La agalactia o hipogalactia es un término que está relacionado con el post-parto y la lactancia de los niños. Se define como la “falta real de leche materna debido a un problema glandular”, es decir, la madre no puede amamantar a su bebé debido a la ausencia de leche o a una cantidad insuficiente. Este problema es generalmente poco frecuente, pero existe, y en los últimos tiempos ha incrementado su aparición debido al estilo de vida actual, donde el estrés juega un papel fundamental.
¿Qué es la agalactia?
La agalactia es un trastorno que afecta la producción de leche materna tras el parto, y puede manifestarse de diferentes maneras. La hipogalactia, en cambio, se refiere a la producción parcial de leche inferior a lo necesario para satisfacer las necesidades del bebé. Etimológicamente, el término proviene del griego galaktos, que significa “leche”.
La prolactina es la hormona responsable de la producción de leche, mientras que la oxitocina desencadena la eyección de la leche materna. Estos procesos hormonales comienzan desde el segundo trimestre del embarazo, aunque el pico de producción láctea ocurre dos o tres días después del nacimiento del bebé.
Causas de la agalactia
Las causas de la agalactia y hipogalactia son variadas y pueden incluir complicaciones hormonales, estrés, condiciones anatómicas, y enfermedades subyacentes, entre otras. A continuación, detallaremos algunas de las causas más comunes.
- Disfunción hormonal: La alteración de los niveles hormonales, principalmente de la prolactina y oxitocina, puede interferir en la producción adecuada de leche. Un hipotiroidismo no diagnosticado o tratado también puede influir negativamente en este proceso.
- Estrés: El estrés crónico afecta la producción de hormonas y, por ende, impide que la prolactina se segregue en la cantidad adecuada. En muchas ocasiones, el agotamiento físico y emocional tras el parto puede ser el desencadenante.
- Hipoplasia mamaria: Se refiere a la falta de tejido glandular en los senos, lo que impide una producción adecuada de leche. Esta condición no está necesariamente vinculada al tamaño del pecho; una persona con senos pequeños puede, en muchos casos, producir leche suficiente.
- Enfermedades autoinmunes: Condiciones como la diabetes o enfermedades de la tiroides también pueden tener un impacto significativo en la producción de leche.
- Síndrome de Sheehan: Se trata de una rara complicación tras el parto, derivada de la necrosis de la glándula pituitaria debido a una hemorragia severa durante el alumbramiento. Esto genera una deficiencia en la producción de prolactina, y, por lo tanto, una imposibilidad casi total de producir leche.
Factores que intervienen en la producción de leche
Existen diferentes factores que pueden influir directa o indirectamente en la producción y secreción de leche materna. Además de los desequilibrios hormonales, el estilo de vida y ciertos hábitos pueden tener un impacto considerable en la lactancia. Veamos algunos de ellos:
- Fármacos y medicamentos: Algunos medicamentos, como los anticonceptivos con base de estrógenos o aquellos que afectan el sistema endocrino, como los tratamientos por infertilidad, pueden reducir la cantidad de leche producida.
- Tabaquismo y alcohol: El consumo de tabaco y alcohol también puede interferir con la producción adecuada de prolactina, reduciendo así la cantidad de leche disponible para el bebé.
- Extracción manual o con sacaleches: La succión del bebé al amamantar es clave para mantener la producción de leche. Si el bebé no succiona lo suficiente o lo hace de manera ineficiente, la madre puede recurrir a sacaleches para estimular la producción.
- Pérdida de parte de la placenta: Si parte de la placenta no es expulsada completamente tras el parto, puede alterar los niveles hormonales y prevenir la lactogénesis.
Tratamientos para la agalactia y la hipogalactia
Afortunadamente, en la mayoría de los casos, la agalactia es reversible, y hay una serie de tratamientos que pueden ayudar a las madres a estimular la producción de leche. Aquí detallamos algunas de las formas más efectivas de abordar este problema.
1. Frecuencia de la lactancia
El método más natural para estimular la producción de leche es a través de la succión regular del bebé. Se recomienda que el bebé se ponga al pecho entre 8 y 12 veces al día. Esta estimulación constante activa la producción de prolactina y oxitocina, lo que favorece la producción de leche. Si el bebé no succiona lo suficiente, el uso del sacaleches puede ser una buena alternativa.
2. Galactogogos
En algunos casos, los galactogogos (medicamentos o hierbas que fomentan la producción de leche) pueden ser prescritos por un profesional médico. Uno de los galactogogos más comúnmente recetados es la domperidona, la cual aumenta los niveles de prolactina al inhibir la dopamina. Sin embargo, es importante recordar que su uso debe estar controlado y supervisado, dado que puede tener efectos secundarios.
3. Terapias alternativas
Además de los tratamientos farmacológicos, muchas mujeres recurren a galactogogos herbales como el fenogreco o la alholva. Si bien la evidencia que respalda su uso no es concluyente, muchas mujeres han informado mejoras en su producción de leche tras su consumo. Siempre es recomendable que estos tratamientos se utilicen bajo la supervisión de un profesional de la salud para evitar posibles interacciones o efectos no deseados.
4. Reducción del estrés
El estrés es un inhibidor potente de la producción de leche. Por esta razón, es esencial que las madres tomen medidas para reducir los niveles de estrés durante el postparto. Técnicas de relajación como la meditación, el yoga, o la simple práctica de ejercicios de respiración profunda pueden ser de gran ayuda. Además, contar con una red de apoyo sólida, conformada por familiares, amigos o profesionales de la salud, puede marcar la diferencia en la recuperación emocional de la madre.
5. Alimentación adecuada
Una dieta balanceada y rica en nutrientes es fundamental para una producción adecuada de leche. Alimentos ricos en grasas saludables, proteínas y carbohidratos complejos deben estar presentes en la dieta diaria de la madre. Además, hidratarse adecuadamente -al menos dos litros de agua al día- es fundamental para alcanzar una producción óptima de leche materna.
Importancia de la lactancia materna
La importancia de la lactancia materna es indiscutible; no solo proporciona los nutrientes esenciales que el bebé necesita para su desarrollo, sino que también fortalece el vínculo emocional entre madre e hijo. Está científicamente demostrado que los bebés alimentados con leche materna tienen un sistema inmunológico más fuerte, lo que les permite combatir diversas enfermedades desde temprana edad.
Además, la leche materna es rica en anticuerpos que protegen al bebé de infecciones. Por esta razón, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé.
La agalactia y la hipogalactia no son condiciones irreversibles. A través de intervenciones oportunas y correctas, la mayoría de las madres pueden recuperar su producción de leche y continuar amamantando a sus bebés de manera saludable. Es importante recordar que cada madre es diferente y que los tratamientos deben ser personalizados para ser realmente efectivos. En última instancia, la clave radica en actuar temprano y buscar siempre el apoyo de profesionales especializados en lactancia materna.