La principal misión de unos padres es la de ofrecer seguridad a sus hijos, dentro de esa seguridad se engloban aspectos tan importantes como proporcionar alimento, un entorno seguro y estabilidad emocional, entre otros. Pero además, es fundamental ofrecerles a los niños las herramientas necesarias para que sean seres individuales, autónomos e independientes.
De lo contrario, se establece una relación de dependencia emocional que les impide crecer y madurar a un ritmo adecuado. Aunque para una madre o un padre, esa dependencia puede traducirse en un exceso de cariño y mimos por parte del niño, la realidad es que impide que el pequeño pueda desenvolverse con soltura dentro de su ambiente social. Ya que en el momento en que se separa de su persona de referencia, generalmente la madre, el niño no tiene capacidad para ser autosuficiente.
Qué es la dependencia emocional
La dependencia emocional se traduce en la necesidad de tener cerca al padre o a la madre, incluso a la persona que hace de cuidador, como una abuela, para sentirse seguro y protegido. Es decir, el niño no es capaz de realizar actividades individuales, sufre cuando tiene que separarse hasta para ir al colegio etc. No se trata de ser un niño mimoso que requiere mucho cariño, el niño que tiene dependencia emocional sufre cada vez que tiene que separarse de su madre, padre, abuela etc.
El niño con dependencia emocional, puede correr el riesgo de no desarrollarse madurativamente de forma adecuada. Todos los niños tienen ese apego hacia uno de los padres, generalmente la madre, cuando son muy pequeños. Sin embargo, a medida que crecen deben ir adquiriendo confianza y autonomía. Cuando existe un apego excesivo, el niño puede llegar a sufrir problemas para realizar sus actividades diarias, como ir al colegio, realizar actividades extraescolares, jugar en el parque con otros niños e incluso, tener problemas para hacer amigos.
Cómo ayudar a tu hijo a ser independiente: el apego seguro
Educar a tu hijo desde el amor, el cariño y la comprensión, no es incompatible con ofrecerle las herramientas necesarias para que se desarrolle como un ser individual física y emocionalmente. Esto le permitirá crecer, aprender a desenvolverse en las diferentes situaciones que se presenten cada día, contando con el amor y el apoyo de sus padres.
El apego seguro consiste en:
- La educación basada en la crianza respetuosa, el afecto físico, las muestras de cariño y la confianza
- Ofrecer seguridad al niño. A través de una alimentación saludable, un hogar confortable y estable donde se sienta seguro y protegido. Además de asistencia médica, educación y en definitiva, todo lo que le permita desarrollar todas sus capacidades
- La familia es el principal soporte emocional del niño. El hogar debe ser un lugar estable, donde el niño pueda encontrar la seguridad emocional que le permita realizarse y adquirir autonomía
El niño que crece en un entorno seguro, donde pueda investigar, experimentar y conocer el mundo a través de sus propias experiencias, se desarrolla como un adulto con confianza, con seguridad y autonomía personal.
Por lo tanto, debes eliminar conductas como
- La sobreprotección: los padres tienden a sobreproteger a los hijos con la intención de evitar sufrimientos. Pero esta conducta produce en el niño un efecto negativo, el pequeño necesita libertad para descubrir el mundo por sí mismo. Aunque se caiga, se haga daño, se equivoque de camino o descubra algo que no le gusta, para eso siempre estarás ahí, a su lado.
- Límites y normas: Los niños necesitan tener normas puesto que no son conscientes de donde está el peligro. Una cosa es que tengan libertad para experimentar y otra que puedan hacer cualquier cosa sin tener límites.
- Tiempo de calidad: Lo que se traduce en dedicarle al niño un tiempo en exclusiva, ya sean 15 minutos o 3 horas. Durante ese tiempo no deben existir distracciones, ni el móvil, ni la televisión, ni el ordenador. De esta forma, podrás dedicarle un tiempo de calidad a tu hijo y este recibirá el amor, el apoyo, la confianza y el cariño de la forma correcta.