Todos los padres hemos pasado por nuestra etapa de adolescencia y no forzamos la atención muchas veces en comprender cómo es el mundo de nuestro hijo ya adulto. Sabemos que en esta fase los niños dejan la adolescencia, pero siguen inmersos en ese mundo por descubrir y se sientan desbordados emocionalmente.
Seguramente tu hijo exprese sus rabietas con la retirada de su palabra, o lo mismo son los padres que por no afrontar estrés o ansiedad deciden tomar la misma iniciativa y ven necesario un distanciamiento y cortar una relación de convivencia. En cualquiera de los casos el amor y afecto están presentes porque siempre formaron una familia y la posibilidad de acercamiento sopesa por alguna de las partes.
Mi hijo adulto no me habla ¿Por qué ocurre?
La etapa del hijo adulto puede ser similar a la de la adolescencia. Muchos chicos y chicas siguen con el gran desafío de la búsqueda de su propia identidad y los padres en este caso se sientan desplazados. Desde los 10 a los 13 años la distancia es casi total con los padres y sólo tienen un interés crucial con sus amistades.
Desde los 14 a 16 años hay un mayor acercamiento, pero quizás es la fase de mayor conflicto con los padres. Entre los 17 y 19 años aumenta el acercamiento emocional con la familia. Es clave tener un contacto total y no parcial pero se pueden sentir incomprendidos en una sociedad dónde incluso sus padres no los entienden. Es aquí dónde ellos activan su bloqueo mental y se defienden de un profundo dolor dónde radica en rebeldía y pequeñas peleas.
Los padres deberían tomar la primera decisión de contacto
Sin importar la edad de tu hijo y por muy crucial que haya sido la discusión, en todo momento no hay que tomárselo como algo personal. Hay que olvidar lo injusto que ha sido el problema y aparca el ego por un momento, así podrás vislumbrar el problema mucho mejor.
Si la intención es volver a establecer el vínculo con tu hijo, deben ser los padres los que deben de iniciar la comunicación. Es la forma de luchar por una relación, valorar todo tu apoyo y amor incondicional. Además ellos son lo que esperan esa reconciliación, ya que valorizan que sus padres los aman.
¿Cómo me comunico con mi hijo?
Si la decisión es firme, seguramente querrás reunirte con tu hijo o hija en persona. Si puede parecer demasiado invasivo siempre puedes utilizar el teléfono, correo electrónico o una carta personal. Revisa las palabras que quieras transmitir y el mensaje conciso, siempre desde tu condolencia y sin reproches: “me gustaría mucho que nos reunamos, ¿podrías buscar un rato?” “Avísame cuando puedas quedar conmigo, quiero saber lo que piensas y cómo te sientes”.
Si todavía tienes contacto directo con tu hijo es más fácil averiguar por qué tu hijo no te habla y de forma más rápida. Siempre hay que medir las palabras que se van a transmitir, si es tu hijo quién ha iniciado una discusión por capricho has de mantener la postura y hacer ver que ha sido un control de la situación, que así no va a funcionar.
Acude a tu hijo y pregúntale por qué no quiere hablar: “Sé que no quieres hablarme en estos momentos y me gustaría saber qué es lo que ha pasado. ¿Podrías decírmelo, por favor?”. En muchas de las situaciones no se obtiene a la primera una respuesta inmediata, siempre puedes optar con la comunicación a través de la ayuda de otro familiar o amigo para averiguar qué ha pasado, o para que pueda transmitir tu preocupación.
En otros casos quizás no se obtenga ninguna respuesta ni averigües qué es lo que ha pasado. No obstante, eso no es motivo para dejar todo atrás y seguir con el intento, pero sin invadir el espacio personal del tu hijo. No obstante, si esta situación es reiterante habrá que evaluar y solucionar la situación que siempre detona los mismos momentos. Si necesitas tener mucha más comunicación con tu hijo puedes consultar nuestros consejos de «cómo influenciar de forma positiva a tu hijo adolescente».