¿Una mala alimentación en el embarazo provoca obesidad en el bebé?

Alimentación saludable en el embarazo

La semana pasada, a pocos día del Día Mundial contra la Obesidad, salió a la luz el estudio obervacional en el que se deduce que la dieta de los niños en sus dos primeros años de vida, incluida la de su madre durante el embarazo, desempeña un papel determinante en su salud futura. Este estudio de los investigadores de University College de Dublín (Irlanda) concluyeron que la alimentación de las mujeres durante la gestación puede influir mucho en el peso de sus hijos.

Los últimos datos vienen a confirmar que cuatro de cada diez niños en España tienen sobrepeso u obesidad. Estos niños serán más propensos a tener dificultades respiratorias, un mayor riesgo de fracturas e hipertensión, resistencia a la insulina y marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares.

Embarazadas mal alimentadas, hijos con sobrepeso

Comer saludable en el embarazo

Como hemos adelantado estudios de la University College de Dublín vienen a confirmar que la alimentación de la madre durante el embarazo influye directamente sobre el feto. Una dieta poco saludable en la gestación conduce fácilmente a la obesidad infantil. Este estudio ha comprobado hasta qué punto la dieta durante el embarazo incide en la salud en la infancia.

Todo lo que ocurre en el vientre materno tiene sus consecuencias en la vida del niño y en su futuro. Y es que los primeros 1.000 días de vida, incluyendo aquí las semanas de gestación, son un periodo clave para prevenir la obesidad infantil. Al menos esto es lo que se deduce del estudio realizado durante un seguimiento de más de 10 años. 

Este estudio se ha realizado sobre 16.295 mujeres y sus hijos de Irlanda, Francia, Gran Bretaña, Países Bajos y Polonia. Las madres tenían de media 30 años y un índice de masa corporal saludable. El seguimiento se ha hecho en los niños en la primera, segunda y última etapa de la infancia (hasta los 11 años). Los niños nacidos de madres que comían mal durante el embarazo eran propensos a tener mucha más grasa y menos masa muscular, que aquellos que sus madres siguieron una dieta más saludable.

Detalles del estudio sobre alimentación en el embarazo

Mirando al detalle el estudio realizado sobre más de 8.000 mujeres embarazadas, y el seguimiento de sus hijos, se pueden obtener las siguientes conclusiones:

  • la buena alimentación del niño comienza ya en la gestación
  • optar por las dietas ricas en frutas, verduras, cereales integrales, productos lácteos bajos en grasa, frutos secos y legumbres frutas y verduras
  • y evitar los alimentos procesados repletos de grasas saturadas, azúcar y sal.

Tanto Ling-Wei Chen, como la autora principal del estudio, Catherine Phillips, destacan que los niños que nacen de madres que comen muchos alimentos procesados,  repletos de azúcar y sal, tienen mayor riesgo de obesidad en la infancia. Dejan clara la importancia de que la embarazada se alimente bien.

En investigaciones anteriores se había recogido que los niveles bajos de masa muscular en los niños están asociados a un mayor riesgo de diabetes, hipertensión y obesidad. Pero este estudio observacional no demuestra directamente la causa y el efecto, ni explica biológicamente por qué una dieta materna deficiente podría conducir al sobrepeso en los niños.


Consecuencias de la alimentación de la embaraza en el niño

Pautas alimentacion complementaria

Distintos estudios que demuestran que una mala alimentación de la madre durante la gestación tiene como posible consecuencia la obesidad de los niños, se explica porque (digamos que) el feto tiene memoria a largo plazo. Tanto de niño, como en su edad adulta, la persona sigue reteniendo mucha de la información que retuvo en su gestación.

La madre debe alimentarse de forma variada, aportando todas las variedades de nutrientes, vitaminas y proteínas a su organismo. De la misma manera que el sobrepeso no es aconsejable en las embarazadas, tampoco lo son las dietas bajas en calorías. Basta que la reducción calórica de las futuras madres sea de un 20%, para que haya alteraciones metabólicas en el feto. Estas se plasmarán en la infancia.

Cuando hay carencias de nutrientes, el feto, en su desarrollo, se adapta a unas condiciones de poca disponibilidad de alimento. Así el futuro organismo, cuando el bebé nazca, estará más adaptado para guardar energía que para consumirla. A la larga esto provocará una propensión a la obesidad.


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