¿Qué sabes sobre la meningitis?

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Hace unos días, un bebé de 2 años fue ingresado en la UCI pediátrica de un hospital materno infantil extremeño, debido a una posible meningitis severa; por parte de las Autoridades Sanitarias se tomaron rápidamente las medidas profilácticas necesarias con la familia, y por supuesto, el pequeño era atendido cuidadosamente y muy de cerca. La meningitis es una enfermedad de la que sabemos poco, y sobre la que nos asaltan muchísimas dudas, así que intentaremos resolverlas con este post.

Se trata de una infección viral o bacteriana de carácter grave que se localiza en las meninges (membranas que rodean la médula espinal y el cerebro). Puede provocar efectos muy extremos como daño cerebral o convulsiones; u otros entre los que se incluyen el dolor de cabeza o la fiebre. Hay casos tan graves que acaban con la muerte del paciente. Cuando somos informados de un episodio de meningitis en nuestro entorno, saltan las alarmas, pues el contagio entre personas que están cerca del infectado es relativamente fácil, al transmitirse mediante secreciones del sistema respiratorio. Pero también suele ser rápida la respuesta del sistema de salud, estableciendo medidas de profilaxis, o proporcionando vacunación a individuos no inmunizados.

La meningitis provocada por bacterias como el neumococo o meningococo, es más infrecuente que la de origen viral (por ejemplo debido a enterovirus), pero sus consecuencias son peores. En una meningitis el desencadenante es la llegada al torrente sanguíneo de una infección en otra parte del organismo (el sistema respiratorio generalmente), hasta que afecta el líquido cefalorraquídeo y daña las meninges. Por cierto, de forma más rara, esta enfermedad puede ocurrir debido a infección provocada por hongos, o una lesión traumática en columna o cráneo.

Meningitis: infección que requiere de rápida respuesta.

Como he comentado, el contagio es fácil cuando se trata de personas que conviven parte del día: no solo se trata de que estornudar, toser, sonarse los mocos, acciones que en mayor o menor medida dispersan las gotículas de la secreción contaminada; es que esas gotículas permanecen en superficies comunes como mesas o cubiertos, y son transmitidas. Tengamos en cuenta además que existe un periodo de incubación de unos cuatro días (que puede ser mayor) durante el que el afectado podría contagiar a otros.

He encontrado esta entrevista realizada a Antonio Salas (doctor en Medicina y Cirugía / Facultad de Medicina de Santiago de Compostela), nos habla de un estudio dirigido junto con Federico Martinón (jefe de pediatría clínica, infectológica y translacional de un Hospital Clínico. Se trata de un trabajo centrado en un genotipo del genoma humano, analizando pacientes con enfermedad meningocócica e individuos sanos. Me llama especialmente la atención que (según la investigación) un 14 % de los niños están protegidos genéticamente, reduciendo así las probabilidades de desarrollar la enfermedad.

Por otra parte, también hemos aprendido leyendo el artículo que esta grave infección, está asociada a una morbimortalidad con un 10 por ciento de fallecimientos, y de los supervivientes, hasta un tercio lo hace con secuelas graves. Es muy interesante, y nos ha servido también para descubrir que entre los síntomas se encuentra “la fiebre que no se resuelve con antitérmicos, mala coloración de la piel, frialdad en extremidades, manchas rojo azuladas puntiformes, rigidez de nuca, cefalea o vómitos”.

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¿Cómo actúan los médicos?

La atención temprana es fundamental para una mejor atención y resolución del caso, por eso ante cualquier síntoma sospechoso, no dudemos en consultar; y también iremos al médico si alguien de nuestro entorno ha sido diagnosticado. Y por cierto, el diagnóstico pasa por extraer líquido con una punción en la zona lumbar: se debe analizar para averiguar el origen. En caso de que sea bacteriana, será más grave, pero también existen antibióticos con los que tratar.

Una meningitis viral se comportará con bastante seguridad como lo hacen otras infecciones de origen vírico: autolimitándose, pero es conveniente recibir siempre asistencia especializada. Medidas de protección frente a daños en otros órganos, y medicación generalista para síntomas, están dentro de las actuaciones previstas.

Prevención de la meningitis.

Además de aislar a todo el que conviva con el enfermo, todos debemos saber de la importancia de la higiene de manos, que siempre nos protegerá de infecciones. Pero sobre todo, no nos olvidemos de la vacunación: en el calendario vacunal tenemos como financiada la vacuna frente al meningococo (serotipo C), y frente al serotipo B (no financiada); además del neumococo que también forma parte en e calendario, de las vacunas cuyo coste asume la autoridad sanitaria.

La profilaxis es de aplicación también a los compañeros de la Escuela Infantil y el colegio, en el caso de que el enfermo sea un niño.


Imágenes — Marvin 101, Amanda Mills


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