La crianza debe ser un camino para ambos padres

padres paseando

Tanto padres como madres, deben priorizar el estado del niño, atender sus demandas y ejercer.

Desde el preciso instante en que dos personas deciden ser padres, se alternan diferentes temas, se habla de la crianza, se discute de lo que se quiere hacer, de estrategias a llevar a cabo con el futuro hijo. En muchas ocasiones ya desde el principio de una relación incipiente, se vislumbra la similitud en ideales o valores que se quieren inculcar, en otros momentos con el tiempo se hace más difícil llegar al consenso o incluso no se logra.

El hecho de unirse ambos progenitores en pro del bienestar y salud emocional del niño es una labor responsable y ordenada. Aun así no es fácil llevarlo a cabo, cada persona es distinta, con sus pensamientos, opiniones y formas de actuar. El ejercicio de una unión, de un equipo que se ha conformado por tener gustos en común, es seguir un camino a la par, apoyándose y ayudándose mutuamente.

No debe ignorarse que la persona importante, la persona por la que se hace todo y a quien se dirigen las enseñanzas es el pequeño. Tanto padres como madres, deben priorizar el estado del niño, atender sus demandas y ejercer según vean indicativos para actuar, no ante las necesidades o deseos propios. Anteponiendo la situación del niño a la nuestra, será cuando disfrutemos de la verdadera paternidad, sin errar en el intento.

El egoísmo y la competitividad deben dejarse de un lado y seguir una línea pensando en cómo afectarán determinadas actuaciones al niño. Cuando entre el padre y la madre no se llega a un consenso, la autoridad se resquebraja y puede confundir a los niños. En ocasiones, no saber a quién obedecer o cumplir los deseos, puede causar en el menor sensación de agobio o de no cumplir lo que le piden del modo correcto.

A la hora de tomar decisiones si uno piensa y opta por hacer una cosa, y por el contrario, otro sigue otra vía, el niño se siente en medio de dos aguas. Es probable entonces, que decida seguir el acuerdo que le parezca más apetecible. Lo ideal es que ambos progenitores hablen, arreglen qué rutinas o normas implantar, y tras logrado el acuerdo, se informe al niño.

El hecho de no tener el mismo camino, puede generar que el niño busque la opción más fácil e incluso la del padre que le ofrezca la mejor posibilidad e incluso sea más indulgente o permisivo. El acuerdo entre los dos padres afecta en la seguridad, confianza y autoestima del niño. En los enfrentamientos ambos son perdedores, ambos se debilitan como figuras de poder y el respeto que el niño ha de tenerles se ve mermado ante las inconsistencias de sus gestos y explicaciones. Además una pareja que tiene constantes discusiones forma un abismo que crece en su relación sentimental.

Puntos clave para llegar a un acuerdo entre padres

Es conveniente que se pacten ciertos puntos para exponerle al niño las mismas ideas y reglas de convivencia. Si existen diferencias personales entre padres y madres, esto no debe influir en la labor que tienen ante la educación de sus hijos. Compartir y apoyarse mutuamente son dos premisas básicas ante los nuevos roles como padres, cuidadores y educadores.

El que ambos progenitores hablen de los valores y aspectos que afecten a la crianza del niño, es una tarea muy valiosa y que permitirá crear debate y ajustar diferentes puntos de vista. Debe intentar llegarse a puntos en común. Sin duda, la unión forma equipo, y los padres pueden:

  • Respetar la decisión del otro o consensuar otra idea entre ambos.
  • Los temas que haya que discutir hacerlo fuera de la presencia de los niños o en otro caso, que sea sin alzar la voz o enfadarse.
  • Si se está disconforme con la decisión del otro, hablarlo a parte y tranquilamente y no delante de los hijos.
  • Mostrar respeto ante la otra figura de autoridad y hablarle con afecto y consideración del mismo al niño.
  • No hablarle mal al niño del otro, ni sobrecargarle con temas personales o afrentas que se puedan tener entre ambos.
  • No relegar a la otra persona a un puesto de observador. Ambos deben ejercer, opinar y actuar en la crianza del pequeño.

Cuando los padres se mentalizan y se unen para educar a su hijo, el niño se siente más cómodo y aprende más, de lo contrario siente estrés, angustia, se encuentra en un nivel de constante incertidumbre, inseguridad y bajón emocional. El querer agradar a ambos progenitores, no lograr hacerlo y ver cómo puede ofender o dañar a uno, es una carga demasiado pesada para un niño que aún no es maduro.

sombra familia

Ambos progenitores deben pasar el máximo tiempo posible juntos con el niño.


Ambos progenitores deben pasar el máximo tiempo posible juntos con el niño, así se formarán lazos. Lo ideal es, jugar juntos, hacer los deberes, comer, ir al parque o tomarse un café en familia. Y no solo momentos de ocio y diversión, tareas de obligación y que impliquen responsabilidad deben ser compartidas por todos, como la limpieza del hogar.

Hablar, discutir sobre ideas y respetar todas las decisiones pese a no compartirlas, es un ejercicio generoso y de amor hacia el otro. Escuchar, dar razones que convenzan y siempre hacerlo desde el respeto incondicional entre cónyuges y entre padres e hijos.


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