Cuando los hijos únicos son bombardeados con regalos y recompensas, reciben el mensaje: «Siempre obtengo lo que quiero». Nunca es demasiado tarde para frenar la entrega excesiva de regalos. Es probable que sigan protestas emocionales, pero tomar esta posición será beneficioso a largo plazo. Los padres deben darse cuenta de que no son los regalos lo que importa; es el tiempo que pasa con el niño lo más importante.
No te excedas con tu único hijo
Mientras crías a un niño, probablemente atiendas todas sus necesidades. En contraste, los niños con hermanos necesitan «esperar en la fila» para satisfacer sus necesidades.
Aprender a esperar, es una lección vital. Para evitar que solo los niños desarrollen una actitud de «Lo que quiero, obtengo», los padres deben:
- Poner límites
- Retrasar la gratificación
- Cumplir con las reglas del hogar
- Inculcar disciplina a través de pautas y expectativas
No luches por la felicidad constante
Si adoras a tu único hijo y satisfaces todos sus caprichos, te arrepentirás de hacerlo a largo plazo. Una de las repercusiones de tal indulgencia excesiva: algunos hijos únicos quieren tener todo en sus propios términos. Desarrollan una mentalidad de «es mi manera o no es nada”… piensan que tienen más derechos que cualquier otra persona y que sus derechos están por encima del resto.
Como señalan los expertos y los padres, la atención indivisa que un hijo único recibe de sus padres puede ser una fuerza positiva o negativa. Pero si evitas algunas de las trampas comunes y le ofreces a tu único hijo tu amor incondicional, sin duda prosperará. De hecho, muchos padres de hijos únicos dicen que su relación con sus hijos es como una amistad maravillosa. Lo mejor de todo, dicen, ¡es una gran amistad que dura toda la vida! Porque criar a un hijo es más difícil que malcriarlo, pero merece la pena.