Es bastante frecuente de lo que imaginamos que los niños pequeños peguen, muerdan o empujen tanto a otros niños como a mayores. Esto es algo que preocupa mucho a los padres, por que no saben cómo detenerlo y si su hijo es un niño agresivo. “¿Qué puedo hacer si mi hijo pega?”. Es una pregunta constante en estos casos. Ningún padre quiere que su hijo pegue. Hoy os vamos a hablar de por qué tu hijo pega y cómo detener este comportamiento.
¿Cuándo hay que empezar a preocuparse?
Si tu hijo tiene entre 1 y 3 años no es preocupante que pegue, no es un reflejo de cómo será su personalidad. Es algo bastante común. Este comportamiento está relacionado con su frustración para gestionar sus emociones y no saber expresarlo con palabras. Es algo similar a las rabietas que tienen. Su objetivo no es hacer daño sino expresar de alguna forma lo que les pasa, aunque lo haga de forma equivocada. Su lenguaje es muy limitado y no tienen la capacidad para expresar su disconformidad, enfado, ira o frustración. Al igual que con las rabietas, este comportamiento disminuye de frecuencia aunque tampoco debemos quedarnos de brazos cruzados esperando que pasen. Debemos actuar igual.
Es a partir de los 3 años cuando su comportamiento es intencionado y su objetivo ya si sería hacer daño a los demás. Aquí ya hay que empezar a preocuparse.
¿Qué podemos hacer para detener este comportamiento?
Si vemos que nuestro hijo pega a otro niño, lo primero que tenemos que hacer es separarles. Lo llevaremos a otro sitio para que vean las consecuencias de sus acciones.
Lo segundo es hacerle saber al niño que eso está mal y que no aprobamos esa conducta. Evita ponerle etiquetas como “eres malo”, “si haces eso nadie te va a querer” y frases por el estilo. Esto solo hace que este comportamiento siga al creerse lo que le dices. Debemos decirles de forma firme, tranquila y cariñosa, que eso no está bien. Debemos adecuar nuestro diálogo a su edad, para que nos comprendan. Podemos decirle algo así “Si pegas a otros niños tenemos que irnos a otro sitio para que no les hagas daño. A los demás no les gusta que les peguen”.
Después podemos intentar comprenderles. Fue una reacción a algo que ha ocurrido. “Entiendo que estés enfadado, tu querías también jugar con ese juguete. Pero no debes pegar para conseguirlo, tienes que esperar a que el niño termine de jugar con él. Entonces podrás jugar con el juguete.”
Puede que acepte jugar en ese otro sitio o que insista en volver a jugar donde estaba. Si es el segundo caso, le daremos otra oportunidad, recordándole que si vuelve a pegar tendrán que irse de nuevo. Si vuelve a hacerlo, será mejor irse de nuevo a otro sitio o volver a casa, pero no como un castigo. Explícale que tenéis que iros como cuando se hace tarde o está lloviendo. Si se pone triste puedes abrazarle para calmarle. Si consigue jugar de nuevo con el niño de forma pacífica, felicítale. Dile lo bien que está solucionando las cosas sin resolverlas pegando.
Eres un modelo para tu hijo
Recuerda que eres el modelo a seguir de tu hijo. Si ve agresividad en tu respuesta aunque le digas que no se puede pegar se quedará con ese mensaje. Debemos ser firmes pero con ternura, para no contradecirnos con nuestras palabras y acciones. Nada de pegarles ni de castigarles, o entenderán el mensaje contrario.
Si es al contrario, y es a tu hijo a quien pegan puedes consolar a tu hijo y explicarle lo que ha pasado quitándole importancia. “El niño quería tu juguete y por eso se puso nervioso”.
Por que recuerda… pegar es una conducta habitual, sobre todo en niños pequeños, pero no debemos mirar hacia otro lado. Es nuestra responsabilidad darles las herramientas para que puedan gestionar sus emociones de forma adecuada.