La importancia del agua en la salud familiar

Niñas beben agua pura en medio del campo.

Cuando se educa a un niño en hábitos de vida saludable, uno de los puntos principales es mantenerse correctamente hidratado, es decir, beber abundante agua.

La mayoría de los seres humanos son conscientes de la necesidad del agua en el planeta y en la propia salud, no obstante, ¿se llega a conocer realmente la importancia de este sustento? Seguidamente las claves por las que el agua es esencial en la salud familiar.

El agua en la salud personal

Limpiar, lavar la ropa, el aseo personal…, son episodios cotidianos en los que el agua es esencial. Desde la infancia las madres suelen, además, inculcar el valor del agua en la salud. Es importante mantenerse hidratados, sobre todo cuando no se está bien físicamente. Es frecuente que los niños pequeños obvien de forma voluntaria beber en cualquier momento, sobre todo porque llenan su tiempo en juegos. Al final del día su cuerpo puede darles una llamada de atención y pedirles líquido con ganas.

El ser humano es casi en su totalidad agua. La necesidad de beber es incuestionable, ya que nuestro organismo no podría funcionar sin ella. El agua es importante para la digestión, para regular la temperatura corporal o facilitar la eliminación de toxinas. El no beber causa un serio malestar. Hay muchos alimentos que contienen agua. Cuando el niño rechaza beber, sobre todo cuando es todavía muy pequeño o se alimenta en exclusiva de leche materna, puede recibir ese líquido de otra forma. El niño puede hidratarse gracias a la ingesta de frutas o verduras.

Vida saludable y la importancia de beber agua

Un bebé toma un baño en una tina al aire libre.

A un bebé o niño todavía muy pequeño le puede costar beber la suficiente cantidad de agua, bien porque no le da el valor que tiene o  porque ingiere líquidos por alimentos o lactancia materna.

Toda familia debe enaltecer ciertos valores de dieta saludable y vida equilibrada. En la cúspide de la pirámide un punto clave es beber suficiente agua. Cada miembro de la familia debería aplicarse este propósito. Durante el día se pierde agua y la señal de sed que manda el cuerpo es una alerta que no se puede ignorar. Para un adulto mantener una piel sana, joven, con luz y tener un aspecto descansado, lo mejor es tomar entre litro y medio y dos litros de agua diarios. Con los niños menores de 10 años aproximarse al litro y medio es adecuado.

El cuerpo necesita completar su porcentaje de agua para funcionar regularmente. La educación en hábitos de vida saludables dentro de la familia implica una educación temprana y constante. Los adultos deben actuar de ejemplo para los niños. Tanto para niños como adultos una inadecuada toma de agua supone mayor cansancio, falta de concentración en las tareas o problemas de memoria. Al beber en la justa medida se previenen además la obesidad infantil y el sobrepeso, se controla la hipertensión arterial y se incrementan los niveles de antioxidantes en la mujer.


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