Hemos parido y cuidamos a nuestras hijas día y noche, las amamantamos, las dormimos, las calmamos, las llevamos en brazos, les cantamos, les curamos las heridas… por amor, puro, profundo e incondicional amor. Y por amor tenemos ojeras, nos duelen los brazos, o el pecho y la espalda, nos duelen las entrañas cuando lloran, cuando están enfermas, cuando tenemos que separarnos de ellas para ir a trabajar…
La maternidad engrandece la fuerza de la mujer. La fortaleza de la mujer se hace grande con la maternidad porque ahora tiene dos direcciones: hacia nuestras hijas, para amarlas y criarlas, y hacia nosotras mismas, para ser su madre, quien las ama y las cuida, la mujer que posee los valores e ideas que vive y defiende.
Madres educando a hijos feministas
La huelga convocada para hoy es una huelga laboral, de cuidados y de consumo. Los cuidados son llevados a cabo en su inmensa mayoría por mujeres: cuidamos de nuestras hijas, cuidamos de nuestras mayores, etc. Enseñemos a nuestros hijos a cuidar. Y aquí no utilizo el género marcado que estoy utilizando en este artículo porque no es tal: hago referencia a nuestros hijos, varones.
Eduquemos a nuestros hijos en el feminismo: eduquémoslos para que cuiden, para que valoren, para que luchen contra cualquier manifestación de violencia de género, contra la discriminación por sexo, contra la brecha salarial, etc.
Madres luchando
Las madres luchamos por el bienestar y la felicidad de nuestras hijas, principio y fin de todas las cosas. Luchamos contra cualquier cosa que amenace su salud (física o emocional), luchamos por su educación (en valores), por la lactancia, luchamos contra las noches sin dormir y los miedos, contra todas esas preguntas que se nos acumulan en el balcón cuando duermen…
Por ellas y por nosotras mismas, luchamos contra la violencia de género, contra la opresión por la orientación e identidad sexual y la desigualdad de trato y oportunidades laborales. Luchamos por la ampliación de la baja maternal (más allá de dieciseis semanas), por nuestro derecho a la lactancia, porque vele el interés del menor en regímenes de visitas y custodias, por una conciliación real, etc.
Ojalá algún día el reconocimiento a tanto amor, a tantos cuidados, tantas tomas, a la empatía y la constancia, los cuentos y las tardes al sol, noches sin dormir, la valentía, integridad, dignidad, la lucha, la paciencia, los desayunos, los besos de mariposa, y la sonrisa gigante después del teletransporte cuando dice «mamá».
«Si nosotras paramos, se para el mundo».
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