Mi bebé no eructa: 4 trucos para conseguir que lo haga bien

Trucos para que el bebé eructe

Que el bebé eructe después de las comidas es sumamente importante, de esta forma, evitas que los gases se acumulen en su inmaduro sistema digestivo y sufra los dolorosos cólicos del lactante. Durante la lactancia el bebé traga mucho aire, especialmente aquellos que se alimentan con biberón. Aunque también ocurre con frecuencia en bebés alimentados con lactancia materna. Por ello, es muy importante ayudar a tu pequeño a expulsar esos gases de más.

No obstante, tan importante es que el bebé eructe como saber detectar que si no lo hace, quizá sea porque no tiene la necesidad. Es decir, muchas madres se obsesionan con que el bebé expulse los gases, intentándolo durante demasiado tiempo y sometiendo al bebé a un estrés innecesario. Por lo que es esencial tomarse esta cuestión con la debida calma y dar por hecho que si el bebé no eructa pasado un tiempo, será porque no tiene necesidad de hacerlo.

¿Debe eructar mi bebé tras cada toma?

Los dolorosos cólicos del lactante

No, no es necesario que tu hijo expulse los gases después de cada toma. Es más, existen otras formas de tragar aire además de la succión en el pecho o el biberón. Por ejemplo, al llorar, por lo que si tu hijo coge un berrinche durante largo rato y después se muestra inquieto, es posible que haya tragado mucho aire durante esos minutos.

Por lo tanto, antes de obsesionarte con el eructo, observa a tu bebé después de las comidas. Si después de unos minutos ves que el pequeño se queda relajado y que incluso se duerme, es un indicativo de que no ha tragado aire y por lo tanto no necesita ese eructo. Si por el contrario, al terminar la toma observas que tu bebé se muestra inquieto, incómodo y con problemas para relajarse o dormir, es posible que tenga exceso de gases y es en ese caso donde es necesario ayudarle a eructar.

Trucos para hacer que el bebé eructe

La posición es fundamental en este caso, lo más correcto es colocarte al bebé en posición vertical y pegado a tu pecho. Intentar que el pequeño eructe mientras está tumbado es, además de difícil peligroso, ya que puede provocarse el reflujo y hacer que el bebé vomite. Tampoco es aconsejable que el pequeño esté sentado mientras intentas hacerle eructar, ya que en esa posición es prácticamente imposible expulsar los gases.

Al colocarte el bebé, procura que su estómago quede a la altura de tu pecho y menea tu cuerpo con movimientos suaves. De esta forma, el sistema digestivo del bebé se moverá a la vez que te mueves tú y le será más fácil expulsar los gases. Mientras tanto, realiza ligeros masajes en la espalda de tu bebé con la mano, siempre de abajo hacia arriba para favorecer la expulsión.

Llanto de un recién nacido

Si este truco no resulta efectivo, prueba a colocarte al pequeño sentado sobre tus rodillas, inclinando su cuerpo ligeramente hacia delante sobre tu mano. Con la mano que te queda libre, realiza pequeños y suaves golpecitos sobre la espalda del bebé.

Los bebés con más dificultades para eructar necesitarán ayuda extra, para ello, puedes sentarlo sobre tus rodillas sujetándole por las axilas. Mueve las piernas de forma que el pequeño vaya pegando pequeños saltitos. De esta forma, expulsará todos los gases. Eso sí, este truco no está recomendado para bebés menores de 3 meses ya que es necesario que el pequeño pueda mantener la espalda recta por sí mismo.

Estos trucos son eficaces en la mayoría de los casos, por lo qué si después de probar los diferentes trucos tu hijo sigue sin eructar y muestra síntomas de malestar, debes acudir al pediatra para que éste pueda valorar la situación. Los problemas digestivos son muy frecuentes en bebés y producen mucho malestar. Antes de probar remedios caseros como infusiones y trucos similares, consulta con el médico para asegurarte de cuál es la mejor opción y la más adecuada para tu bebé.



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