Ley Celaá y la educación especial ¿qué pasará?

proceso aprendizaje

La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero como el día Internacional de la Educación, para profundizar en la educación desempeña en la paz y el desarrollo. Con motivo del mismo hemos decidido ahondar en la recién aprobada Ley Celaá y los cambios que propone para la educación especial.

La educación inclusiva es un derecho que debe estar garantizado para todos los niños y niñas, como lo reconoce el Gobierno español al firmar la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las personas con Discapacidad. Este artículo lo hemos elaborado acudiendo a la fuente Plena Inclusión, una red asociativa presente en todas las comunidades autónomas.

Cambios de la Ley Celaá en la educación especial

La llamada Ley Celaá se aprobó por las Cortes no sin polémica en noviembre de 2020. Uno de los puntos que más críticas ha levantado es el relativo a la educación especial. De manera explícita esta ley educativa no establece la supresión de la educación especial. Aunque haya interpretaciones sobre las consecuencias que podría traer en el futuro.

En su disposición adicional cuarta la ley dice que en 10 años los centros ordinarios deben contar con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad. Lo que se pretende con este punto es mejorar la educación inclusiva. No se hace referencia explícita al traspaso de escolares de centros especializados a centros ordinarios. De hecho se insta para que las administraciones educativas continúen prestando el apoyo necesario a los centros de educación especial.

Según los datos del Ministerio de Educación, en España hay 473 centros o unidades de educación especial. Por otro lado está el dato de que el 83% de los niños y niñas con necesidades especiales estudia en centros ordinarios. No obstante la educación inclusiva sigue siendo una asignatura pendiente.

¿Qué diferencia la educación especial del modelo inclusivo?

educacion inclusiva

A rasgos generales hay tres tipos de atención al alumnado con necesidades especiales. En el primero de ellos que defiende la educación especial, niños y niñas acuden a centros especializados en los que solo hay alumnado con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo. Por tanto, el personal está especializado en cubrir sus necesidades específicas.

En el modelo inclusivo, los alumnos con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo acuden a centros ordinarios en cualquier etapa educativa. Hay aulas específicas para ellos en las que se garantiza tres principios: presencia, participación y progreso. Para que este modelo se desarrolle en condiciones de igualdad, se necesita personal especializado que atienda a sus necesidades especiales, que en general los centros no tienen.

Hay una tercera vía en la que se combina la asistencia a centros de educación especial en una primera etapa, con la integración posterior en el sistema ordinario. Por parte de la asociación Plena Inclusión, lo que manifiestan es que la Ley lo ofrece garantías de inversión en la educación inclusiva, además no se han reconocido los derechos de las familias a elegir el modelo educativo de sus hijos. Tampoco toma en cuenta como referencia a los centros de educación especial que están funcionando y atendiendo a estos niños y niñas con necesidades especiales.

Algunos datos en España

educación especial


Como hemos señalado, el Ministerio cifra en 473 los centros o unidades de educación especial en todo el territorio, que son atendidos por 8.232 profesores. Muchos de estos centros nacieron como iniciativa de las familias con hijos discapacidad. Son centros concertados, constituidos como asociación o fundación.

En España hay 175.308 alumnos y alumnas con necesidades especiales integrados en centros ordinarios. Esto es el 2,6% del total del alumnado en estudios no universitarios. De ellos, el 30% presenta discapacidad intelectual, el 24% sufre trastornos graves de conducta/personalidad y 23% trastornos generalizados del desarrollo.

De hecho, el 83% de este alumnado se encuentra escolarizado en centros ordinarios y el 17% restante , 38.000 alumnos y alumnas, en centros de educación especial. Los mayores porcentajes de inclusión corresponden a los trastornos graves de conducta/personalidad, discapacidad auditiva, y discapacidad visual, respectivamente.


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