Modos prácticos y diarios de enseñar a los niños a ser solidarios

Familia ayuda a otra con menos recursos.

Los niños no solo copian de lo que ven, también necesitan sentirse parte de la sociedad y saber qué es lo que les pasa a personas menos afortunadas.

Uno de los valores que cualquier padre desea inculcar a sus hijos, es la solidaridad. Los niños actúan ante lo que ven, con lo que se deduce que los mejores instructores son quienes conviven diariamente con ellos. A continuación, y dado el día internacional de la solidaridad, vamos a destacar prácticos modos con los que se puede enseñar a los niños a ser solidarios.

Educar en valores

Los valores, como la solidaridad, se expresan de muchas formas en la vida cotidiana: con campañas de navidad, en ONGs, con vecinos que pasan una situación económica o emocional complicada, familiares enfermos… Si el niño ve como los padres ayudan, y se ayudan entre sí, cooperan juntos en diferentes actividades y se ponen de acuerdo en aspectos cotidianos, le será más fácil reconocer lo correcto y hacerlo también. Al niño se le pueden explicar historias de personas que pasan una mala situación, hablarles de gente que practica la mendicidad, de personas que se quedan sin hogar por injusticias… Seguramente será él quien se interese y quiera saber más.

No solo ayudar en casa, los niños pueden detectar quienes son solidarios, como se participa en campañas de ayuda a niños con menos posibilidades, a familias sin recursos… Ayudar a amigos, o a familiares cuando lo necesitan, serán puntos que tendrán en cuenta, y que con los días verán habituales y correctos. Los valores como la solidaridad no se enseñan con un libro en la mano, se explican, se ejercen a diario para que hagan mella en los niños y les convenzan. Eso es mantenerle en la realidad y hacerle partícipe, incluso hacerle importante en determinadas decisiones consideradas más de adultos.

Ser niños solidarios

Imagen de la unión y solidaridad de niños.

La implicación de los padres se centra en hacer saber al niño, que la gran recompensa de actuar en beneficio de otros, en ser solidarios, es el sentimiento posterior.

Los primeros maestros son los padres. Ellos deben fomentar en los niños sentimientos de compasión, ayuda, empatía, generosidad, solidaridad, perdón… Los pequeños viven en un entorno social, y desde bien pequeños deben entender que forman parte de una comunidad, de diversos círculos que se van agrandando. El niño se encuentra en su hogar con sus padres, en el colegio o guardería y en el complejo de la sociedad. No es un individuo apartado, con lo que debe saber convivir, y con ello, sentir por otros y pensar en otros.

La implicación de los padres se centra en hacer saber al niño, que la gran recompensa de actuar en beneficio de otros, en ser solidarios, es el sentimiento posterior. Ayudar da felicidad, y ver cómo otro gana por tu colaboración es un premio. Se les puede explicar que tanto en el hogar como en casa su ayuda es necesaria, y hablarle de estos temas con seriedad y sin tapujos. Los padres pueden necesitar su colaboración, los compañeros de clase pueden no entender algo o querer algún juguete, y ellos tienen la posibilidad de corresponderles con un gesto de solidaridad. Este gesto en su día les será devuelto.


Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

  1. Responsable de los datos: Miguel Ángel Gatón
  2. Finalidad de los datos: Controlar el SPAM, gestión de comentarios.
  3. Legitimación: Tu consentimiento
  4. Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  5. Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en Occentus Networks (UE)
  6. Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.