Mi hijo me maltrata psicológicamente

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La educación de nuestros hijos es una de nuestras responsabilidades como padres. El respeto es la prioridad que se rige dentro de una unidad familiar y cuando existen dualidades pretendemos que no se fuerce la agresividad. Este fenómeno transcurre cuando observamos que nuestro hijo nos maltrata psicológicamente.

Son muchas las familias que a lo largo de estos años han tenido que denunciar a sus hijos por diversos conflictos con agresiones físicas y psicológicas. La denuncia ha estado expuesta cuando ya no ha quedado ninguna salida, siendo de igual impacto de dolor tanto para el hijo como para los padres.

¿Cuándo debemos de considerar un maltrato psicológico?

Es un hecho que está presente en muchos de los hogares y la duda está en cómo considerar un maltrato dependiendo de la procedencia y edad del hijo. No es lo mismo una discusión, un insulto o la contestación de un niño de 4 años, a otro de 8 o 10 años, o de un adolescente de 14 o 16 años. El problema se postula cuando esta situación invade psicológicamente la cabeza de algunos padres y crea un ambiente tóxico y de maltrato.

El descenso de empatía y falta de respeto empieza cuando los niños son pequeños. Un niño lo suficientemente capaz y con una pequeña base de manipulación, ya sentirá la necesidad de retar a sus padres probando su propia autoridad. En este punto es cuando prueban y después esperan a ver qué sucede.

Si los padres no han sido capaces de manejar esta situación es cuando se pueden convertir en niños controladores con sus exigencias. Especialmente lo hacen con las madres y ya no atienden a normas ni límites. En muchos de estos casos incluso se llega a agravar y dónde todo comenzaba con una amenaza psicológica, se convierte finalmente en una agresión física.

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¿Por qué ocurre este maltrato psicológico?

Generalmente son niños que han crecido con ausencia de valores, no han tenido un sentimiento o vinculación emocional con sus padres, ni con el resto de las personas. Se les caracteriza con el “síndrome del emperador” por carecer de conciencia, ya que no pueden percibir las emociones y son insensibles emocionalmente.

Cuando se los quiere educar y hacer aprender de sus errores, por regla general ya no responden de sus capacidades educativas. En la mayoría de los casos suelen ser personas que focalizan su propio ego y lo convierten todo hacia su beneficio, sin importar las necesidades o peticiones de los demás. Por lo general, tienen baja empatía y no van a culpabilizarse de nada.

Haciendo una visualización general son niños o adolescentes que siempre están en conflicto con hermanos, padres e incluso amistades. El apego hacia sus padres ha desaparecido, sin llegar a cuestionarse lo importantes que son.

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Cómo prevenir el maltrato psicológico de nuestro hijo

La base de un problema como éste comienza desde su propio entorno. Hay que educar a los niños desde pequeños a que no usen la violencia y para ello no debemos de usarla, nosotros como padres, hacia ellos. Los padres son los primeros que han de ejemplarizar con el maltrato ya que no son buenos los chantajes o las discusiones en las que terminan con algún azote.


La educación emocional forma parte del tipo de enseñanza que se debe de educar a los niños y ya desde muy pequeños. Todo comienza con la comunicación, con compartir experiencias, preocupaciones, emociones, gustos… De esta forma se están gestionando las emociones de nuestros hijos desde que tienen una corta edad.

No hay que ser complaciente con todos sus deseos, ni asertivos con todo lo que nos piden. También ellos han de saber cómo tienen que ganar sus logros, frustrarse cuando sea necesario y tener autocontrol por sus emociones.

Es un tema complicado de gestionar y dónde los padres debemos de dirigir ese papel de autocontrol. Deben los padres ser los primeros en gestionar las emociones. La inseguridad es la que prima en todo y si nosotros nos desligamos de ello podremos ayudar a nuestros hijos cuando estén desorientados e inseguros. Hay que anteponerse en la comunicación como unidad familiar y hacer que nuestros hijos mejoren su autoestima.


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