Por qué no debes usar el miedo como herramienta educativa en los niños

  • Asustar a los niños afecta su desarrollo emocional y físico.
  • La educación basada en el miedo genera inseguridad y dependencia.
  • Es esencial utilizar refuerzos positivos y crear un ambiente seguro.

Padre calmando a su hijo

Muchos padres, tíos y abuelos tienen la mala costumbre de recurrir al miedo para que los niños obedezcan. Es muy común escuchar frases como: «Si no comes la comida, el cuco vendrá por ti», «Si no ordenas tus juguetes, el monstruo se enojará», «Si te portas mal, el lobo va a venir a buscarte» o «El señor de la bolsa te llevará». Aunque para los adultos estas frases pueden parecer inofensivas, para los niños tienen un efecto profundamente perjudicial y cruel.

El impacto del miedo en el desarrollo infantil

El psiquismo de los niños está en formación, y es clave entender que los miedos inculcados durante esta etapa tienen consecuencias duraderas. Criar a un niño con estas amenazas puede convertirlo en una persona insegura, ansiosa y con problemas para enfrentarse al entorno. Esto genera un impacto negativo en su autoestima y en su capacidad para afrontar retos de manera saludable.

El papel de los adultos, especialmente de los padres, debería ser el de proveer un ambiente seguro y estable. Los niños necesitan sentir que están protegidos, no asustados. Si el objetivo es educarlos para que realicen una tarea como ordenar sus juguetes, los adultos deben transmitir la importancia de hacerlo porque es lo correcto, no porque un monstruo vendrá por ellos.

Las consecuencias psicológicas de asustar a los niños

Cómo hacer que los niños no tengan miedo

La infancia es una etapa especialmente sensible, en la que los niños creen en la existencia de figuras fantásticas como hadas, monstruos y fantasmas. Este fenómeno ocurre debido a su limitada capacidad cognitiva para discernir entre lo real y lo imaginario. Por esto, las amenazas basadas en estas figuras generan un nivel de ansiedad innecesario en los pequeños.

Los efectos pueden ser múltiples:

  • Pesadillas y trastornos del sueño: Los miedos generados por estas amenazas se trasladan a sus horas de descanso, alterando su calidad de sueño.
  • Baja autoestima: Los niños se sienten incapaces de lidiar con las situaciones imaginarias planteadas, minando su confianza.
  • Inseguridad y dependencia: El miedo constante puede llevarlos a depender excesivamente de los adultos para sentirse protegidos.

Adicionalmente, aprender a través del temor bloquea el aprendizaje. Un niño asustado no puede concentrarse en entender el valor real de una norma, ya que su cerebro está en estado de alerta, centrado únicamente en evitar el supuesto peligro.

Educación basada en la seguridad y no en el miedo

Como alternativa, los psicólogos y educadores recomiendan explicar a los niños las consecuencias naturales de sus acciones. Es más efectivo y saludable enseñarles que recoger sus juguetes evita que alguien tropiece o que cuidar sus pertenencias les asegura que podrán usarlas por más tiempo.

Si se buscan estrategias más coercitivas, es preferible usar medidas temporales y tangibles como «si no lo haces, no podrás ver tu programa favorito». Estas acciones no solo son menos dañinas, sino que también permiten que el niño comprenda de manera clara el porqué de las decisiones.

Los miedos evolutivos y cómo enfrentarlos

El desarrollo infantil incluye etapas naturales en las que el miedo forma parte del aprendizaje y la supervivencia. Sin embargo, los miedos manipulados o inducidos artificialmente pueden potenciarse y prolongarse en el tiempo, interfiriendo en su desarrollo emocional y social.


Los miedos más comunes en los niños incluyen:

  • Miedo a la oscuridad
  • Miedo a los animales
  • Miedo a separarse de sus padres
  • Miedo a figuras de autoridad como médicos o policías si estas han sido utilizadas como amenazas

Para ayudar a los niños a superar estos temores, es fundamental que los adultos sean figuras de seguridad y confianza. Los niños deben sentirse protegidos en su entorno, y nunca ser sometidos a amenazas que exacerben sus ansiedades.

¿Qué hacer si ya hemos usado el miedo como herramienta educativa?

vencer el miedo a la oscuridad

Corregir este enfoque requiere paciencia y constancia. Algunas estrategias incluyen:

  • Desmitificar las amenazas: Hablar con los niños sobre las figuras o situaciones que se utilizaron para asustarlos y explicarles que no son reales.
  • Crear un ambiente seguro: Fomentar espacios de confianza donde el niño pueda expresar sus temores sin miedo al ridículo.
  • Refuerzo positivo: Recompensar las acciones positivas en lugar de castigar con amenazas.

Además, si los miedos persisten y afectan gravemente al niño, es recomendable buscar la ayuda de un profesional como un psicólogo infantil para trabajar en estrategias que lo ayuden a superar sus temores.

Las investigaciones muestran que la educación basada en el amor, la empatía y el refuerzo positivo no solo permite que los niños crezcan más seguros de sí mismos, sino que también mejora la relación entre padres e hijos. Los niños necesitan amor para prosperar, no miedo.

Educar a un niño implica acompañarlo mientras explora el mundo, adaptarnos a su proceso evolutivo y ayudarlo a desarrollar su capacidad de tomar decisiones por sí mismo. Abandonar las amenazas como herramienta educativa es el primer paso hacia una crianza respetuosa y eficaz.


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