
Se dice que los niños índigo se encuentran entre el resto de mortales para traer paz, estabilidad y serenidad.
La parapsicóloga Nancy A. Tappe denomino con la palabra índigo, referida al color, a aquellos niños con una determinada personalidad en base a su aura, la cual correspondería a ese tono. Con este artículo vamos a descubrir más acerca del concepto.
Los niños índigo
Los niños índigo son niños que se salen de lo supuestamente normal. Suelen ser personas extremadamente sensibles, empáticas y maduras para su edad. Su carácter es fuerte y claro, con una marcada autoestima. Por norma general no les gusta acatar normas ni órdenes y se guían por su instinto. Son niños que siempre aspiran a más, impacientes, inteligentes, aguerridos, ingeniosos y muy cariñosos.
No existe base científica para esta denominación. Se trata de filosofía, astrología o de esoterismo, no obstante, muchos pueden percibir esa diferencia respecto a otros. Se dice que los niños índigo se encuentran entre el resto de mortales para traer paz, estabilidad y serenidad. Estos niños quieren sentirse involucrados en cualquier tema familiar o que les rodea y poder participar. Son muy perceptibles al contacto físico y a las charlas que les supongan mejorar, recibir un mensaje o revertir una situación.
El entorno de los niños índigo
Estos niños a menudo se ven fuera de lugar, en una sociedad que no está a la altura de sus expectativas.
La familia y su entorno pueden sentirse extrañados por ciertos comportamientos. El trato que les deben dar debe ser proporcional a su estabilidad emocional. La familia no debe obviar determinadas actitudes que les parezcan sospechosas o particulares. Estos niños sienten dificultad a la hora de esperar o cuando no comprenden determinadas situaciones, lo cual puede llevarles a sentirse agobiados o fuera de lugar y enfadarse.
La familia debe buscar recursos y herramientas que cubran sus necesidades. Pueden parecer poco constantes e hiperactivos, sin embargo, tienen capacidad de concentración siempre y cuando se sientan motivados y atraídos por algo. En algunos momentos se enfadan, frustran y muestran su descontento. Por ello precisan del apoyo de sus allegados y de tareas y actividades que les mantengan ocupados y sacien su deseo de conocimiento.
Saciar sus ansias de saber
Los niños índigo no tienen que detectarse. Tampoco necesitan cura. Llanamente quienes están a su alrededor deben estar ahí para ellos, para hacer caso de sus sentimientos y demandas y para llevarles de la mano en su proceso de formación y desarrollo. Hay niños índigo sociables, otros más controladores, autosuficientes o artistas. Todos ellos necesitan sentirse amados y comprendidos. Por ello conviene trabajar para que su evolución personal vaya acorde a su persona.
Estos niños a menudo se ven fuera de lugar, en una sociedad que no está a la altura de sus expectativas. Ellos ven más allá del egoísmo, materialismo o individualismo. Los niños índigo pisan fuerte por la solidaridad y el altruismo. La familia debe observar y actuar. Los padres deben hablar y dialogar con sus hijos, ya que ellos necesitan razones y justificaciones ante cuestiones cotidianas. A los niños índigo no les valen respuestas fáciles ni juegos simples que les aburran o decepcionen, porque su lugar en el mundo presenta expone un valor incalculable.