Hoy como Día Europeo contra la Obesidad queremos hacer hincapié en que el exceso de peso no es un problema estético del que haya tomar remedio a tal efecto, sino de cuando ese problema de peso puede llegar a repercutir en enfermedades crónicas. El problema se puede asociar también en niños, sobre todo en madres que observan cuando su hijo tiene que bajar de peso.
La obesidad es un factor que está tomando importancia, ya que cada vez son más los niños con este pequeño problema. No es fácil darnos cuenta cuando hay que observar si tu hijo tiene sobrepeso, ya que cada niño crece de manera diferente y creemos que puede llegar a ser pasajero. Sí que es verdad que la grasa corporal cambia con las etapas de crecimiento entre niños y niñas, pero podemos comenzar a atender cuándo podemos ayudar a que no se exceda.
Evalúa si tu hijo tiene sobrepeso
Hay que valorar cuando tu hijo tiene obesidad, sobrepeso o exceso de grasa corporal. Eso se determina con la altura y la edad, haciendo un cálculo matemático. No porque tu hijo pese más que la media del resto de los niños de su edad ya vaya a tener sobrepeso, sino que también tienen que ver otros factores.
Para salir de dudas podemos averiguar su IMC. Debemos de dividir el peso en kilos entre la altura en metros cuadrados y para poder saber el dato preciso podemos meter los datos en este enlace dónde te determinará el resultado.
Si su IMC es de 18,5 tiene delgadez; cuando su IMC es de 18,5 a 24,9 su peso es normal; si su IMC está entre 25 y 26,9 tiene sobrepeso; o si su IMC está por encima de 27 tiene obesidad. Si tu hijo tiene un IMC alto con sobrepeso y obesidad y tiene que bajar de peso, aquí puedes consultar cuánto debería de pesar para alcanzar su peso ideal.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a bajar de peso?
Hay que crear una serie de hábitos saludables y modificar su estilo de vida. Hay padres que recurren a la consulta de su doctor para organizar un cambio saludable y necesario para su dieta. Por otro lado, los padres podemos ayudar mucho con una serie de consejos:
- Dentro de estos hábitos está en que no exista el sedentarismo. Muchos niños están apegados a los aparatos electrónicos y la televisión, dónde debemos de limitarlo a dos horas al día como máximo. Hay que motivarlos a que se muevan mucho más, a que hagan algún deporte o llevarlos al parque para que jueguen con sus amigos. Lo ideal es que hagan hasta 60 minutos de ejercicio diario.
- El papel de los padres es fundamental para que tenga una alimentación correcta. Hay que comenzar comiendo de una manera saludable eliminando principalmente todos aquellos alimentos ricos en grasas, sobre todo las hidrogenadas y los que contengan azúcares.
- Hay que incorporar alimentos ricos en fibras para que puedan mejorar su tránsito intestinal y se sacie con más facilidad, así se reducirá el hambre en las horas posteriores. Los alimentos recomendados son las frutas y verduras, legumbres y cualquier hidrato de carbono dónde puedan ser integrales.
- Los lácteos es un alimento muy nutritivo y muchos padres omiten sus grasas por aquellos que son desnatados. En principio no hace falta sustituirlo a no ser que lo indique un nutricionista. Pero sí debe ser administrado por las raciones necesarias a lo largo del día y mezclarlo con alimentos muy saludables.
- Dentro de estos buenos hábitos saludables también hay que programar un horario de sueño regular. Debe de dormir las horas que necesite y tenga un buen descanso. El estrés, la agitación o el cansancio puede hacer que su cuerpo le pida comer y tenga ansiedad por necesitarlo cuando no es necesario.
Entre cualquiera de estos consejos hay que quedarse en no quitar de su alimentación alimentos que pueden ayudar a un correcto crecimiento, ya que un niño debe de comer prácticamente de todo para poder crecer sin problemas. Sí que es primordial intentar hacer que el niño pueda moverse mucho más con algún deporte o actividad que le agrade.