Cuando los niños son pequeños, los padres tienen más control sobre la cantidad de tiempo que pasan juntos. Los padres pueden obtener un tiempo de calidad si se toman unos minutos para sentarse en el suelo y jugar o leer un libro juntos. A medida que los niños crecen y entran a la escuela, las limitaciones en el tiempo familiar provienen de ambas direcciones: los horarios de los padres y los niños.
Sin embargo, la carga de esos horarios ocupados recae más directamente sobre los padres. En particular, el padre que trabaja en el hogar a menudo puede convertirse en el responsable de mantener los horarios de sus hijos y entregar a las personas en sus diversas actividades.
Estos padres pueden encontrarse fácilmente atendiendo llamadas telefónicas y revisando correos electrónicos entre paradas de viaje compartido o trabajando hasta tarde en la noche para ponerse al día. Tal vez esto sea factible para algunos padres que trabajan desde casa, pero en otros hogares causará mucha tensión.
De cualquier manera, todas las familias deben ser conscientes de cómo se desarrolla su programa familiar y cuáles son las compensaciones. Los teletrabajadores que están atrapados por un horario familiar que exige demasiado de ellos están potencialmente poniendo sus trabajos, o al menos los privilegios de teletrabajo, en riesgo. Los dueños de negocios pueden estar reduciendo su rentabilidad casi sin darse cuenta por atender estos horarios. Sin embargo, incluso aquellos que pueden manejar las demandas familiares y profesionales de su tiempo deben tomar decisiones informadas al elegir las actividades de los niños. La sensación de control que obtiene al saber qué decisiones conscientes ha tomado su familia y por qué ayuda a aliviar el estrés de un programa muy completo.
En este sentido, las actividades de los niños son necesarios para su desarrollo si les gustan realizarlas, pero deben ser compatibles con el horario familiar.