Durante esta semana os he ido hablando sobre qué es la difteria y los síntomas que presenta, ya que es un tema que hoy nos interesa a todos por los casos que han aparecido en nuestro país. La vacuna contra la difteria existe y en el calendario español incluye la inmunización contra esta enfermedad que se administra junto a otras vacunas a los 2, 4, 6 y 15 / 18 meses de vida de los bebés. Además existe una vacuna de refuerzo para los adolescentes entre 13 y 14 años que se administra junto a otras.
Aunque la vacuna contra la difteria está en el calendario de vacunación en todas las comunidades autónomas, la realidad es que son los padres quienes deciden finalmente si vacunar o no a los hijos aunque incumplan la normativa en caso de no hacerlo. Aunque si hubiera riesgo de salud pública se puede obligar por vía judicial a que se vacunen a los niños.
La prevención de la difteria depende de la vacuna a los niños y a los adultos. La mayoría de los casos de difteria se producen en personas que no se han vacunado nunca o que no se han puesto la serie completa de vacunas. Aunque la vacuna de la difteria la mayoría de los niños la toleran pueden tener algunos efectos secundarios leves. Las complicaciones graves como reacciones son muy poco frecuentes.
La difteria es extremadamente contagiosa. Se transmite con facilidad cuando la persona que lo padece estornuda, tose o se ríe cerca de otras. Aunque también se puede contagiar como cuando se contagia un resfriado. Las personas infectadas pueden contagiar a otras durante 4 semanas aunque no presenten ningún síntoma.
Desde aquí me gustaría insistir en la importancia de vacunar a los niños, porque de esta manera se pueden evitar que casos como los que han ocurrido en nuestro país vuelvan a suceder.