Nicolaigarden: la educación sin estereotipos de género es diversa

Nicolaigarden

En un lejano país llamado Suecia, existe una escuela infantil (jardín de infancia, si lo preferís) llamada Nicolaigarden, que se ha convertido en un ejemplo de neutralidad en términos de género. Y como las distancias no lo son tanto en Internet, voy a dejarme de cuentos, y os voy a contar un poco más sobre qué significa esta estrategia pedagógica, y también os deleitaré con algunas de las características que hacen de estos centros educativos (5 en todo el país) lugares únicos.

Hemos hablado en otras ocasiones sobre los estereotipos de género (aquí una reflexión sobre su posible repercusión en la violencia de género), por eso no me voy a extender en su definición; aunque sí que quiero recordar que al hablar de ellos, nos referimos a ‘una construcción social de las diferencias biológicas que hombres y mujeres presentan’. Se les presupone la promoción de sexismo, porque limitan las capacidades en función del sexo. Cualquier persona con funciones educativas debería tener claro que la construcción social del género no es equiparable a la biología. La escuela puede reproducir o no modelos de masculinidad y feminidad (sería deseable que no lo hiciera) existentes en la sociedad; y tanto en el ámbito escolar como doméstico es aún una asignatura pendiente.

Una publicación de la Agencia SINC, se hizo eco hace 6 años de un estudio basado en la red Eurydice: un comunicado de la Comisión Europea afirmaba que ‘el objetivo principal es romper los roles y estereotipos tradicionales’. El trabajo se llamaba “Diferencias de género en el rendimiento escolar”. El informe no hizo más que confirmar la realidad percibida: las estrategias para evitar estereotipos de género en la elección de carrera, y otras iniciativas destinadas a romperlos, son inexistentes; y eso que las diferencias actuales son más complejas porque aunque el abandono afecta más a los varones, son estos los que mayoritariamente dirigen las instituciones. Se señala también desde el documento, la inexistencia de formación a las familias para que promuevan la igualdad.

Si quieres encontrar la neutralidad de género como pedagogía, busca en Suecia.

El modelo de Nicolaigarden es reseñado periódicamente en medios de información de todo el mundo; pero dejadme antes de continuar, extenderme aunque solo sea un poco, en esto de ‘la neutralidad de género’. Es un fenómeno que en Suecia despierta mucha atención, y se traduce en la aplicación de la “genuspedagogik” (pedagogía de género). Encontramos aquí que ‘la idea básica es eliminar la observación de alumnas y alumnos en función de su género, así como las expectativas de docentes que pudieran estar condicionadas por esto”.

El proyecto mencionado arroja dos conclusiones principales:

  • Si se elimina la heteronormatividad, se favorece libertad de actuar no conforme al sexo, sino según las propias decisiones.
  • La neutralidad de género, presenta un inconveniente importante: niñas y niños cuando salen de la escuela, se encuentran con la realidad de un entorno aún regido por normas de género.

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Nicolaigarden: diversidad para una educación despojada de roles de género.

Las diferencias son la fortaleza: en la fachada ondean banderas de los países de origen de sus alumnos, el equipo de profesores es sorprendentemente heterogéneo en origen, religión, orientación sexual… todas y todos llevan un chaleco rosa (color que distingue a la institución). Su directora afirma que no es más que un esfuerzo por trabajar democráticamente.

Un éxito basado en:

  • Los niños son lo que desean ser:
  • Los juguetes no están distribuidos por rincones, sino mezclados.
  • Los chicos no son los dueños del patio, mientras las niñas cuchichean por los rincones: todos y todas tienen el mismo derecho a ejercer el centro del recinto de recreo.
  • No se condiciona el género social: no se impide a un niño jugar con una muñeca, tampoco con un coche..
  • Los conflictos se gestionan sin violencia.
  • Las emociones se expresan y se comunican.
  • Los cuentos que se leen tienen como protagonistas a personas normales; y las historias tradicionales forman parte de una biblioteca de libros antiguos. Así se entiende que la sociedad evoluciona.
  • El pronombre ‘hen’ reemplaza a ‘hon’ (ella) y ‘él’ (han) en ocasiones

Y si los peques de Nocolaigarden no leen cuentos sexistas sobre reinos imaginarios y princesas que sucumben al amor romántico, en Madres Hoy nos gustaría ser parte de ese cambio social que destierre los estereotipos de género para que la escuela al reproducir los modelos sociales, muestre a los niños y a las niñas, que pueden ser lo que se propongan.


El ogro (con perdón de los ogros) de esta historia, es que en nuestro país, nos encontramos inmersos en un sistema social que no solo ha provocado una gran brecha salarial, sino que obliga a las mujeres a escoger drásticamente entre carrera profesional y vida familiar, debido a la inexistencia de conciliación real (no como en Suecia – por cierto – y digo esto un día después del programa de Salvados que hoy está en boca de todos); y eso lo perciben las niñas y los niños.


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