La motricidad en niños tanto fina como gruesa es una habilidad que puede trabajar y mejorarse a través de juegos y actividades. Los niños aprenden principalmente a través del juego, así es como se van relacionando con el mundo y aprendiendo cómo funciona de una forma divertida. Veamos cuáles son los juegos para mejorar la motricidad en niños.
¿Qué tipos de motricidad hay?
La motricidad se refiere a los movimientos complejos y coordinados del sistema locomotor para controlar los movimientos del propio cuerpo. Es la forma de moverse y de relacionarse con el mundo. Esto es posible gracias a la coordinación del sistema nervioso central, los músculos y articulaciones.
Cuando un bebé nace su capacidad motriz es muy limitada y la mayoría de sus movimientos son involuntarios. Según va creciendo sus movimientos se hacen más coordinados y elaborados, aún un poco rudimentarios pero con el paso del tiempo van aprendiendo a realizarlos de forma voluntaria y cada vez mejor.
La motricidad se divide en dos: motricidad gruesa y motricidad fina. La motricidad gruesa es la que se desarrolla primero, y la base de la motricidad fina. Hace referencia a la coordinación en general, al equilibrio y a la capacidad de crear movimientos amplios por grupos musculares grandes. Y luego está la motricidad fina que hace referencia a los movimientos más precisos, finos y con mayor destreza como pueden ser sostener un lápiz para escribir. Para lograrlos se necesita mayor maduración del sistema nervioso y de los músculos.
Este desarrollo motriz de los niños se va desarrollando a la vez que se va desarrollando físicamente, pero con unas determinadas actividades y juegos podemos ayudarles a estimular su motricidad y ayudarles en su desarrollo. Veamos que juegos hay para mejorar la motricidad en niños.
Juegos para mejorar la motricidad en niños
- Jugar en la naturaleza. La motricidad de un niño mejora con la libertad de movimiento y la actividad física. Esto se consigue al aire libre, en contacto con la naturaleza, donde el niño pueda correr, saltar, superar obstáculos, gatear… Su curiosidad también se estimulará. Además los niños necesitan estar al aire libre y crearéis recuerdos para toda la vida.
- Las huellas. Es un juego de coordinación y equilibrio. Con unas cartulinas de colores se recortan unas huellas que se pegan en el suelo con diferentes niveles de dificultad. Los niños deberán saltar en ellas sin caerse. Así aprenderán izquierda y derecha, a estar a la pata coja, a saltar sobre un punto… Empieza con series fáciles y luego complícaselo más poco a poco.
- Funambulista. En lugar de huellas en el suelo también se puede hacer unas líneas rectas con cinta adhesiva para que los niños la sigan sin caerse como si fueran funambulistas.
- Dibujar. Es la mejor manera de fortalecer la motricidad fina. Cualquier tipo de manualidad servirá, puedes elegir la que más le guste al niño. Poco a poco su motricidad será cada vez mejor y sus gestos más precisos.
- Hacer la carretilla. El típico juego infantil de apoyarse sobre los brazos y que alguien te levante las piernas. Ser ayuda a mejorar su motricidad gruesa al coger fuerza en los brazos. Se puede hacer carreras de carretillas, ir de un punto a otro, o llevar cosas de un lado a otro y ver cuanto tiempo tardan.
- Los bolos. A los niños les encantan los bolos y además trabajan la coordinación de piernas y brazos. Puedes usar bolos de verdad, botellas de plástico o muñecos de diferentes pesos para ponérselo más fácil o más difícil.
- Plastilina. Es una forma genial de trabajar la motricidad fina y que a los niños les encanta. Observarás que cada vez sus movimientos son más certeros.
- Imitar animales. Un juego muy divertido donde los niños tienen que imitar a animales y los demás deben adivinar de que se trata. Les ayuda a trabajar la motricidad gruesa.
Porque recuerda… jugar es la mejor forma de aprender y divertirse a la vez.