibrio. Ni más ni menos. El ser buen o mal padre, mal o mala madre no es algo que otros deban decirnos para descubrirlo, es algo que nosotros mismos debemos saber ver en nuestros hijos. Los hay que tienen más necesidades, y por tanto estaremos más pendientes.

Hay niños que en cambio, disponen de esa madurez casi natural que los hace crecer con más aplomo y equilibrio, ahí donde nuestra atención y enfoque educacional será sin duda algo distinta. La hipercrianza es la atención excesiva a los niños, ese tipo de vínculo que lejos de permitirles crecer y madurar, los aboca a la inseguridad, a la baja autoestima y en consecuencia, a la infelicidad. Desde Madres Hoy te invitamos a profundizar en el tema.

Qué es y qué no es hipercrianza

Dejar o no a los niños solos en casa

Educar no es proteger hasta impedir que el niño sea capaz de tomar sus propias decisiones cuando deba hacerlo. Educar no es poner barreras, sino abrir caminos mientras les llevamos de la mano respetando sus ritmos, sus ciclos, sus necesidades.

Para muchas familias resulta algo complejo diferenciar entre lo que es hipercrianza de lo que no lo es, porque su finalidad siempre es la misma: educar con amor. Solo que en ocasiones, nos equivocamos en las estrategias, porque para dar al mundo niños felices no basta solo con quererles, con atenderles.

Hay que saber intuir y propiciar cada día y en cada momento diversas respuestas para que el niño vaya asumiendo logros sintiéndose siempre seguro en cada paso. No es fácil, pero es una aventura emocionante donde solo se requiere algo esencial: atender las emociones y las necesidades particulares de tus hijos. Porque hemos de tenerlo claro, ningún niño es igual, y eso es algo que sin lugar a dudas, habrás visto tú misma si tienes más de un hijo/a.

Por ello, nos puede ser muy útil saber lo que es hipercrianza de lo que no lo es.

Estaremos ofreciendo una atención excesiva cuando…

  • Estaremos practicando la hipercrianza cuando tengamos ya previstos de antemano los caminos que nuestros hijos deben elegir. No es adecuado soñar con tener el niño más hermoso, el más listo, el más ingenioso. Tu hijo es único y jamás será una copia de nosotros mismos. Tiene voz propia, una personalidad exclusiva y en desarrollo, y por supuesto, el derecho a construir el futuro que él o ella desee sabiendo que sus padres y sus madres están ahí para apoyarlo.
  • Hay muchas familias que poco a poco van descubriendo que sus niños no alcanzan, por ejemplo, los resultados académicos que ellos esperan. Eso les lleva a la decepción, y la decepción en el rostro de un padre o una madre es algo devastador para un niño.
  • Hay otro aspecto a tener en cuenta sobre la hipercrianza: los padres protectores evitan que sus hijos cometan errores, y en caso de hacerlo es un fracaso por ambas partes. Un niño hiperprotegido vive en una cáscara aséptica donde se controla cada uno de sus movimientos para que todo sea acertado, creyendo que así se le ofrece lo mejor.

  • No es lo adecuado, todo niño tiene el derecho a equivocarse, a caerse, a suspender exámenes, a enfadarse con alguien en el patio del colegio. Todo ello es aprendizaje vital con el que integrar conocimientos significativos que más tarde, le permitirán actuar de forma más adecuada. Nosotros no podemos llegar a todos esos aspectos, debemos dejar que se equivoquen alguna vez, para después, poder guiarlos de la forma más acertada. Los niños aprenden con el ejemplo más que con la palabra.

niño triste

No estaremos cayendo en hipercrianza cuando…

Es posible que en alguna ocasión, alguna compañera de trabajo o un familiar te haya dicho aquello de «te preocupas demasiado por tu hijo, ellos se las apañan bien, déjalo». Bien, lejos de reaccionar con molestia o aún menos, siguiendo el consejo, no hace falta recordar que tenemos todo el derecho a preocuparnos por nuestros niños.

  • Nadie practica la hipercrianza por el simple acto de preocuparte por el bienestar, la felicidad y la seguridad de sus hijos. La preocupación no es reflejo de toxicidad familiar, la intervención contínua, el control excesivo y la ocupación de espacios personales del niño o adolescente sí es hipercrianza.
  • Nadie practica la hipercrianza por favorecer descubrimientos continuos en el niño. Sugerirles libros, actividades extraescolares, deportes, llevarlos a museos, a excursiones, animarles a que se abran al mundo no es controlar ni programar sus vidas. Se trata, como hemos dicho de «sugerir», de «facilitar» nunca de obligar. El mejor aprendizaje es aquel al que se llega por curiosidad, de ahí que siempre sea muy enriquecedor enseñarles múltiples posibilidades de aprendizaje y divertimento para que ellos mismos elijan qué les interesa.
  • Cuidar, proteger y convencer a tu niño/a de que es el mejor ser del mundo no es hipercrianza. Nadie malcría a un niño por recordarle cada día todo lo que vale, lo que es capaz de hacer y cuánto se le quiere. Con ello, reforzamos su autoestima, le damos aliento para que avance cada día sintiéndose seguro en cada tarea o acción que realice por sí mismo. Tampoco seremos padres o madres hiperprotectores por defenderlos, por preocuparnos por saber cómo van en el colegio y saber si tienen algún problema. Esa, es una atención necesaria que entra dentro de nuestras responsabilidades.

madre e hijo

Para concluir, educar, criar, formar, es un acto de implicación que nace del corazón pero que se lleva a cabo también con la lógica y el equilibrio. Cada niño va a tener unas necesidades propias, y ese será sin duda el punto de partida sobre el que debamos trabajar.

Los libros ayudan, los distinto enfoques de crianza también son grandes herramientas. No obstante, cuando se es madre, cuando se es padre, uno sabe muy bien que no hay dos días iguales, y que en ocasiones se llegan a hacer auténticos trucos de magia para llegar al final del día, acostarlos y respirar aliviados porque todo ha ido bien y porque nuestros niños, duermen satisfechos sabiendo que estamos ahí, atendiéndoles siempre, pero enseñándoles cada día a convertirse en adultos responsables.


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  1.   Macarena dijo

    ¡Que buen post!, me encanta cómo desde el principio destacas la necesidad de equilibrio. Efectivamente preocuparse por los niños no es sobreproteger; y por otro lado si evitamos las equivocaciones de nuestros hijos, al final no toleran la frustración (entre otros efectos).

    En fin, que me ha gustado mucho.

    1.    Valeria Sabater dijo

      ¡Gracias Macarena! La verdad es que a veces «quedamos un poco saturados» con el tema de la sobreprotección, hasta el punto de preguntarnos donde está el límite. Deseaba dejar claro que es necesario, positivo y esencial «preocuparnos» y proteger en determinados instantes. Los propios niños nos irán mostrando sus necesidades en cada momento, así que la sabiduría, lo pedagógico y saludable está en saber atender, e intuir. Toda una aventura, vamos.

      Lo dicho…¡Gracias por tu opinión y tu lectura!