Muchos padres están preocupados porque se han dado cuenta que sus hijos tienen amigos imaginarios y piensan que puede ser un trastorno mental, pero nada más lejos de la realidad. Los niños pueden tener amigos imaginarios y que no sea ningún problema, más bien todo lo contrario… puede ser hasta saludable. Los amigos imaginarios pueden surgir de la imaginación activa y sana de los niños pequeños. Es una forma que tienen los niños de expresar sus sentimientos a un compañero de juegos que aunque no exista realmente, les ayuda a practicar y mejorar sus habilidades sociales.
Dos de cada tres niños tienen un amigo imaginario, que puede ser una persona, un animal o incluso un objeto inanimado. En algún momento durante su primera infancia (durante los dos y tres años) pueden tener amigos en la escuela, pero también pueden crear otros diferentes con características imaginadas, que varían según el estado de ánimo de tu hijo. Los amigos imaginarios pueden durar varios meses, pero pueden estar con tu hijo hasta aun máximo de tres años.
Por qué los niños se inventan los amigos imaginarios
Son bastantes las razones por las que los niños inventan amigos imaginarios cuando tienen personas físicas disponibles para poder interactuar con ellas.
- Los amigos imaginarios dan a los niños la oportunidad de ejercer el control sobre su entrono, mientras que los amigos reales podrían coger sus juguetes o que les hicieran pasar por conflictos. Esto un amigo imaginario no lo haría nunca, por lo que se convierte en un compañero perfecto de juegos.
- Los amigos imaginarios pueden ser los culpables fáciles cuando los niños realizan acciones inadecuadas como romper algo sin querer. También son una ayuda para poder expresar las emociones desmesuradas, por ejemplo tu hija puede decirte algo como: «Cuqui odia esos zapatos y no se los quiere poner», haciendo referencia que a ella no le gustan esos zapatos.
- Los amigos imaginarios pueden ayudar a construir un sentido de seguridad y confort en el niño, porque les ofrecen la oportunidad de mostrar su confianza y su valentía. Pueden calmar sus propios miedos, por ejemplo puede decirse para sí mismo para calmar sus propios miedos: «Cuqui, no tengas miedo de los monstruos de debajo de la cama».
- Los amigos imaginarios también pueden proporcionar una compañía constante, algo que los amigos reales no siempre pueden hacer.
¿Los amigos imaginarios son un problema?
Los amigos imaginarios son una parte del desarrollo normal y en lugar de ser un problema puede ayudar a los niños a hacer frente a algunas tensiones de su vida de forma saludable. A veces un amigo imaginario puede ayudar a los padres para averiguar si hay o no algún problema, porque el niño lo puede utilizar como mediador de la información sin necesidad de sentir ansiedad emocional.
Por ejemplo, si el amigo imaginario tiene miedo a la oscuridad, es probable que sea el niño quien tiene miedo a la oscuridad, y será útil que aprenda a manejar sus miedos a través de su amigo. Si ese amigo imaginario siempre se está portando mal o se mete en problemas, es probable que el niño esté rompiendo las reglas o tenga un comportamiento poco adecuado y se deban trabajar las emociones para solucionar este problema.
Si este tipo de comportamientos suceden a menudo los padres deben tratar al amigo imaginario igual que tratarían al niño, por ejemplo: «Cuqui puede decir que tú no quieres ir a la cama, pero yo soy tu madre y es la hora de dormir. Cuqui también tiene que dormir».
Si a tu hijo le gusta jugar con sus amigos, juega contigo y tiene un comportamiento normal entonces el tener un amigo imaginario no debe ser ningún problema. Si en cambio un niño prefiere jugar con su amigo imaginario y se aísla de los demás niños o no quiere relacionarse ni con niños ni con adultos, entonces será necesario saber qué ocurre y ayudarle a hacer cosas ‘reales’.
¿Qué pueden hacer los padres?
Si no aceptas la forma en la que tu hijo tiene una relación con su amigo imaginario, entonces será útil que no te involucres demasiado. Podrás ayudar a tu hijo haciendo actividades conjuntas la mayor parte del tiempo, sin juzgar o menospreciar cuando habla de su amigo imaginario, respeta eso. Si su amigo imaginario siempre tiene la culpa cuando el niño hace algo mal, será útil que sienta que él también puede solucionarlo. Por ejemplo, si el niño dice que fue ‘Cuqui’ quién derramó la leche podrías decirle algo como que esos errores son los que nos hacen aprender para que no se vuelva a derramar en el futuro. Además tendrá que ayudar a ‘Cuqui’ a limpiar todo el desastre.