Un bebé recién nacido viene de un ambiente estéril pero, al atravesar el canal del parto y entrar en contacto con el mundo exterior, comienza a ser colonizado por diversos microorganismos que poco a poco irán constituyendo su microbiota o flora intestinal. Esta microbiota es de suma importancia ya que de su diversidad y funcionalidad dependerá en gran medida la salud a lo largo de su vida. Las bacterias presentes en el intestino están relacionadas con el desarrollo del sistema inmune, protegen frente a enfermedades intestinales, infecciones y diversas patologías.
La microbiota no es igual en todos los recién nacidos. Esta varía en función del tipo de parto (vaginal o cesárea), del tipo de alimentación (lactancia materna o biberón), semanas de gestación, medicación de la madre o el bebé, etc.
En una investigación llevada a cabo por un científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se han estudiado los efectos de la administración de antibióticos durante el parto, sobre la microbiota intestinal de niños a término nacidos vaginalmente. Los resultados, sugieren que esta práctica, bastante habitual, podría favorecer que la colonización por bacterias patógenas que portan genes de resistencia a dichos antibióticos.
La administración de antibióticos a la madre durante el parto, es una práctica bastante común (aproximadamente un 30% de los casos). Se usa como profilaxis cuando la madre es positiva en el análisis del estreptococo, un tipo de bacteria que en condiciones normales no causa daños pero que, si llega a pasar a los pulmones ,puede tener graves consecuencias para el reciçén nacido. En estudios previos, ya se había visto que la administración de antibióticos provocaba alteraciones en la microbiota de bebés prematuros. Tras las recientes investigaciones, estos resultados se han extrapolado a bebés a término. Según explica Miguel Gueimonde, unos de los investigadores del CSIC, el impacto de la antibioticoterapia sobre la flora intestinal y la posibilidad de aparición de bacterias portadoras de genes resistentes, merecen especial atención.
El equipo de investigadores, entre los que también se encontraban científicos del Hospital Universitario Central de Asturias y la Universidad de Parma (Italia), analizó muestras de heces de 40 niños nacidos a término mediante parto vaginal. De ellos, 18 nacieron en partos en los que a la madre se le administró penicilina como profilaxis antibacteriana.
El seguimiento se hizo durante los tres primeros meses de vida de los bebés y, entre otros resultados, se observó una disminución de bacterias de la familia Bifidobacteriaceae cuya presencia es beneficiosa para el organismo. Así mismo se observó un incremento de bacterias potencialmente patógenas y resistentes de los géneros Campylobacter o Helicobacter.
Según los investigadores, el estudio no pretende acabar con la práctica de administrar antibióticos, sino alertar de los efectos secundarios y sentar las bases para el establecimiento de estrategias destinadas a corregir estas alteraciones, favoreciendo la colonización y establecimiento de la microbiota intestinal del recién nacido.