Hoteles «libres» de niños. ¿Intolerancia, discriminación o falta de educación?

hoteles sin niños

Todos hemos sido niños alguna vez. Seguro que recordamos cómo en algunos lugares nos llamaban la atención por ser demasiado ruidosos. ¡Cómo volvíamos a nuestros padres locos en las épocas de veraneo en familia! Cosas de niños en definitiva. Pero desde no hace demasiado, son muchas las personas que prefieren lugares, como hoteles, en las que no se permite acceder con niños. Parece de locos; prohibir la entrada a niños. Pero sí, muchos lugares están tomando esta alternativa de “niños no”.

Todo está impulsado por las ganas de tranquilidad de la persona en sí que toma esta opción, ya sea para viajar o para hospedarse en algún lugar. También hay muchos padres y muchas madres que para descansar de lo que supone tener a un niño pequeño en la cabeza 24 horas al día se acogen a estos lugares. Pero, ¿qué es lo que ha provocado que haya lugares públicos en los que los niños no tengan permitida la entrada?

Los niños de hoy en día… ¿O los adultos de hoy en día?

Personalmente, no soy partidaria de echarle la culpa a los niños pequeños de lo “malo” que hacen. Es decir, deben ser responsables, pero si su ejemplo a seguir es alguien que llama la atención allá donde vaya no esperemos que el niño vaya a ser menos. También cabe la posibilidad de que ese pequeño sienta vergüenza ajena de sus progenitores, algo ya más preocupante para su persona.

Hoy en día estamos cansados. Vivimos agotados, de las prisas, del trabajo, del estrés. No tenemos paciencia; pocos seríamos capaces de aguantar todo el día con una sonrisa y aplaudiendo todo lo que nuestro hijo hace. No obstante, es más frecuente que las personas sin hijos quieran alojarse en hoteles libres de niños. No sé vosotros, pero yo no empaticé con el colectivo infantil hasta que me convertí en madre.

Pero, ¿por qué han de pagar los niños? Son muchos los lugares en los que hay un adulto más ruidoso que cualquier niño; cómo pasar por alto los gallineros que se forman en algunos viajes en tren o en avión. ¿Por qué entonces no se mide con la misma vara a adultos ruidosos y a niños?

vacaciones sin niños

Discriminación a un colectivo

A causa del hastag en twitter que se viralizó como #HotelesSinNiños, fueron muchos los comentarios en los que la gente echaba la culpa a los padres de las criaturas. Se podía leer como se reprendía a los padres por no enseñarles las normas básicas de convivencia a sus hijos; a permanecer en silencio cuando es preciso y a moderar el tono de voz (cosa que los más pequeños no controlan demasiado bien).

Familias con hijos, no os preocupéis. No está permitido prohibir la entrada a niños a los hoteles. La publicidad de ciertos hoteles puede estar dirigida a un público u otro, como por ejemplo “hoteles sólo para adultos”, pero nadie os puede prohibir entrar con vuestros hijos a ningún sitio. Es totalmente discriminatorio. ¿Qué pasaría si se les prohibiese la entrada a personas negras a ciertos establecimientos? Pues que viajaríamos más de 100 años atrás en el tiempo. No puede ser; la civilización ha de avanzar.

viajar sin niños

Los padres han de enseñar a sus hijos las normas básicas de convivencia. Estos comportamientos no son culpa de los niños.

Trabajar la educación con nuestros hijos

No hay nada mejor para aprender que la propia experiencia. Pero, para finalizar el tema sobre adultos que no quieren compartir estancia con niños, aquí va mi opinión. Si no te gustan los niños, has de saber que a mucha gente no les gustan las personas. Aún así en su día a día han de lidiar con ellas porque es parte de la vida. Siempre puedes comprarte una isla, hacerte un hotel allí y ser tú el único inquilino; ¡puedes invitar a todos los adultos del mundo! Pero eso no te dará tranquilidad.

La mayor parte de las veces que he viajado, y ha sido a muchos lugares, han sido adultos y los propios padres los más pesados en la estancia. Adultos pasados de rosca con el alcohol en las noches de piscina en el hotel que no se callaban ni buceando; adultos que pasan por los pasillos del hotel hablando por teléfono como si a los demás que estamos en la cama nos importase su conversación.


Y viajando, no podemos remediar que los niños lloren. Yo también lloraría si me metieran en un lugar lleno de adultos que no te dedican ni una sonrisa y que te miran con cara de pocos amigos. Recordad, todos hemos sido niños y ellos no tienen la culpa de la poca disciplina (siempre positiva) impartida por sus padres. Una sonrisa y una palabra amable a los más «escandalosos» puede daros unos minutos de calma. Pero mucho ojo al pedirles silencio amablemente a los adultos.


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  1.   Macarena dijo

    Leo este extracto de los comentarios a partir del hashtag, y me quedo con la boca abierta:

    «Se podía leer como se reprendía a los padres por no enseñarles las normas básicas de convivencia a sus hijos; a permanecer en silencio cuando es preciso y a moderar el tono de voz»

    ¡Claro que sí! (es ironía) adulto centrismo puro y duro: que los niños permanezcan en silencio mientras los adultos contaminan acústicamente cuando les viene en gana (tráfico, botellones, gritos por la calle, conciertos…). Si es que hay que ver, dónde esté un mayor amargado y gruñón, que se quite la espontaneidad y la alegría de los peques, eso es… ¿cómo no lo había pensado?

    ¡Qué patéticos nos estamos volviendo los humanos!