Muchos juegos para desarrollar la psicomotricidad fina de tus hijos están recomendados para niños de entre 1 y 5 años. Son propuestas que invitan al buen desarrollo de ciertas partes del cuerpo que permitirán que los peques puedan realizar actividades que requieren de una mayor precisión.
En la etapa de jardín de infancia, estas actividades y juegos de psicomotricidad son muy practicadas debido a que es la etapa en la que los niños deben adquirir ciertas habilidades crecientes que les permitirán lograr una mayor autonomía y control en relación al movimiento de su cuerpo.
La motricidad fina en los niños
Desde el nacimientos, los niños tienen un desarrollo creciente de sus habilidades motoras. Primero ocurre la motricidad gruesa, es decir la puesta en marcha de grupos musculares que abarcan muchas o todas las partes del cuerpo. La motricidad gruesa habla de los movimientos elementales, como gatear, sentarse, caminar, correr y demás.
En cuanto a la motricidad fina, a diferencia de la anterior, se trata de movimientos o gestos que abarcan grupos musculares pequeños. Por lo general, estos pequeños grupos se concentran en las extremidades superiores, es decir en las manos, dedos y muñecas. El desarrollo de la psicomotricidad fina en tus hijos los habilitará a tomar objetos con las manos y tener un gran control de sus dedos. La motricidad fina permite realizar gestos con intención moviendo los dedos, tocar instrumentos, escribir o pintar. También coger un elemento, lanzarlo, etc.
A medida que se practican estas destrezas, los niños adquieren una mayor autonomía y desarrollo. En este sentido, los juegos para desarrollar las psicomotricidad fina en tus hijos cumplen un rol central en la primera infancia y por eso son muy practicados en los jardines de infancia.
Ideas y juegos de psicomotricidad fina
Jugar juegos para desarrollar la psicomotricidad fina requiere de algunos elementos sencillos. La plastilina es un recurso muy útil pues el modelado alienta el desarrollo de los músculos presentes en las manos y los dedos, al tiempo que despliega la imaginación. Al amasar, estirar, pinchar, aplastar o apretar la plastilina, el niño ejercita los músculos de los dedos y las manos y así logra un movimiento más controlado. Algo similar ocurre con las pinzas de ropa, a través de las cuales los niños pueden jugar y, al mismo tiempo, desarrollar los músculos de las manos.
Una de las actividades más difíciles para un niño es la de enhebrar. Sin embargo, es un gran desafío para los peques y por eso uno de los juegos para desarrollar la psicomotricidad fina más clásicos de todos los tiempos. Los niños pueden enhebrar fideos, tuercas o dijes de fantasía. Pueden crear coloridos collares para regalar. Lo importante es que se atrevan a insertar los pequeños objetos en el hilo para entonces desarrollar la precisión. Para esto, es necesario un gran desarrollo del grupo muscular implicado en los dedos.
Además de fomentar la coordinación y concentración, los juegos de trasvasijar también son muy útiles a la hora de desarrollar la psicomotricidad fina de tus hijos. También puedes optar por hacer collage con papeles. Invita a tus hijos a cortar papeles con las manos para luego pegarlos en una hoja y así ayudarás a su desarrollo psicomotriz con una actividad divertida y creativa.
Más y más juegos
Dentro de los juegos para desarrollar la psicomotricidad fina en tus hijos, también están los sellos caseros. Puedes tomar tapitas de gaseosas, para mojarlas con témperas y hacer sellos con los niños. Y si te gusta cocinar, preparar un plato delicioso es otra de las opciones en juegos para desarrollar la psiomotricidad fina. Desde verter líquidos hasta batir con una cuchara o aplastar una patata, todas son actividades que requieren de un trabajo con las manos y los dedos.
Hay muchos recursos al alcance de la mano para fomentar el movimiento de las extremidades superiores de los niños y así alentarlos a desarrollar más y más facilidades para que puedan lograr una autonomía física cada vez más creciente.