El perdón es uno de los rasgos positivos de carácter que a menudo se asocian con tener sabiduría. Perdonar significa: «Dejar de sentirse enfadado o resentido hacia (alguien) por un delito, defecto o error».
Cuando las personas son implacables, reparten castigos en lugar de dar a otros la oportunidad de aprender o crecer. El perdón está estrechamente relacionado con la idea de ‘fe’ porque a menudo implica tener fe en que otro que ha cometido un defecto o ha cometido un error es capaz de redimirse.
Por lo tanto, el perdón también se asocia comúnmente con la humildad, ya que muestra la capacidad de una persona para colocar su ego u orgullo en segundo lugar para avanzar sin equipaje.
¿Cómo podría el perdón ayudar a tus hijos?
En las historias, el perdón suele ser un rasgo asociado con la bondad y la misericordia. Ser indulgente significa que una persona puede:
- Mantener relaciones a pesar de las desavenencias: cuando otros ofenden, no se salta a castigarlos o a sacarlos de la vida. El perdón es la base de las oportunidades.
- Obtener recompensas inesperadas al ‘ser la persona más grande’: los cuentos de la fe y los cuentos populares están llenos de casos en los que los personajes cosechan recompensas inesperadas por el uso juicioso y cuidadoso de su poder para castigar.
El perdón permite que una persona vea y entienda a otros personajes desde un punto de vista más complejo y abierto. En lugar de clasificar a las personas en héroes y villanos, el personaje indulgente ve patrones de historia constructiva y destructiva y opciones que conforman las acciones de las personas.
Por lo tanto, el perdón es necesario enseñarlo a los niños desde la infancia, siendo los padres el mejor ejemplo de perdón dejando al orgullo a un lado. El perdón no se trata de perdonar solo al otro, si no de aprender a vivir con la conciencia tranquila.