El estreñimiento es un problema muy frecuente en niños, aunque en la mayoría de los casos se trata de algo leve que se puede solucionar con un cambio de hábitos. Si tu hijo tiene deposiciones espaciadas en el tiempo y cuando lo hace, las heces son secas o muy compactas, se puede considerar que está estreñido.
Para ayudar a tu hijo a mejorar su tránsito y realizar sus deposiciones regularmente, puedes introducir algunos cambios en su alimentación. Enseguida te contamos cómo puedes ayudar a tu hijo que está estreñido, pero si se trata de algo muy habitual, es aconsejable que consultes con su pediatra. El estreñimiento puede convertirse en un problema crónico y es importante controlarlo a tiempo.
Estreñimiento en niños
A menudo los niños tienen dificultad para expresar temores o explicar que tienen ciertas molestias. Esto se debe a que principalmente no entienden qué les pasa, algo muy habitual en niños pequeños. El estreñimiento puede ser difícil de entender para los pequeños, que no son conscientes de lo importante que es evacuar cada día. Cuando no hacen sus deposiciones de forma regular, pueden sentir dolor de barriga e incomodidad, entre otros.
El niño puede mostrar temor a la hora de ir al baño, por el miedo a sentir dolor cuando tenga que expulsar. Esto solo puede ocurrir si ya ha tenido estreñimiento en otras ocasiones, lo que es una clara señal de que es necesario introducir algunos cambios. Si ves que tu hijo cruza los brazos sobre el estómago, aprieta los glúteos para intentar retener las ganas o se retuerce, son claras señales de que está estreñido.
Síntomas
En ocasiones se introducen cambios en la alimentación que pueden causar un trastorno digestivo. Algo que ocurre con frecuencia en verano, cuando cambian las rutinas y la dieta habitual. Con estos cambios pueden surgir trastornos digestivos, aunque suele ser algo temporal. Pero un estreñimiento ocasional puede convertirse en algo crónico y doloroso.
Si tu hijo está estreñido y presenta alguno de los siguientes síntomas, es aconsejable que consultes con su pediatra.
- El niño hace caca menos de 3 veces a la semana.
- Cuando lo hace, las heces son duras, secas y le cuesta expulsarlas.
- Le duele la barriga y no tiene apetito.
- Se queja de dolor cuando tiene que evacuar.
- Observas restos de heces pastosas o líquidas en la ropa interior de tu hijo. Esto a menudo puede llevar a confusión, ya que puede parecer que ha tenido un escape. Sin embargo, lo que indica es que las heces están atascadas en el recto.
- Las heces del niño presentan restos de sangre.
Qué hago si mi hijo está estreñido
A menudo el estreñimiento se puede controlar con algunos cambios en la alimentación. Lo primero es aumentar la ingesta de líquidos, especialmente agua, ya que así las heces se reblandecen y se favorece la expulsión. También debes incluir mayor cantidad de alimentos ricos en fibra en la dieta del niño. Las frutas y las verduras son la mejor opción, ya que además de fibra contienen agua que ayudan a ablandar las heces.
El sedentarismo es un factor de riesgo para el estreñimiento. Moverse y mantener una actividad diaria es esencial para favorecer el movimiento intestinal. Lleva a tu hijo a caminar, hacer ejercicio en el parque o propón juegos al aire libre en los que el niño pueda moverse. Finalmente, si observas que tu hijo pierde el apetito, tiene fiebre, presenta el abdomen hinchado e incluso, ves que parte del intestino sale a través del ano, debes acudir rápidamente al pediatra.
Las consecuencias de un estreñimiento crónico son de diversa gravedad. Cuanto antes se ponga solución al problema, menor será el riesgo de que el niño sufra consecuencias. Si el pediatra determina que el estreñimiento es severo, puede recomendar algún laxante apropiado.
Pero en cualquier caso, es fundamental que el medicamento lo recete el médico y que bajo ningún concepto se utilicen remedios de adultos en los niños.