Los cuentos y las canciones suelen ser vistos como una expresión de cariño y amor hacia el niño. Si bien es cierto que lo son, cumplen además un excelente rol pedagógico.
Los cuentos, en especial los maravillosos, nutren al niño de fantasía, ilusión e imaginación. Para alcanzar los niveles de abstracción que éstos proponen, el infante debe pasear por mundos imaginarios, cuya construcción plantean un verdadero desafío mental.
Hay que recordar que cada paso dado en la actualidad, supone un aprendizaje apto para el futuro. Por ello, que el niño explore estos mundos imaginarios, propiciará una mejor adecuación a la etapa de las operaciones abstractas, a la cual se arriba a partir de los 11 o 12 años de edad.
En el caso de las canciones, especialmente desde edades muy tempranas estimulan el lenguaje. Además otorgan importancia al hecho de hablar y escuchar cuando un tercero nos dirige la palabra.
Como vemos, acciones comunes, diarias que establecemos con nuestros hijos, son vitales al momento de desarrollar capacidades en el mismo.
Cuando hablamos de desarrollar capacidades y de establecer aprendizajes, debemos tomar en cuenta que los mismos preparan al menor para la vida primero en pequeños grupos y luego en sociedad.
Todo aprendizaje comienza en el seno familiar y depende de cada uno de nosotros adaptarlo lo mejor posible para que el menor logre avances significativos en su maduración y desarrollo.
La acción formadora nace junto con el niño y dura toda su niñez y adolescencia.
Fuente: quaderns digitals
Muchas gracias. buena informacion.