Cuando un hijo muestra desinterés hacia uno de los progenitores se convierte en una situación compleja. Una madre muestra un rol muy importante en la relación familiar y se puede convertir en algo muy traumático cuando su hijo no quiere ver a su madre. Los hechos pueden ser muy dispares, dónde habría que analizar la situación, pero suele ocurrir en niños que se encuentran dentro de una ruptura familiar.
El desapego hacia la madre suele ocurrir en niños que ya entran en el canon de niños adolescentes, con un sentimiento de razonamiento y dónde ya pueden concluir algunos de sus sentimientos. Pero cuando no existe motivo aparente y no se encuentra una causa los niños pueden estar siendo víctimas de alienación parental.
La ruptura familiar es una de las principales fuentes de este rechazo
Los casos son muy diversos y dispares. Son muchas las madres que sufren porque su hijo no quiere verlo después de una ruptura con el padre. Los niños se ven afectados con la separación y una convivencia separada. Dependiendo de quien haya tenido más o menos culpa, ellos lo reflejan con el rechazo hacia el padre o la madre, ya que buscan un culpable.
En otro artículo hablábamos del apego incondicional de los niños. Cuando por diversas razones o convivencia continúan con la madre, aparece la “mamitis” y al convivir más tiempo con ella se crea más dependencia. Pero son otros los casos en los que la madre se queda con la autoridad y las prohibiciones están a la orden del día.
En este caso se ha producido una separación entre padres, la madre se ha quedado con la custodia y las normas regidas por un solo miembro familiar puede incomodar a su hijo. El niño se encuentra en un estado de vulnerabilidad y al querer encontrar un culpable lo busca en relación con su madre
En otros casos puede ser lo contrario, los padres mantienen durante una temporada la custodia compartida y establecida con su hijo. Pero al parecer cuando el niño vuelve con la madre no quiere verla y hay que cuestionar si se ha producido una manipulación.
El síndrome de alienación parental
Esta situación ocurre en padres separados, dónde el niño al permanecer en este caso con el padre es influenciado de forma negativa para que no quiera a su madre. Estos casos son muy habituales, dónde el padre infravalora a la madre, con comentarios negativos y a su hijo le llena de caprichos. El niño ante esta situación se siente influenciado en un estado de incertidumbre y lo refleja con su desencanto.
Otras causas que pueden repercutir en el rechazo hacia la madre
Pueden ser muchas las causas de la negativa de un niño en ver a su madre. Habría que analizar los detalles ya que podría la madre estar influenciando al niño de forma negativa y no tenga los mejores valores como progenitora.
Hay niños que incluso se sientan manipulados por el padre y tengan pena por dejarlo solo cuando tienen que volver con la madre. En este caso encontramos a un niño que no quiera ver a su madre porque le asusta que su padre se quede pasándolo mal.
En algunas separaciones se puede observar cómo la madre es la que se marcha de la casa junto a su hijo y entran a vivir en una nueva vivienda. El niño sufre un cambio de su entorno y no consigue adaptarse al nuevo lugar, por lo que prefiere seguir viviendo con su padre.
¿Qué se puede hacer cuando un niño no quiere ver a su madre?
Ante todo, identificar la causa principal y tomar medidas precisas y oportunas. La mejor solución es buscar el apoyo del otro progenitor para que se intente solventar el problema. Si no hay comunicación con la otra persona habrá que buscar apoyo en otros familiares o con la ayuda de un mediador de confianza.
Si existen problemas adicionales con el régimen de visitas habrá que poner esta situación en manos de un abogado. No obstante, los niños adolescentes son los que ya toman iniciativas muchas más importantes, pero no todavía bien reflexionadas y meditadas. En este caso hay que hablar con el niño e intentar mediar y buscar una solución, ya que en este caso existe la figura de una madre preocupada.