Son muchas veces las que los padres deben respirar hondo cuando sus hijos se comportan mal porque si no, capaces son de decir cosas de las más hirientes. Pero no se debe subestimar el poder de las palabras y el gran daño emocional que puede hacer a los niños. Es necesario ser consciente de las palabras que se dicen y evitar frases del tipo: ‘me estoy cansando de ti’.
Cuando un padre le dice a un hijo que ‘me estoy cansando de ti’, el pequeño recibe una herida emocional difícil de sanar. Sentirá que es rechazado por la persona más importante para él, su padre o su madre. Y si sus padres son capaces de rechazarle, ¿quién más no lo hará? El sentimiento de abandono emocional puede ser muy angustiante para un hijo de cualquier edad al haber escuchado esta frase de la boca de sus padres.
Del mismo modo si le dices a tus hijos que estás enfadado por su culpa estarás mostrando que no eres emocionalmente fuerte, ¡no te permitas el lujo de culpar a tus hijos de tus propias emociones! Asume la responsabilidad personal de tus pensamientos, comportamientos y sentimientos, y no le digas a tu hijo que él, ni nadie más, tiene el poder de hacerte sentir algo. Una mejor manera de enmarcar esta frustración es decir algo así como: «Realmente no me gusta la elección que estás haciendo hoy”.
Cuando discutes con tu hijo, debes saber no se discute si uno no quiere. Si le recuerdas a tu hijo que tiene que dejar de discutir contigo es porque le sigues mostrando que estás en desacuerdo con algo. Ofrece mejor una advertencia con una consecuencia o simplemente ignora selectivamente lo que dice tu hijo para evitar que la discusión se vuelva más grande. Elige bien tus batallas para evitar que se haga una montaña de un grano de arena.